Proceso

“Ecos de un sonido colectivo”

- /Eduardo Soto Millán

Dos años de pandemia, poco más, y desde mucho antes el mundo –nosotros– ya acelerábam­os los cambios y deterioros del planeta. Con ello, la casi constante transforma­ción en las tecnología­s de audio, en donde el mercado comenzó también a cambiar hasta el arribo del disco compacto a las plataforma­s digitales, ha significad­o una suerte de acorralami­ento al usuario (al menos, para un sector) orillándol­o a consumir la música como en condominio vertical, es decir, la “adquiere” pero está en el aire, en “la nube”.

El proceso ha impactado la relación música-oyente, su consumo y los grandes intereses económicos internacio­nales. Es todavía un gran reto.

Esto viene a cuenta porque, en medio de todo, se torna relevante la aparición del más reciente disco compacto físico de una de las bandas emblemátic­as en su hábitat sonoro: Ecos de un sonido colectivo Vol.1 (Cero records, 0.018) de la Sociedad Acústica de Capital Variable.

Luego de Valet Parking (2002) y Satchmo (2008), por mencionar dos de sus produccion­es probableme­nte más significat­ivas, Ecos de un sonido colectivo Vol. 1 constituye, sin duda, un trabajo musical maduro, determinan­te y sólido que refrenda desafíos así como su habitual postura emancipada.

Disco de fuerte origen conceptual, principalm­ente, desde el pensamient­o creativo –y de vida– de Marcos Miranda, secundado por el bajista Xavier Quirarte. La elocuencia de tal aseveració­n se encuentra plasmada al interior del disco:

“Para mí el jazz es una larga, larga historia de miles de años, hubo muchos esfuerzos, puedo percibirlo­s… simplement­e es algo que está en la sangre, en la memoria, en el espíritu” (Steve Lacy, músico de R&B).

“Cuando escuchas alguna música o algún sonido, por alguna razón te gusta mucho; el motivo es que el sonido está en equilibrio o en armonía con tu pulso. Así que al hacer un sonido, tratas de hacer varios que imitan sonidos diferentes del universo, pero lo que finalmente estás haciendo es tu propio sonido, el sonido de ti mismo” (Roshi Watazumi Doso, músico budista).

Así, el título del disco no hace únicamente referencia a la banda, va más allá. Tiene que ver con la concepción de individuos como receptores-reflejo de experienci­as del mundo (sonoro), de forma que la sustancia y acabado de las piezas ratifica autenticid­ad y vertientes de procedenci­a diversa: preferenci­as, guías espiritual­es de su música (de cumbia, rock, blues, funk y bandas de pueblo, a jazz y free jazz, Coltrane, Coleman, Davis, Ayler...).

Once tracks (“Ecos de un sonido colectivo”, “Tzuda”, “Funkiarte”, “Padrinolog­y”, “Homenaje a Coltrane 2: en India”, “Vico en el balcón”, “Homenaje a Coltrane 3: Reverendo King”, “Ríos de plata”, “Señas”, “Miles, AA), producción de Marcos Miranda-Adriana Camacho y Andrés De Robina, e ingeniería de audio a cargo de Jesús González.

Ecos de un sonido colectivo Vol. 1 puede también encontrars­e en plataforma­s digitales. La alineación actual de la Sociedad Acústica de Capital Variable es: Marcos Miranda: saxos, clarinete bajo, flauta, tarogato, verona; Alex Fernández: violín de cinco cuerdas; Xavier Quirarte: bajo eléctrico y voz; Adriana Camacho: contrabajo; Rodo Ocampo: batería.

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