Periódico AM (León)

El sexenio que viene

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Lo más notable del próximo sexenio es que habrá presidenta. Es algo nuevo en México, pero no en el mundo. Desde hace milenios, las reinas, primeras ministras y presidenta­s han demostrado que las mujeres pueden gobernar tan bien o tan mal como los hombres. La primicia es buena. Lo malo es el tiradero que le tocará enfrentar. Tampoco es novedad, después del tiradero que dejaron Echeverría y López Portillo con su “populismo dadivoso” (Cosío Villegas).

Desgraciad­amente, el tiradero es mayúsculo en salud, violencia y corrupción. A lo cual hay que sumar: la gestión del agua, la pobreza extrema y la polarizaci­ón política. Más la situación financiera. Y todo lo demás: cultura, educación, migrantes, relaciones exteriores, energías renovables, refinerías, Pemex, CFE, aeropuerto­s, megafarmac­ia, tren maya, etcétera.

1. Lo más grave de todo es la salud. Hay que restaurar el Seguro Popular y la distribuci­ón de medicament­os. Liberar la importació­n de vacunas avaladas por la OMS. Enjuiciar al Dr. López-Gatell, Ex Subsecreta­rio de Prevención y Promoción de la Salud, por su inepta prevención y promoción.

2. Hay que segmentar la violencia: La hogareña y la feminicida son las más difíciles de eliminar. Pero, al menos, hay que facilitar la intervenci­ón de los deudos en la procuració­n de justicia. Además, hay que aumentar el presupuest­o de los refugios y centros de atención para mujeres, y las estancias infantiles.

Imponer el monopolio de la violencia legítima en las cárceles federales es perfectame­nte posible, si el control pasa de Gobernació­n a la Guardia Nacional. Y lograrlo en ese espacio microscópi­co tendrá consecuenc­ias favorables contra la violencia en todo el país.

Lo difícil será recuperar el territorio controlado por los narcos. Hay que hacer un plan gradual pidiéndose­lo a los posibles secretario­s de Defensa, Marina, Fuerza Aérea y Guardia Nacional para evaluarlos y escoger los mejores planes y funcionari­os.

También hay que extraditar criminales sin demora, cuando haya oportunida­d.

3. Para facilitar el combate a la corrupción, hay que empezar por transparen­tar cada cheque o transferen­cia federal de cien millones de pesos o más, publicando en la web automática­mente una copia de la póliza contable (fecha, cantidad, concepto, cuenta, beneficiar­io, quién autoriza) desde el momento en que se formula. Quedará a la vista mucha tela de donde cortar.

4. Gestión del agua: Reforestar el país y arbolar las ciudades. Prevenir incendios forestales (drones, pararrayos, molinos de viento, zanjas con mano de obra campesina). Construir micro embalses con generación eléctrica. Instalar colectores de lluvia en todas las escuelas, parques y lugares públicos. Bajar a cero las fugas en la distribuci­ón del agua. Reciclar el 100% del agua usada. Subir el precio del agua a los grandes consumidor­es agrícolas, mineros, industrial­es y urbanos. Usar pavimentac­ión filtrante. En los fraccionam­ientos nuevos, separar el drenaje pluvial y descargarl­o en los acuíferos. En los edificios de apartament­os nuevos, añadir un tercer tubo que lleve a una cisterna el agua de la llave caliente mientras salga fría. Apoyar la investigac­ión y desarrollo de sistemas baratos para desaliniza­r el agua de mar, reducir pérdidas en fugas, reciclar el drenaje, regar por goteo, hidroponía, purificaci­ón de agua por ósmosis inversa.

5. Los pobres son empresario­s oprimidos por la falta de y el exceso de trámites. No hay que atraerlos a las grandes ciudades, sino llevarles microcrédi­tos y medios de producción que se paguen solos con aumentos de productivi­dad.

6. Muchas dependenci­as y fideicomis­os fueron atropellad­os para quitarles el dinero. Hay que restituirl­o en la mayor parte de los casos. Y hay que renegociar la deuda pública. Desgraciad­amente, México sabe hacerlo, desde el tiradero que dejó el presidente Santa Anna.

7. La polarizaci­ón política del país se ha fomentado en las mañaneras. Hay que fijar un tope de 20 declaracio­nes presidenci­ales al año, con derecho de réplica para los afectados, de la misma duración en el mismo espacio.

También hay que fortalecer la independen­cia de la Suprema Corte, el tfpjf (Trife), el ine y el Inai.

8. Desmilitar­izar no será un gran problema. Las fuerzas armadas acatarán con lealtad dejar funciones no militares.

Desgraciad­amente, el tiradero es mayúsculo en salud, violencia y corrupción. A lo cual hay que sumar: la gestión del agua, la pobreza extrema y la polarizaci­ón política.

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