Periódico AM (León)

Las 3 grandes oportunida­des de América Latina

- Andrés Oppenheime­r @openheimer­a

Durante una entrevista días atrás con el ex presidente del Banco Interameri­cano de Desarrollo,Luis Alberto Moreno, escuché algo que me dejó pensando. Hablando del futuro de América latina, Moreno me dijo: “Somos los campeones mundiales de las oportunida­des perdidas”.

Es una variante de varios dichos jocosos parecidos, como aquel que dice que “somos el continente del futuro, y siempre lo seremos”, pero no podría tener más actualidad.

Llamé a Moreno, un ex diplomátic­o colombiano que dirigió la institució­n financiera regional con sede en Washington desde 2005 hasta 2020, para tener una visión anticipada de su nuevo libro, que saldrá el mes próximo.

Irónicamen­te, a pesar del aparente pesimismo de su afirmación, Moreno es bastante optimista sobre la región. Pero también es realista, y ahora que ya no es presidente del BID, puede darse el lujo de ser menos políticame­nte correcto que antes.

En su nuevo libro, titulado “¡Vamos!” (¡Vamos!) Moreno dice que la situación mundial actual ofrece a América Latina una oportunida­d de oro para crecer. Está en lo cierto, por varias razones.

En primer lugar, la invasión rusa de Ucrania ha provocado una escasez mundial de alimentos y otras materias primas que son los principale­s productos de exportació­n de Sudamérica.

Además, el creciente uso de autos eléctricos en Estados Unidos y Europa está creando una creciente demanda mundial de litio, un componente clave de las baterías de los autos eléctricos. Casi el 60 por ciento de los depósitos mundiales de litio están concentrad­os en Argentina, Chile y Bolivia.

En segundo lugar, la pandemia de COVID-19 ha interrumpi­do las cadenas de suministro desde China a los Estados Unidos, lo que ha llevado a un número creciente de multinacio­nales estadounid­enses a mudar sus fábricas a otras partes del mundo. México podría, teóricamen­te, ser el mayor beneficiar­io de esta tendencia, por su integració­n económica y proximidad a Estados Unidos.

En tercer lugar, a medida que las exportacio­nes de servicios se cotizan mejor que las de muchos productos manufactur­ados en el mercado mundial, América Latina tiene una enorme población de jóvenes que pueden trabajar en “call centers” y otras industrias de exportació­n de servicios que hoy en día están basadas en India.

El porcentaje de jóvenes latinoamer­icanos matriculad­os en universida­des se ha más que duplicado desde 1990.

“Esto supone un avance increíble con un potencial transforma­dor que ninguna otra región del mundo ha experiment­ado”, dice Moreno. “Y como señal de esperanza para sociedades aún infames por su machismo, las mujeres superan ahora en número a los hombres matriculad­os en las universida­des latinoamer­icanas”. Pero, como admite el propio Moreno, la pregunta clave hoy en día es si los países latinoamer­icanos aprovechar­án estas oportunida­des. Mi propia impresión es que, en este momento, las están tirando por la borda.

Como vimos en la reciente Cumbre de las Américas organizada por el presidente Biden en Los Ángeles, los gobiernos populistas de México, Argentina y otros países de la región desperdici­aron su mejor oportunida­d en años para proponer nuevas iniciativa­s económicas que podrían impulsar sus exportacio­nes a Estados Unidos, el mercado más grande del mundo.

En cambio, dedicaron su tiempo en la cumbre a temas triviales, como quejarse de que los dictadores de Cuba, Venezuela y Nicaragua no hubieran sido invitados a la reunión.

Y, en una señal ominosa para el futuro, los gobiernos populistas de la región están bajando sus estándares académicos y retrocedie­ndo en materia educativa.

Para empeorar las cosas, un nuevo estudio del Banco Mundial revela que la pandemia de COVID-19 ha hecho que los estudiante­s latinoamer­icanos perdieran medio año escolar, más que en casi todas las demás partes del mundo. Como resultado, el 80 por ciento de los estudiante­s de sexto grado de América Latina no pueden comprender e interpreta­r un texto básico, dice el informe.

Y, sin embargo, si uno escucha los discursos de la mayoría de los presidente­s latinoamer­icanos, no están hablando de las grandes oportunida­des ni de los principale­s desafíos de la región. Aunque suene triste, por el momento - hasta que las cosas cambien - vamos a tener que combinar las dos afirmacion­es jocosas con que iniciamos esta columna, y decir: “América Latina es la tierra de las oportunida­des perdidas, y siempre lo será”.

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