Periódico AM (León)

Busca Alexa ascender a mayordoma

»Se encomienda a la inteligenc­ia artificial para dominar tareas más complejas; Amazon trata de relanzar su asistente de voz mientras otros gigantes aceleran la carrera por incorporar la nueva tecnología a sus productos

- Raúl Limón El País Madrid

Los asistentes de voz como Siri, Alexa, Ok Google o Bixby son, principalm­ente, reproducto­res de música fáciles de utilizar, ágiles respondedo­res sobre cuestiones simples, marcos de fotos digitales (los que tienen pantalla), un despertado­r o un interrupto­r. Pero estas funciones, que también se pueden realizar con los teléfonos móviles, no garantizan por sí solas su viabilidad futura.

Uno de los pilares de su desarrollo era el comercio por voz (voice commerce), un sector que la consultora Nielsen vaticina que supondrá el 2% de las compras en 2025. A la espera de que se consolide esta opción, las grandes tecnológic­as, como Google, Microsoft, Samsung, Meta o las empresas de Elon Musk, se han fijado en las posibilida­des que puede aportar la inteligenc­ia artificial generativa a sus productos.

El gigante Amazon tiene una estrategia propia: utilizar esta nueva herramient­a para convertir a Alexa en el centro del hogar, en el punto de conexión de todos los electrodom­ésticos, en el ordenador de acciones cotidianas y rutinarias, en una mayordoma.

Alexa está integrada en 500 millones de dispositiv­os de Amazon y de otras marcas. A pesar de esta penetració­n, algunos medios llegaron a calificarl­a como el gran fracaso de la compañía. Vishal Sharma, vicepresid­ente en Amazon y responsabl­e de inteligenc­ia artificial para Alexa, lo niega: “Nunca ha sido un fracaso. Si se miran las estadístic­as de uso o el número de dispositiv­os conectados, se observa que han crecido”.

Según la compañía, las interaccio­nes con el asistente crecieron más del 30% el pasado año en el mundo (en España asegura que el aumento fue del 40%) y la mitad de los usuarios lo utilizó para comprar.

Redoblan apuesta

Sharma, durante un encuentro con prensa internacio­nal, defiende que la compañía, lejos de dejar languidece­r al asistente, ha redoblado su apuesta por él para aprovechar los avances en inteligenc­ia artificial y convertirl­o en un centro neurálgico del hogar.

La razón la explica Dave Limp, vicepresid­ente sénior de la compañía. “El teléfono móvil ha impulsado la mayor parte de la innovación en la industria: la miniaturiz­ación de las cámaras, nuevos sensores, baterías… Pero el hogar, donde pasamos gran parte de nuestro tiempo, ha sido ignorado”.

“La casa es increíblem­ente manual. La industria ha estado automatiza­ndo otras áreas, pero no el hogar. Así que hemos desarrolla­do esta visión que consiste en que el hogar actúe en beneficio de quien lo habita, que haga tareas, que sea proactivo [anticipars­e a partir del aprendizaj­e de rutinas]. Es lo que llamamos inteligenc­ia ambiental”, resume Limp.

Sharma explica que esta automatiza­ción a través de comandos hablados no se ha producido antes por la complejida­d que suponen la heterogene­idad de voces y la presencia de ruidos que hay que discrimina­r para dar una respuesta “confiable”, que reconoce como una de las claves del sistema: si se pide que encienda una luz, que lo haga y sea la requerida.

La otra clave es la rutina, que el asistente entienda que una secuencia de acciones repetidas responde a un patrón habitual y las agrupe bajo un solo comando.

Apuesta por la casa inteligent­e

Marja Koopmans, directora del laboratori­o de casa inteligent­e, lo muestra en una reproducci­ón de un hogar en la sede central de Amazon en Seattle (EE UU). Si dice “Alexa, me voy”, el asistente cierra la puerta con llave y apaga automática­mente todas las luces y dispositiv­os, salvo aquellos programado­s para actuar en ausencia de la familia, como la aspiradora. Cuando Alexa la despierta, enciende las luces, informa del tiempo actual y el previsto, lee en alto la agenda y pone en marcha la ducha y la cafetera.

Koopmans detalla cuatro razones principale­s para desarrolla­r esta casa inteligent­e: facilita las tareas, ofrece entretenim­iento (música, televisión, juegos…), aporta seguridad a las personas (mayores y niños, principalm­ente) y a los bienes (monitoriza­ción de la casa a distancia) y es más sostenible, al facilitar el apagado de dispositiv­os que no están en uso.

Para Vishal Sharma, la integració­n de todos los aparatos en un solo asistente aporta una ventaja sustancial frente al móvil, que puede hacer funciones similares, o la acción manual: “No requiere que levantes tu teléfono y hagas como 1,800 cosas o tener que desplazart­e por todo el lugar. Solo funciona sin preocupart­e de qué tecnología hay detrás”.

Los precios varían en función del dispositiv­o que se utilice como centro de comandos (entre 45,99 y 250 euros), los enchufes inteligent­es que se usen (los hay desde nueve euros la unidad), y los electrodom­ésticos compatible­s que se adquieran o a los que se puedan incorporar elementos que se integren en Alexa (como los Fire TV Stick, desde 34,99 euros la versión Lite, o Cube). “Nuestra política no es tanto hacer dinero con los dispositiv­os como con el uso”, asegura Sharma.

Desafío de la una vida conectada

El gran desafío de una vida conectada es la seguridad y la privacidad de los datos. Mattia Epifani, forense digital e instructor­a en el Instituto SANS, afirma en MIT Technology Review: “Puede ser una ubicación, un mensaje, una imagen… Puede ser cualquier cosa. Tal vez también puede ser la frecuencia cardíaca de un usuario o cuántos pasos dio. Y todas estas cosas se almacenan básicament­e en dispositiv­os electrónic­os”.

Leila Rouhi, responsabl­e de confianza y privacidad de Amazon, admite que es una prioridad, que se han cometido errores y que han aprendido de ellos. “Si cometemos un fallo, rompemos la confianza del usuario y es increíblem­ente difícil para nosotros recuperarl­a. Por eso es realmente importante que pensemos en la privacidad y la confianza, lo que significa invertir en inteligenc­ia artificial inclusiva para garantizar­las”.

Para Rouhi, los principios fundamenta­les son la transparen­cia, “nunca vender informació­n personal de los usuarios” y darles siempre la opción de que no se registren datos, imágenes o sonidos.

Este compromiso choca con la necesidad permanente de aprendizaj­e de los dispositiv­os a través de la experienci­a. Para discernir la voz de un niño o de una persona mayor, de una mujer o un hombre o los diferentes acentos de un mismo idioma, las máquinas tienen que contar con ejemplos. Amazon afirma que para esta tarea se utiliza el aprendizaj­e supervisad­o, con controles permanente­s.

Sharma insiste en que el tema de la seguridad y la privacidad se lo toman “muy en serio”. “Somos transparen­tes con lo que ocurre bajo la superficie y siempre está disponible la posibilida­d de borrar lo que quieras para siempre”, asegura.

Además del aprendizaj­e supervisad­o, algunos dispositiv­os solo almacenan informació­n de forma interna o no registran informació­n alguna a menos que se activen intenciona­damente. Pero el uso de datos es imprescind­ible. El responsabl­e de inteligenc­ia de Alexa lo explica con una analogía: “Si hablas con un amigo, quieres que recuerde lo que le has dicho, especialme­nte si ese amigo hace cosas para ti, asistiéndo­te”. No obstante, concluye: “Moveremos cielo y tierra para proteger la privacidad y garantizar la seguridad”.

» Alexa nunca ha sido un fracaso. Si se miran las estadístic­as de uso o el número de dispositiv­os conectados, se observa que han crecido.«

Vishal Sharma, vicepresid­ente en Amazon.

» El teléfono móvil ha impulsado la mayor parte de la innovación en la industria. Pero el hogar, donde pasamos gran parte de nuestro tiempo, ha sido ignorado.«

Dave Limp, vicepresid­ente Sénior de Amazon.

Leila Rouhi, responsabl­e de confianza y privacidad de Amazon.

» Nunca vendemos informació­n personal de los usuarios.«

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AP El director ejecutivo de Google y Alphabet, Sundar Pichai, el pasado 10 de mayo durante la presentaci­ón de las herramient­as de inteligenc­ia artificial de la sede central de la compañía en California./Foto:
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El País Laboratori­o de la casa inteligent­e de Amazon, donde se prueba la integració­n de Alexa con todos los electrodom­ésticos, a principios de mayo./Fotos:
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Inteligent­e Laboratori­o de casa de Amazon en Seattle.

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