NO A LA DISTRIBUCIÓN ILEGAL
A partir de 1976, Proceso ha sido un parteaguas en la historia del periodismo y de la libertad de prensa en el país. Desde sus páginas, con la guía de sus fundadores, ha informado a la sociedad sobre los actos de poder que afectan la vida pública.
Durante 45 años la venta de nuestros ejemplares en todo el país ha sostenido el periodismo que realizamos; es gracias a nuestros lectores que hemos sorteado el castigo que gobiernos de todo signo nos han impuesto al marginarnos durante años de la publicidad oficial.
Hoy la difusión ilegal de nuestras ediciones impresas –a través del también ilegal PDF que circula en aplicaciones de mensajería y plataformas electrónicas– tiene un impacto severo en nuestros ingresos, agravado por la crisis que sacude a la industria editorial.
El periodismo independiente que realizamos día a día y semana a semana, sin interrupciones, está severamente afectado por esa circulación ilegal de nuestro semanario.
Cada vez que alguien envía nuestro contenido impreso por WhatsApp, correo electrónico o a través de las redes sociales, pone en riesgo los empleos de nuestros reporteros, redactores, fotógrafos, editores, diseñadores, programadores y trabajadores del área administrativa… pone en riesgo, en suma, la subsistencia de un medio de comunicación fundamental para la República.
Sabemos que nos leen y que la repercusión de nuestra tarea sigue vigente. La normalización de la distribución y el consumo ilegal de Proceso nos ha dañado enormemente. Conminamos a nuestras y nuestros queridos lectores a suspender esta práctica y, en la medida de sus posibilidades económicas, contribuir para que podamos seguir adelante con nuestro compromiso informativo.
Pedimos su comprensión en beneficio de toda la familia Proceso y lo que esta casa editorial nos significa.