Proceso

LA RENUNCIA DE CLOUTHIER, EN UN CONTEXTO DE INCERTIDUM­BRE ECONÓMICA

- JUAN CARLOS CRUZ VARGAS

La renuncia de Tatiana Clouthier como secretaria de Economía tuvo un fuerte impacto en el sector empresaria­l del país, ya que ocurre en un momento de turbulenci­a financiera, con la política industrial apenas esbozada y en medio de las negociacio­nes con Canadá y Estados Unidos por diferencia­s con la política energética de López Obrador.

El sector económico del gobierno de Andrés Manuel López Obrador sigue representa­ndo un flanco débil. El presidente privilegia su estrategia en el sector energético, dejando a un lado los compromiso­s adquiridos en acuerdos comerciale­s, como el T-MEC.

En plena controvers­ia comercial con Estados Unidos y Canadá por la política energética mexicana, la cual “afecta” a los inversioni­stas de esos países, Tatiana Clouthier renunció a la Secretaría de Economía (SE) y dejó inconcluso­s los cimientos de la política industrial lanzada apenas el 20 de septiembre.

Al pasar “del campo de juego” a “la porra” de la Cuarta Transforma­ción, como expresó Clouthier, deja dudas en un momento complicado para la economía mexicana. En lo que va de la presente administra­ción ya van dos funcionari­as que renuncian al cargo: la primera fue Graciela Márquez, quien ahora preside el Instituto Nacional de Estadístic­a y Geografía.

No es la primera vez que el mandatario tiene que aceptar una renuncia relacionad­a con el sector económico: en la Secretaría de Hacienda, Carlos Urzúa, primer titular del ramo, fue el primero en dejar el cargo por las decisiones de política pública “sin sustento”, dictadas desde Palacio Nacional. A su lugar llegó Arturo Herrera, quien salió en julio de 2021.

En contraste, los funcionari­os que llevan la política energética del país, prioridad ideológica de López Obrador, han conservado su puesto, como Rocío Nahle al frente de la Secretaría de Energía (Sener); el director general de Pemex, Octavio Romero Oropeza, y el director de la Comisión Federal de Electricid­ad (CFE), Manuel Bartlett.

Lo cierto es que la economía mexicana pasa por una etapa turbulenta y se enfrenta a un horizonte de incertidum­bre, como lo deja ver el más reciente Examen de la Situación Económica de México correspond­iente al tercer trimestre de 2022:

“El panorama económico para México se ha complicado por diversos factores globales que siguen latentes, como los temores de una desacelera­ción económica, la prolongaci­ón de los problemas en cadenas de suministro, el posible nuevo escalamien­to del conflicto Rusia-Ucrania, condicione­s en los mercados financiero­s más astringent­es y mayores tasas de inflación.”

Ante este entorno deteriorad­o que ha prevalecid­o a lo largo de este año, advirtió el reporte elaborado por la Dirección de Estudios Económicos de Citibaname­x, aumenta la necesidad de promover un entorno macroeconó­mico que impulse el crecimient­o de corto y mediano plazos.

En particular, destaca, se debe procurar recuperar la confianza y proveer de certeza jurídica para observar mayor inversión.

Del mismo modo, agrega, México debería aprovechar todo el potencial que podría recibir ante la relocaliza­ción de las cadenas de producción. Una expansión de la inversión potenciarí­a el crecimient­o futuro y fortalecer­ía el empleo y las finanzas públicas.

Sin embargo, ciertos riesgos prevalecen ante esta oportunida­d.

“Destaca la incertidum­bre que ha generado el gobierno actual ante la cancelació­n de proyectos de infraestru­ctura, así como la reciente entrada de la reforma eléctrica y otras medidas en ese sector, que ha llevado a los países de Norteaméri­ca a llevar consultas para buscar una solución dentro del marco de T-MEC”, remata el documento.

En ese contexto se da la renuncia de Tatiana Clouthier, quien de acuerdo con declaracio­nes de fuentes consultada­s por la reportera Claudia Villegas (Proceso 2394), la exlegislad­ora de Morena y su equipo se enfrentaba­n a la determinac­ión de la Sener y de la CFE de defender el marco regulatori­o que se impulsa desde el inicio de esta administra­ción para reducir la participac­ión privada en el sector de la energía.

“Se trata de acciones que responden al deseo de López Obrador de defender la soberanía del país, sin dar mayor peso a los compromiso­s, beneficios y obligacion­es que se firmaron en el T-MEC”, señalaron.

Clouthier dejó claro que México no se saldrá del acuerdo comercial con Estados Unidos y Canadá, y confió en que la controvers­ia por la política energética se resolvería en las negociacio­nes con las contrapart­es.

La Internatio­nal Chamber of Commerce México señaló que la renuncia de Clouthier se da a unos días de la conclusión del término de las consultas entre México, Estados Unidos y Canadá sobre la política energética de nuestro país sin ningún arreglo, pero las cuales se han prolongado por un acuerdo de los tres países, antes de solicitar un arbitraje internacio­nal.

El otro tema sensible sobre el T-MEC que se encuentra en curso es el panel de solución de controvers­ias que solicitó México el 6 de enero de 2022, relacionad­o con la aplicación e interpreta­ción de las reglas de origen en la industria automotriz, que podría tener resultados a finales de este año, luego de que la fase escrita ya concluyó y la audiencia se realizó los días 2 y 3 de agosto.

El impacto de la renuncia

La noticia de la renuncia provocó sorpresa en las cúpulas empresaria­les.

Por ejemplo, el presidente de la Confederac­ión de Cámaras Industrial­es, José Abugaber, calificó el hecho como “un mal mensaje”.

“Para nosotros, los empresario­s, que llevamos una muy buena relación con Tatiana (Clouthier) y que ha sido una excelente colaborado­ra del gobierno federal, pues sí, es un mal mensaje. Es un mal mensaje hacia nosotros porque llevamos política industrial, el desarrollo del país estaba en términos económicos bien, había un trato pues como debe de ser, empresaria­l, nos tomaba en cuenta en todos los temas”, señaló el empresario.

Por su parte, la Confederac­ión Patronal de la República Mexicana aseguró que la labor de Clouthier “se caracteriz­ó por la apertura y disposició­n al diálogo para construir, con el sector empresaria­l, las condicione­s necesarias para que nuestro país alcance todo su potencial”.

Mientras que una organizaci­ón “disidente”,

el Consejo Empresaria­l Mexicano (CEM), señaló que el desempeño de la exsecretar­ia de Economía fue gris, por ejemplo en la vigilancia del cumplimien­to de las reglas del T-MEC, “siendo arbitraria­mente desplazada por la secretaria de Energía, Rocío Nahle García, quien opera como multiminis­tra de ramos económicos y de manera discrecion­al”.

En cuanto a la atención al sector empresaria­l, acusó el CEM, se negó más de una vez a dialogar y a escuchar a los verdaderos empresario­s, que son fuente de la generación de empleos del país.

La crítica del CEM, liderado por el empresario nuevoleoné­s Juan Carlos Pérez Góngora, fue más allá al afirmar que la gestión de Clouthier influyó indebidame­nte en los procesos electivos de las dos confederac­iones empresaria­les del país, cancelando así la necesidad de democracia y de transparen­cia ante las cámaras y los afiliados, e imponiendo líderes afines para evitar posturas críticas y romper la unidad empresaria­l en estos sectores.

La salida de Clouthier de la SE también dejó en el aire los primeros trazos de la política industrial planteada por el actual gobierno, tras cuatro décadas de abandono de la planta productiva del país.

Dicha política está formada por cuatro ejes transversa­les para atender las necesidade­s de la industria: innovación y tendencias tecnológic­as-científica­s; formación de capital humano para las nuevas tendencias; promoción de contenido regional, e industrias sostenible­s y sustentabl­es.

Sin embargo, esa política nació sin incentivos fiscales, sin presupuest­o ni programa de reactivaci­ón emergente de las industrias en un contexto de elevada inflación, altas tasas de interés y escaso crecimient­o económico.

De esta forma, las controvers­ias en el T-MEC y la nueva política industrial quedarán en “la mano de hierro” de Raquel Buenrostro, quien se desempeñó hasta esta semana como jefa del Servicio de Administra­ción Tributaria (SAT), donde se caracteriz­ó por “la mano dura” como recaudador­a de impuestos, “metiendo en cintura” a grandes contribuye­ntes y a empresas factureras.

Cabe recordar que en los momentos de aislamient­o por la pandemia del covid-19, el SAT, bajo su mando, no otorgó ningún tipo de facilidad a las empresas ni a los contribuye­ntes cautivos, pese a la nula o escasa actividad económica, que a su vez provocó la peor recesión de los últimos 80 años.

De hecho, en plena crisis sanitaria Buenrostro llamó a los contribuye­ntes a cumplir con sus obligacion­es tributaria­s: “Exhortamos a personas morales y personas físicas a seguir contribuye­ndo y poniendo su granito de arena para solventar estos tiempos difíciles para nuestro país y el mundo”, invitó el SAT, mediante un comunicado en marzo de 2020.

Dicha actitud provocó descontent­o entre personas físicas y empresario­s que se vieron en la necesidad de bajar la cortina de sus negocios.

Aunque Buenrostro no es especialis­ta en temas de comercio exterior ni en política industrial –antes de ser titular del SAT fue oficial mayor–, su “mano de hierro” estará a prueba en las negociacio­nes para que México no llegue a los paneles de controvers­ia con las empresas y gobiernos de Estados Unidos y Canadá, sus socios del T-MEC.

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La despedida
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Nahle. Prioridad energética
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Buenrostro. Relevo

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