LA RENUNCIA DE CLOUTHIER, EN UN CONTEXTO DE INCERTIDUMBRE ECONÓMICA
La renuncia de Tatiana Clouthier como secretaria de Economía tuvo un fuerte impacto en el sector empresarial del país, ya que ocurre en un momento de turbulencia financiera, con la política industrial apenas esbozada y en medio de las negociaciones con Canadá y Estados Unidos por diferencias con la política energética de López Obrador.
El sector económico del gobierno de Andrés Manuel López Obrador sigue representando un flanco débil. El presidente privilegia su estrategia en el sector energético, dejando a un lado los compromisos adquiridos en acuerdos comerciales, como el T-MEC.
En plena controversia comercial con Estados Unidos y Canadá por la política energética mexicana, la cual “afecta” a los inversionistas de esos países, Tatiana Clouthier renunció a la Secretaría de Economía (SE) y dejó inconclusos los cimientos de la política industrial lanzada apenas el 20 de septiembre.
Al pasar “del campo de juego” a “la porra” de la Cuarta Transformación, como expresó Clouthier, deja dudas en un momento complicado para la economía mexicana. En lo que va de la presente administración ya van dos funcionarias que renuncian al cargo: la primera fue Graciela Márquez, quien ahora preside el Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
No es la primera vez que el mandatario tiene que aceptar una renuncia relacionada con el sector económico: en la Secretaría de Hacienda, Carlos Urzúa, primer titular del ramo, fue el primero en dejar el cargo por las decisiones de política pública “sin sustento”, dictadas desde Palacio Nacional. A su lugar llegó Arturo Herrera, quien salió en julio de 2021.
En contraste, los funcionarios que llevan la política energética del país, prioridad ideológica de López Obrador, han conservado su puesto, como Rocío Nahle al frente de la Secretaría de Energía (Sener); el director general de Pemex, Octavio Romero Oropeza, y el director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), Manuel Bartlett.
Lo cierto es que la economía mexicana pasa por una etapa turbulenta y se enfrenta a un horizonte de incertidumbre, como lo deja ver el más reciente Examen de la Situación Económica de México correspondiente al tercer trimestre de 2022:
“El panorama económico para México se ha complicado por diversos factores globales que siguen latentes, como los temores de una desaceleración económica, la prolongación de los problemas en cadenas de suministro, el posible nuevo escalamiento del conflicto Rusia-Ucrania, condiciones en los mercados financieros más astringentes y mayores tasas de inflación.”
Ante este entorno deteriorado que ha prevalecido a lo largo de este año, advirtió el reporte elaborado por la Dirección de Estudios Económicos de Citibanamex, aumenta la necesidad de promover un entorno macroeconómico que impulse el crecimiento de corto y mediano plazos.
En particular, destaca, se debe procurar recuperar la confianza y proveer de certeza jurídica para observar mayor inversión.
Del mismo modo, agrega, México debería aprovechar todo el potencial que podría recibir ante la relocalización de las cadenas de producción. Una expansión de la inversión potenciaría el crecimiento futuro y fortalecería el empleo y las finanzas públicas.
Sin embargo, ciertos riesgos prevalecen ante esta oportunidad.
“Destaca la incertidumbre que ha generado el gobierno actual ante la cancelación de proyectos de infraestructura, así como la reciente entrada de la reforma eléctrica y otras medidas en ese sector, que ha llevado a los países de Norteamérica a llevar consultas para buscar una solución dentro del marco de T-MEC”, remata el documento.
En ese contexto se da la renuncia de Tatiana Clouthier, quien de acuerdo con declaraciones de fuentes consultadas por la reportera Claudia Villegas (Proceso 2394), la exlegisladora de Morena y su equipo se enfrentaban a la determinación de la Sener y de la CFE de defender el marco regulatorio que se impulsa desde el inicio de esta administración para reducir la participación privada en el sector de la energía.
“Se trata de acciones que responden al deseo de López Obrador de defender la soberanía del país, sin dar mayor peso a los compromisos, beneficios y obligaciones que se firmaron en el T-MEC”, señalaron.
Clouthier dejó claro que México no se saldrá del acuerdo comercial con Estados Unidos y Canadá, y confió en que la controversia por la política energética se resolvería en las negociaciones con las contrapartes.
La International Chamber of Commerce México señaló que la renuncia de Clouthier se da a unos días de la conclusión del término de las consultas entre México, Estados Unidos y Canadá sobre la política energética de nuestro país sin ningún arreglo, pero las cuales se han prolongado por un acuerdo de los tres países, antes de solicitar un arbitraje internacional.
El otro tema sensible sobre el T-MEC que se encuentra en curso es el panel de solución de controversias que solicitó México el 6 de enero de 2022, relacionado con la aplicación e interpretación de las reglas de origen en la industria automotriz, que podría tener resultados a finales de este año, luego de que la fase escrita ya concluyó y la audiencia se realizó los días 2 y 3 de agosto.
El impacto de la renuncia
La noticia de la renuncia provocó sorpresa en las cúpulas empresariales.
Por ejemplo, el presidente de la Confederación de Cámaras Industriales, José Abugaber, calificó el hecho como “un mal mensaje”.
“Para nosotros, los empresarios, que llevamos una muy buena relación con Tatiana (Clouthier) y que ha sido una excelente colaboradora del gobierno federal, pues sí, es un mal mensaje. Es un mal mensaje hacia nosotros porque llevamos política industrial, el desarrollo del país estaba en términos económicos bien, había un trato pues como debe de ser, empresarial, nos tomaba en cuenta en todos los temas”, señaló el empresario.
Por su parte, la Confederación Patronal de la República Mexicana aseguró que la labor de Clouthier “se caracterizó por la apertura y disposición al diálogo para construir, con el sector empresarial, las condiciones necesarias para que nuestro país alcance todo su potencial”.
Mientras que una organización “disidente”,
el Consejo Empresarial Mexicano (CEM), señaló que el desempeño de la exsecretaria de Economía fue gris, por ejemplo en la vigilancia del cumplimiento de las reglas del T-MEC, “siendo arbitrariamente desplazada por la secretaria de Energía, Rocío Nahle García, quien opera como multiministra de ramos económicos y de manera discrecional”.
En cuanto a la atención al sector empresarial, acusó el CEM, se negó más de una vez a dialogar y a escuchar a los verdaderos empresarios, que son fuente de la generación de empleos del país.
La crítica del CEM, liderado por el empresario nuevoleonés Juan Carlos Pérez Góngora, fue más allá al afirmar que la gestión de Clouthier influyó indebidamente en los procesos electivos de las dos confederaciones empresariales del país, cancelando así la necesidad de democracia y de transparencia ante las cámaras y los afiliados, e imponiendo líderes afines para evitar posturas críticas y romper la unidad empresarial en estos sectores.
La salida de Clouthier de la SE también dejó en el aire los primeros trazos de la política industrial planteada por el actual gobierno, tras cuatro décadas de abandono de la planta productiva del país.
Dicha política está formada por cuatro ejes transversales para atender las necesidades de la industria: innovación y tendencias tecnológicas-científicas; formación de capital humano para las nuevas tendencias; promoción de contenido regional, e industrias sostenibles y sustentables.
Sin embargo, esa política nació sin incentivos fiscales, sin presupuesto ni programa de reactivación emergente de las industrias en un contexto de elevada inflación, altas tasas de interés y escaso crecimiento económico.
De esta forma, las controversias en el T-MEC y la nueva política industrial quedarán en “la mano de hierro” de Raquel Buenrostro, quien se desempeñó hasta esta semana como jefa del Servicio de Administración Tributaria (SAT), donde se caracterizó por “la mano dura” como recaudadora de impuestos, “metiendo en cintura” a grandes contribuyentes y a empresas factureras.
Cabe recordar que en los momentos de aislamiento por la pandemia del covid-19, el SAT, bajo su mando, no otorgó ningún tipo de facilidad a las empresas ni a los contribuyentes cautivos, pese a la nula o escasa actividad económica, que a su vez provocó la peor recesión de los últimos 80 años.
De hecho, en plena crisis sanitaria Buenrostro llamó a los contribuyentes a cumplir con sus obligaciones tributarias: “Exhortamos a personas morales y personas físicas a seguir contribuyendo y poniendo su granito de arena para solventar estos tiempos difíciles para nuestro país y el mundo”, invitó el SAT, mediante un comunicado en marzo de 2020.
Dicha actitud provocó descontento entre personas físicas y empresarios que se vieron en la necesidad de bajar la cortina de sus negocios.
Aunque Buenrostro no es especialista en temas de comercio exterior ni en política industrial –antes de ser titular del SAT fue oficial mayor–, su “mano de hierro” estará a prueba en las negociaciones para que México no llegue a los paneles de controversia con las empresas y gobiernos de Estados Unidos y Canadá, sus socios del T-MEC.