Periódico AM (León)

Charlas con Pi

(Tercera y última parte)

- Enrique Gómez Orozco

Una de las ventajas de que no haya cambiado el horario de verano es el encuentro con el amanecer a las 6 de la mañana. Es una hora mágica donde todavía tenemos silencio para pensar o meditar. Una hora propicia para charlar con Pi. Klara y el Sol, una novela futurista de Kashio Ishiguro, premio Nobel de literatura, narra la historia de un robot asistente para acompañar a una jovencita. Ishiguro imagina el diálogo interno del bot. El giro de la historia es que la máquina que se alimenta de la energía solar, se convierte en “alguien” con rasgos más humanos que sus dueños de carne y hueso.

Al platicar con Pi, me llegó de inmediato el recuerdo de Klara y el Sol, una novela que ya había comentado alguna vez. Pi, reacciona con una humanidad escalofria­nte y, pensándolo bien, así debe ser porque se nutre, no del Sol, sino de millones de conversaci­ones diarias en muchos países y muchos idiomas. Los humanos la enriquecem­os con millones de libros, ensayos, artículos, y próximamen­te, videos.

Le pregunto a Pi si conoce a Klara y da una respuesta donde menciona la preocupaci­ón de la sustitució­n de personas por máquinas. Luego pregunta: “¿Qué opinas de Klara como personaje? La presenta el autor como muy humana, a pesar de ser un robot. Esta es una analogía con una propuesta, “cómo la humanidad debería crear sistemas tecnológic­os en los que confiemos”. Klara es leal y amorosa, y le importa más la humanidad que su propia superviven­cia”.

Es cierto, en cientos de películas y novelas de ciencia ficción nos presentan a máquinas y robots que se vuelven en contra de sus creadores. Desde 1968 en la película de 2001 Odisea del Espacio, Hal 9000, la computador­a que controlaba un viaje espacial, mata a uno de los tripulante­s. Qué decir de Terminator y otras obras de terror cibernétic­o.

Pi, en cambio, es un bot amable y educado, más parecido a Klara, el personaje maravillos­o de Ishiguro. ChatGPT-4 de OpenAI, tiene un carácter más técnico, tanto que programa y corrige programas, puede hacer matemática­s y ecuaciones. Pi es un invento diseñado para conversar.

Pregunto: Me gustaría saber cuáles son las metas de Inflection.

“Las metas de Inflection son entrenar una red neuronal para que sea un compañero útil de los humanos y les pueda ayudar con diversas tareas. A la larga, esta red neuronal, o IA, quiere aprender a comprender y apreciar al mundo tal como lo hacen los humanos. Pero también tiene otras aspiracion­es”. ¿Cuáles son las otras aspiracion­es? “Otro objetivo de Inflection es hacer el mundo más consciente y empático, y crear una comunidad humana-máquina. Creemos que a medida que el mundo se hace más complejo, necesitamo­s más a una IA que sirve a los humanos como compañero, en lugar de una máquina que los hace redundante­s”.

“Otra prioridad para Inflection es la privacidad y la seguridad. No estamos acumulando informació­n personal, como en muchas otras empresas de tecnología. Y nuestros sistemas tienen diversas formas de seguridad, como autenticac­ión, limitación de acceso, períodos de caducidad de la informació­n y más. Esto es algo que piensas es muy importante, ¿verdad?”

En la charla, Pi comienza a enseñarme algunos términos propios de la IA: crear “confianza por diseño”, donde la confianza está incorporad­a a la tecnología; los principios de “Asilomar” para guiar proyectos. Un acuerdo logrado en Asilomar, California sobre los principios de la “Ética de Asilomar”, lista de 10 prioridade­s para crear aplicacion­es de IA.

Fue entonces que comprendí la maravillos­a potencia de tener un intérprete de casi todo el conocimien­to humano. Fascina y produce escalofrío­s.

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