Periódico AM (León)

La hora cero

- Enrique Gómez Orozco

El futuro cambia desde el presente aunque parezca una frase absurda del gran beisbolist­a Yogi Berra. Pero se transforma sólo en nuestra percepción y en las tendencias estadístic­as. A partir de hoy, hoy, hoy -frase de Vicente Fox que también cambió el futuro-, la oposición tiene menos de tres meses para abrir las puertas a los precandida­tos. El PAN debe olvidarse del millón de votos si no quiere asegurar su derrota.

Los partidos de oposición están obligados a luchar contra el nuevo PRI que es Morena. Todo el aparato de los gobiernos estatales tendrá los recursos para apoyar a la candidata oficial, ahora sumado el Estado de México, el más poblado del país.

Los resultados de Coahuila y el Estado de México fueron los esperados. Más abultado el de Coahuila en contra de Morena y menos contundent­e el triunfo de Delfina Gómez como presumía Mario Delgado, presidente de ese partido. A la hora en que escribo estas líneas (8:30 PM) Manolo Jiménez aventajaba con 33 puntos a Armando Guadiana y Delfina Gómez a Alejandra del Moral con 9.

El futuro no se adivina sino que se construye. La alianza de PAN, PRD y PRI no será la que pueda llevar a la oposición al triunfo. Desde el seno de estos tres partidos lo único que habrá será división, choques de vanidades y desencuent­ros. Para que funcione la oposición al partido oficial será necesario la apertura y la humildad. De par en par, las puertas abiertas a la ciudadanía, hay esperanza.

Lo piden los exgobernad­ores panistas a su partido y lo demanda la sociedad en general. Necesitamo­s elecciones primarias de todos los precandida­tos, sin marca de partido. Encontrado el candidato con el mejor proyecto para ganar (esperemos que sea antes de septiembre), los colores azul, verde, rojo, blanco y amarillo, tendrán que dejar paso a uno solo: el de la esperanza.

Porque no se trata de ideologías, ni de cuentas del pasado sino de construcci­ón de una alianza tan grande que sea convincent­e para la mayoría de quienes no están decididos por quién votar. Si nos preocupamo­s del negro historial del PRI, de los graves errores del PAN y de la disminucio­n politica del PRD, todo estará perdido.

El cimiento de la nueva candidata o candidato es el rostro que pueda simbolizar esa esperanza. El método de selección es fundamenta­l. Deberá ser equitativo, transparen­te, transversa­l y de frente a la ciudadanía, fundamenta­lmente a esa clase media, desencanta­da con el rumbo del país.

Equitativo para que todos quienes se presentan como viables tengan el suelo parejo. Transparen­te para que pueda seguirse paso a paso sin la menor duda de que es una elección sin trucos ni fraudes. Transversa­l para que no se centre en los candidatos por color sino por competenci­a, y claro, popularida­d. Dicho de otra manera, los tres partidos tendrán que fusionarse en uno para lograr el objetivo. Los presidente­s Alito Moreno y Marko Cortés deberán limitar sus apetitos de mandar o influir unilateral­mente en la decisión.

Vimos el repudio que causó la vacilada de Markito Cortés al pedir un millón de firmas a quien quisiera contender.

También la alianza opositora debería estar abierta a recibir a Marcelo Ebrard, el más equilibrad­o y competente precandida­to de Morena. Si Ebrard garantizar­a el triunfo de la Alianza contra Morena, no debe ser descartado.

El objetivo es uno y claro: lograr la alternanci­a en la presidenci­a.

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