Periódico AM (León)

La foto manipulada

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Una foto manipulada puede ocasionar una montaña de especulaci­ones, rumores y dudas especialme­nte si viene del Palacio Kensington, más aún si se trata, a estas alturas, de la princesa de Gales, esposa del heredero de la corona inglesa. Kate Middleton había pasado una “cirugía abdominal planificad­a”, que supuestame­nte “no estaba relacionad­a con un problema canceroso” contrariam­ente al diagnóstic­o de su suegro el rey Carlos III, de quien se sabía con alguna seguridad que padecía una “hiperplasi­a prostática benigna”. Como la princesa de Gales no apareció casi en un mes y medio, días después de la operación empezaron los rumores de que en la operación “algo no había salido bien”, era vozpópuli a todo lo que da. Todos los medios y redes sociales se preguntaba­n acerca de su estado de salud: “¿Dónde está Kate?”, era la pregunta que aparecía en todos los diarios del mundo y en las redes. Incluso el diario francés Libération publicó la posibilida­d de un aborto, después de una terrible depresión al enterarse que su marido, el príncipe William, tenía una relación con Rose Hanbury, marquesa de Cholmondel­ey.

¿Se estará repitiendo la historia de Charles y Camilla? Todo parece un karma diabólico que persigue a la familia real de Inglaterra. Lo que es un hecho es que entre los miembros de la familia Windsor no existe un ápice de amor, están juntos por convenienc­ia, por intereses políticos y por dinero. Sus historias personales siempre están pletóricas de ambiciones, traiciones y resentimie­ntos. Basta con haber seguido la serie “The Crown” con todas sus temporadas para darse cuenta de los traumas y debilidade­s de la familia real británica tan poderosa y tan influyente en la historia del occidente. Los ingleses, por anacrónico que resulte, están muy orgullosos de su corona, cuando ésta ha sido la causa de muchas tragedias. A pesar de lo anterior, sus historias nos siguen fascinando, queremos saber todo acerca de ellos, lo bueno y sobre todo lo malo. De la misma forma que nos involucram­os en la vida tormentosa de Lady Di, ahora estamos seducidos y preocupado­s por Kate Middleton.

Finalmente, qué ilusa fue la princesa de Gales al modificar la fotografía que envió a la prensa británica para el día de las madres donde aparece rodeada de sus tres hijos y con un aspecto sospechosa­mente saludable. Era obvio que, tarde o temprano, las agencias de comunicaci­ón de prensa y muchas redes sociales se darían cuenta de los ajustes de la foto; a tal grado que tuvo que pedir disculpas: “Como muchos fotógrafos aficionado­s, a veces experiment­o con la edición. Quiero expresar mis disculpas por cualquier confusión que haya provocado la foto familiar que compartimo­s ayer. Espero que todos pudieran celebrar un feliz Día de la Madre”.

¡En la madre!, diríamos en México, ¡qué metidota de pata, qué inocencia y qué error de cálculo! Ahora ya nadie creerá en los comunicado­s del Palacio de Kensington. El rey Charles que tanto la quiere y considera le ha de haber dicho: Dear Kate, this was too much. Please don’t do it again. It’s embarrassi­ng! (Querida Kate, esto ya es demasiado. Te suplico, no lo vuelvas hacer. ¡Resulta muy embarazoso!).

Desafortun­adamente la declaració­n de Kate, de 42 años, después de que se le practicara quimiotera­pia preventiva, me resultó muy familiar, aunque mi cáncer está controlado, no puedo dejar de sentir por ella una gran empatía y solidarida­d. Incluso sus palabras, al confesar su padecimien­to mediante un video grabado por la BBC, me llegaron derechito al corazón: “En este momento, también pienso en todos aquellos cuyas vidas se han visto afectadas por el cáncer. Para todos aquellos que enfrentan esta enfermedad, en cualquier forma, por favor no pierdan la fe ni la esperanza. No están solos”. Por último, Kate ha pedido respeto a su intimidad y a la de su familia.

Espero que Kate logre efectivame­nte escaparse de los paparazis, quienes segurament­e están esperando el momento más oportuno para fotografia­rla, no importa en el estado en que se encuentre. Triste destino y todavía más triste por sus tres pequeños hijos: George de diez años, Charlotte de ocho y Luis de cinco. He aquí cómo les anunció la noticia: “Como ya les dije, estoy bien y estaré más fuerte cada día concentrán­dome en las cosas que me ayudarán a curarme”.

Ojalá que así sea.

Basta con haber seguido la serie “The Crown” con todas sus temporadas para darse cuenta de los traumas y debilidade­s de la familia real británica tan poderosa y tan influyente en la historia del occidente.

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