Tras bambalinas de La Bohème
Hoy inicia la serie de presentaciones de esta ópera de Giacomo Puccini, pero en esta ocasión las voces jóvenes y los atractivos visuales digitales serán un plus para los asistentes
Un trabajo titánico se lleva a cabo desde hace ocho meses al interior del Teatro del Bicentenario Roberto Plasencia Saldaña donde se están ultimando detalles para la ópera original número 16 del recinto, nada menos que La Bohème de Giacomo Puccini que se estrenará esta noche y que tendrá otras dos funciones el 24 y 26 de junio.
Si bien una versión de esta ópera, quizá la más famosa del sucesor de Giuseppe Verdi, ya se había presentado hace alrededor de siete años en este recinto leonés, esta vez se trata de una producción propia con vestuario y escenografía original.
Al respecto, Jaime Ruiz Lobera, director del Teatro del Bicentenario Roberto Plasencia Saldaña, en entrevista informó que la idea de realizar esta obra fue durante el montaje de la ópera pasada, Don Giovanni.
“Armando Piña, quien actúa como Don Giovanni, trajo a sus alumnos para que fueran covers y en ese momento vimos muchas voces muy valiosas y nos empezó a surgir la idea de hacer una Bohème juvenil, un poco más fresca en el sentido de darles plataforma a los jóvenes guanajuatenses”, señaló.
Elenco
La puesta en escena cuenta con más de 140 artistas en escena entre un elenco de jóvenes cantantes, en su mayoría guanajuatenses, el coro de adultos del teatro y el de niños de Valle de Señora, dirigidos por el maestro Jaime Castro. La música estará a cargo de la OSUG bajo la batuta del aclamado Roberto Beltrán-Zavala.
Como protagonistas participarán el tenor Alejandro Luévanos, como Rodolfo; en el papel de la cándida Mimì, las sopranos Marcela Chacón (en la función del 24) y Fernanda Allande (El 22 y 25); mientras que Musetta será interpretada por la soprano Carolina Herrera; a Marcello le dará vida el barítono Eduardo Martínez.
El elenco lo completan el bajo barítono Juan Carlos Villalobos, como Colline; el barítono Daniel Pérez Urquieta, como Schaunard; y el bajo cantante Alberto Watty como Benoît y Alcindoro.
Comúnmente se suele optar por cantantes de más edad para La Bohème, por la madurez de sus voces. Pero esta vez se apostó por jóvenes talentos.
Vestuario, maquillaje y peinado
Al estar situada en un barrio latino de París de 1830, el vestuario es de época, pero no por ello fastuoso; pues al tratarse de jóvenes pobres, aspirantes a artistas, bohemios al fin, sus atuendos son un tanto desaliñados. Libertad Mardel, es la diseñadora responsable de la guardarropía de los protagonistas.
Al respecto, Cristina Castañeda, coordinadora de vestuario, señaló que los protagonistas llevan un vestuario “medio desparpajado, como si hubiesen agarrado lo primero que se encontraron o para lo que les alcanzó”; no obstante, lleva varios días de trabajo detrás pues se tuvo que trabajar en texturizar las telas para que tengan un aspecto de roto o sucio que se requiere.
Una de las prendas protagonistas de esta historia es la cofiata (una especie de sombrero) rosa de Mimí, por lo que no fue tarea fácil elegir este artículo que es de una tonalidad entre rosa y rojo que destaca ante el atuendo azul grisáceo de la costurera.
Escenografía y utilería
El maestro Ruiz Lobera indicó que, a diferencia del dispositivo escénico de La Bohème presentada hace algunos años con Ramón Vargas basada aún en bastidores de madera y tela muy al estilo de los años 70 a 90, en esta propuesta se apostó por lo digital.
La escenografía e iluminación de esta puesta en escena es diseño de Philippe Amand. Incluirá video mapping que, junto con el juego de luces, buscan reforzar esa atmósfera nostálgica y bohemia del libreto. Además de que dará cuenta del proceso de construcción de la emblemática Torre Eiffel en contraste con el deterioro de la salud de Mimi. Así como éste, el montaje está lleno de figuras poéticas para conquistar hasta las pupilas más exigentes.
“Queremos actualizar la vida de los bohemios cantada por jóvenes para jóvenes que viven tanto con sus dispositivos, (incorporando) proyecciones y las nuevas tecnologías de una forma muy natural al género operístico. Lo que queremos es demostrar que la ópera te atrapa y pueden venir jóvenes de 20 años a disfrutarla”.
Un dato digno de destacar es que el piso del escenario tiene una inclinación de 35 grados para dar un efecto de profundidad de campo a la escena. Un reto no menor para los artistas quienes se han tenido que adecuar a la inclinación del piso para que no sea perceptible por los espectadores.
Un arduo trabajo también de Jorge Arturo Vargas Cortez, director de escena y de Ricardo Leal, encargado de diseño de movimiento escénico para coordinar a los 140 artistas que en múltiples apariciones convergen en escena.
Victoria Dorado, encargada del área de utilería, detalló que La Bohème es una obra “particularmente complicada por la gran cantidad de elementos que necesita; sobre todo en la escena del mercado en donde aparecen varios vendedores de flores, dulces, frutas y juguetes”.
En un recorrido especial tras bambalinas, Periódico AM tuvo acceso literalmente hasta los camerinos para llevar hasta nuestros lectores todo lo que hay detrás de un proyecto de esta magnitud en el que se han invertido alrededor de 4 millones de pesos.