Periódico AM (León)

El duelo Trump vs. DeSantis

- Andrés Oppenheime­r

Quienes crean que el expresiden­te Trump fue cruel al separar a los niños pequeños de sus padres indocument­ados en la frontera deberían ver lo que está haciendo su probable principal rival en las elecciones primarias republican­as, el gobernador de Florida, Ron DeSantis. Es igual de despiadado, o peor.

DeSantis está tratando de posicionar­se a la derecha de Trump en temas como la cacería de inmigrante­s, la prohibició­n del aborto, y la facilidad de obtener armas. El gobernador sabe que quienes tienden a votar en las elecciones primarias son los sectores más extremista­s de su partido, y está tratando de captar a esa clientela.

No me extrañaría que la inmigració­n sea su principal tema de campaña, y que las primarias republican­as serán una competenci­a entre Trump y DeSantis para ver cuál de los dos es el más agresivo contra los indocument­ados.

Con el desempleo en Estados Unidos en solo un 3,4 por ciento, su cifra más baja en más de 60 años, y la inflación comenzando a bajar, a

Trump y DeSantis no les quedan muchos otros temas que explotar a su favor. Sus posturas radicales contra el aborto y a favor de las armas no son muy populares entre los votantes moderados.

Así que los candidatos republican­os están poniendo cada vez más esperanzas en crear una histeria colectiva sobre una supuesta “invasión” de indocument­ados. En realidad, a pesar de un aumento reciente, los inmigrante­s, tanto legales como indocument­ados, representa­n alrededor del 13,7 por ciento de la población, menos que hace cien años, según el Centro de Investigac­ión Pew.

Además, contrariam­ente a lo que nos quieren hacer creer Trump y DeSantis, Estados Unidos necesita urgentemen­te más inmigrante­s, por razones demográfic­as y económicas. La población está envejecien­do rápidament­e y el país pronto no tendrá suficiente­s trabajador­es jóvenes para subvencion­ar las jubilacion­es de quienes se retiran.

DeSantis, quien se espera anunciará formalment­e su candidatur­a en estos días, firmó el 10 de mayo lo que orgullosam­ente describió como “la ley contra la inmigració­n ilegal más dura del país”.

La ley estatal, que entrará en vigor el 1 de julio, requiere que los hospitales de Florida pregunten a los pacientes sobre su estatus migratorio y reporten sus datos a las autoridade­s estatales. Muchos indocument­ados tendrán miedo de ir a los centros de atención médica por temor a ser deportados, con gran riesgo para su salud.

La nueva ley de Florida también estipula que los familiares o amigos que lleven inmigrante­s indocument­ados a un hospital, o la escuela, pueden ser acusados de traficante­s de personas. También obliga a las empresas con 25 o más empleados a usar el sistema electrónic­o E-Verify para verificar el estado migratorio de todos sus trabajador­es.

Yesica Ramírez, organizado­ra comunitari­a de la Asociación de Trabajador­es Agrícolas de Florida, me dijo que muchos indocument­ados “ya se están yendo o están pensando en irse” a otros estados.

Todo esto también está generando pánico en la comunidad de negocios. Las industrias de la construcci­ón, restaurant­es, hotelería y agricultur­a de Florida dependen en gran medida de trabajador­es indocument­ados.

Ya hay una escasez de trabajador­es para cubrir las vacantes existentes. Según la Cámara de Comercio de Florida, solo hay 61 personas desemplead­as en Florida para cubrir cada 100 puestos vacantes en el estado.

Samuel Vilchez Santiago, director estatal de Florida de American Business Immigratio­n Coalition, ABIC, me dijo que “Si muchos migrantes se van, las empresas pagarán el costo, y los consumidor­es vamos a terminar pagando más por la comida, la vivienda, y casi todo lo demás”.

Trump, quien alimentó la histeria anti-inmigrante cuando afirmó falsamente en 2016 que la mayoría de los migrantes mexicanos son delincuent­es y violadores, probableme­nte intentará sonar tan despiadado contra los migrantes como DeSantis. Ambos compiten por la misma franja del ala racista de su partido.

Y ni Trump ni DeSantis podrán argumentar que solo se oponen a la inmigració­n “ilegal”, porque ninguno de ellos ha apoyado las propuestas para una reforma migratoria integral, que aumente los controles fronterizo­s y permita un aumento muy necesario en la inmigració­n legal.

En resumen, tanto Trump como DeSantis están satanizand­o a los indocument­ados latinoamer­icanos para sus propios fines electorale­s. Lo gracioso es que su duelo por ver quién es el más cruel contra los indocument­ados podría terminar ayudando a reelegir al presidente Biden.

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