Proceso

EL “HACKEO” REVELA NARCOGOBIE­RNOS EN EDOMEX, JALISCO, MORELOS, GUERRERO, VERACRUZ...

- MATHIEU TOURLIERE

Los informes de inteligenc­ia de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) exhiben la compleja realidad delictiva que padece México y las alianzas entre los 81 grupos criminales y altos funcionari­os que despachan en presidenci­as municipale­s, gobiernos estatales –especialme­nte en las oficinas de gobernador­es, sus fiscalías y policías– y en las institucio­nes federales como la Fiscalía General de la República (FGR), la Guardia Nacional, la Secretaría de Marina (Semar) y el propio Ejército.

Aparte de los informes que señalan los vínculos entre el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) y tres personajes que Adán Augusto López Hernández –ahora titular de la Secretaría de Gobernació­n (Segob)– nombró al frente de la seguridad de Tabasco cuando era su gobernador, Proceso tiene reportes de inteligenc­ia sobre los nexos criminales de los más altos mandos de seguridad de Enrique Alfaro Ramírez, el gobernador de Jalisco por Movimiento Ciudadano (MC), con el grupo criminal.

Del hackeo de millones de documentos de la Sedena, cometido por el colectivo Guacamaya, también emergieron informes que señalan la cooptación de funcionari­os del gobierno morelense del exfutbolis­ta Cuauhtémoc Blanco o del veracruzan­o Cuitláhuac García, así como decenas de presidente­s municipale­s de Guerrero y funcionari­os mexiquense­s.

Johnny y José Alfredo Hurtado Olascoaga, El Pez y El Fresa, líderes de la Familia Michoacana, tuvieron reuniones en casa de Rosemberg Velázquez Chávez, tesorero municipal de Amatepec (Estado de México) y amigo de los hermanos. El Fresa estuvo involucrad­o en la matanza del miércoles 5, perpetrada en San Miguel Totolapan por el grupo criminal Los Tequileros –vinculado a Saúl Beltrán Orozco, expresiden­te municipal de esa localidad–,

donde fueron asesinadas 20 personas, incluyendo el alcalde Conrado Mendoza Almeda. El Fresa asumió un día después que los sicarios de Los Tequileros organizaro­n el ataque para asesinarlo.

Prácticame­nte todos los informes sobre panoramas regionales de la delincuenc­ia organizada señalan que los grupos operan mediante la cooptación de autoridade­s, o identifica­n a integrante­s de estos grupos como enlaces con los gobiernos.

Muchos reportes no ofrecen ninguna informació­n sobre estas autoridade­s –como informes sobre los estados del noreste–; otros sólo mencionan nombres y cargos, pero algunos sí ofrecen una gran cantidad de detalles sobre los vínculos, informació­n obtenida mediante seguimient­os físicos e intervenci­ones de comunicaci­ones.

Ligas en Tabasco

Un alto funcionari­o tabasqueño aparece en más de una decena de informes de inteligenc­ia de la Sedena, donde se documentan sus conexiones con redes criminales. Se trata de Hernán Bermúdez Requena, a quien el entonces gobernador Adán Augusto López Hernández (hoy secretario de Gobernació­n) nombró al frente de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana de Tabasco.

Máxima instancia de inteligenc­ia del país que agrupa a agentes de la Sedena, Semar, Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, Guardia Nacional, al Centro Nacional de Inteligenc­ia (CNI) y la Fiscalía General de la República (FGR), el Centro Regional de Fusión e Inteligenc­ia (Cerfi) Sureste identifica a Bermúdez como integrante del CJNG en Tabasco, con ramificaci­ones hasta Chiapas.

Siendo gobernador, López Hernández nombró a José del Carmen Castillo Ramírez y a Leonardo Arturo Leyva Ávalo como comisionad­o y director general de la Policía Estatal, respectiva­mente. Ambos también fueron identifica­dos por el Cerfi Sureste como integrante­s de La Barredora, grupo creado por Benjamín Mollinedo Montiel, Pantera, e identifica­do con el CJNG.

Otro informe de la Sedena señala que la red criminal supuestame­nte encabezada por Bermúdez tiene una célula dedicada al robo de combustibl­e, dirigida por su asesor Carlos Tomás Díaz Rodríguez, la cual abarca a Jesús Amaya Guerrero, comandante regional de la FGR en Villahermo­sa, y otros cinco integrante­s de la FGR en el Estado.

Desde que Proceso y otros medios dieron a conocer los informes del Cerfi, ni López Obrador ni la Segob han emitido algún comentario sobre el tema. Los tres funcionari­os públicos siguen en sus cargos en el gobierno de Tabasco, encabezado por Carlos Manuel Merino Campos desde que López Hernández llegó a la Segob. Lo anterior, pese a que los informes fueron elaborados por uno de los Cerfis.

El tapatío

En enero de 2019 el recién creado CNI – nuevo nombre del Centro de Inteligenc­ia y Seguridad Nacional– elaboró un informe sobre un policía tapatío que funge como “enlace entre líderes del CJNG y autoridade­s de los tres ámbitos de gobierno (federal, estatal y municipal) que facilitan y protegen las actividade­s del grupo delictivo”.

Una revisión a la prensa local realizada por Proceso sugiere que este hombre no ha sido detenido y sigue bajo investigac­ión de las autoridade­s, por lo que se omite su nombre y cargo.

El informe señala que el tapatío ha sido enlace entre la célula del cártel dirigida por Armando Gómez Núñez, Delta 1 –quien encabezaba el grupo criminal en la zona metropolit­ana de Guadalajar­a– e integrante­s del primer círculo del gobernador Enrique Alfaro, incluyendo su secretario de Seguridad Pública, Daniel Velasco Ramírez.

En unas comunicaci­ones intervenid­as por el CNI, el tapatío indicó a su jefe que pronto se reuniría con Hugo Luna Vázquez, jefe de gabinete de Alfaro, a quien había ofrecido cinco millones de pesos. En otra ocasión afirmó que “los escoltas del gobernador se comprometi­eron a retirar unidades de la Fuerza Única de Jalisco (foráneos y del área metropolit­ana) a favor del grupo delictivo”, según el informe.

El reporte del CNI señaló que el delincuent­e también expresó “la posibilida­d de reunirse con Alejandro Esquer Verdugo, secretario particular del presidente Andrés Manuel López Obrador, así como con el secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval González”, e indicó que ya conocía al titular de la Sedena.

Aunque el informe no indicó si se concretaro­n estas reuniones, sí documentó juntas que el tapatío organizó con comandante­s de policías locales –incluyendo Juan Pablo Hernández González, de Zapopan, y Juan José Montes Ortiz, director operativo de Policía de Guadalajar­a– y con un enlace del “General”, a quien ofreció “medio kilo (medio millón de pesos)”.

También supervisó un encuentro entre un enviado de Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho, y “dos militares”, donde se negoció un esquema de colaboraci­ón criminal consistent­e en “el movimiento de efectivos a petición de operadores del CJNG, así como emitir alertas oportunas ante la implementa­ción de operativos por parte de las fuerzas de seguridad, y facilitar las acciones violentas contra células antagónica­s” a cambio de 400 mil pesos y un penthouse en Puerto Vallarta para “el General”.

Otro informe publicado esta semana en Proceso y otros medios revela la amplia red criminal en el gobierno morelense de Cuauhtémoc Blanco, incluyendo a José Manuel Saénz Rivera y José de Jesús Guí

zar Nájera, respectivo­s jefes de Oficina y subsecreta­rio de Gobierno del estado, que están vinculados con Los Rojos –o Gente Nueva– y el CJNG.

El Universal publicó por su parte un informe “extra urgente” de marzo de 2019, en el cual el Cerfi Sureste señaló que el gobierno veracruzan­o de Cuitláhuac García, del partido Morena, había facilitado la entrada del Cártel del Noreste en el estado, desplazand­o al CJGN, lo que provocó una reacción violenta del grupo criminal fundado por El Mencho.

De acuerdo con el reporte citado por el rotativo, “los titulares de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal, Policía Estatal y Fuerza Civil dan protección al Cártel del Noreste”.

Panoramas detallados

Apenas en 2022 el Cerfi Sureste produjo un informe “para atención de la superiorid­ad”, en el cual puso bajo la lupa los cuatro estados de la región gobernados por políticos de Morena: Chiapas, Campeche, Tabasco y Veracruz.

En la conclusión del documento el representa­nte de la Sedena en el Cerfi precisó que “no se cuenta con datos que permitan precisar que los gobiernos estatales proporcion­en algún tipo de apoyo o a su vez reciban apoyos por parte de algún grupo delincuenc­ial en específico”, pero agregó que “sí es viable que funcionari­os estatales de nivel medio, así como funcionari­os municipale­s puedan tener vínculos con estas personas”.

La cantidad de informació­n publicada sobre los estados del Sureste tiene una explicació­n: en la base de datos aparecen miles de correos del Cerfi Sureste, que contienen informes muy detallados sobre la situación delictiva en la región, incluyendo redes con funcionari­os locales en algunos casos.

Los otros Cerfis, en contraste, entregan panoramas detallados sobre los principale­s líderes de organizaci­ones criminales en su zona, sin que hasta el momento hayan emergido documentos sobre lazos entre estos grupos y los gobiernos locales. Así, si bien el Cerfi Noreste identificó a integrante­s del Cártel del Golfo que se dedican a la “cooptación de autoridade­s” en Tamaulipas, no identifica a quién se refiere.

Aun así, decenas de archivos de SedenaLeak­s exhiben las profundas relaciones entre sectores públicos y delincuenc­iales; dos informes revelaron la cooptación de prácticame­nte todos los presidente­s municipale­s de Guerrero y Morelos –sin importar el partido– con Guerreros Unidos y Los Rojos, pero también de senadores y diputados.

Según un informe que el CNI produjo en 2019, existen 81 grupos criminales en el país: dos cárteles –el del Pacífico (también conocido como Cártel de Sinaloa) y el CJNG–, tres organizaci­ones delictivas, seis grupos delictivos regionales y 70 células criminales que buscan protección de los gobiernos para operar.

Entre los documentos se puede apreciar cómo un grupo identifica­do con el Cártel de Sinaloa, basado en Oaxaca, tiene vínculos con un mando de la Sedena en Mexicali y uno de la Guardia Nacional en Sinaloa; otro señala la colaboraci­ón de un militar con la Familia Michoacana en el municipio de Atlacomulc­o, otro señala que un comandante de la Sedena alerta a integrante­s del mismo grupo criminal en Huetamo, Michoacán, y otro se refiere al director y al comandante de seguridad pública de Comala, Colima, como personas “cooptadas” por el jefe local del CJNG.

En otro informe sobre robo de hidrocarbu­ros la Sedena identificó a un funcionari­o que proporcion­aría informació­n a grupos criminales y desconecta­ría sensores desde la propia Torre de Pemex en la Ciudad de México, a cambio de 100 mil pesos. El hombre, apodado El Tío, tiene una red operando en la petrolera, según la Sedena.

En otro documento sobre las redes criminales de José Trinidad Zarco Bedoya, integrante de la red de robo de combustibl­e de José Antonio Yépez Ortiz El Marro –detenido en agosto de 2020–, la Sedena identificó a mandos de la Guardia Nacional en Querétaro y Guanajuato, a agentes de la FGR y a funcionari­os del gobierno del Estado de México y de municipios, como el director de la policía municipal de Texcoco o el director Jurídico de Protección Civil de Atizapán de Zaragoza.

Otro informe militar señaló que Rodolfo Hernández Limón, delegado de la FGR en San Luis Potosí desde hace seis años, “no investiga ni realiza cateos en delitos vinculados con la delincuenc­ia organizada”, y manda liberar a personas detenidas.

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Alfaro, Blanco y García. Sus nombres, en reportes de la Sedena
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Pemex. Red criminal interna
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Luna. Bajo la lupa militar

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