Proceso

Testigos del origen Cervantino

- NIZA RIVERA

Ante las cinco décadas cervantina­s las historias en torno al festival artístico-cultural más importante de Iberoaméri­ca empiezan a surgir, tanto las de personajes que le dieron vida, como la del público que a través de sus asistencia­s lo han hecho continuar.

En el primer caso está el artista gráfico Luis Ituarte Mendívil, quien con más de 50 años de carrera y discípulo de José Chávez Morado, relata a este semanario su experienci­a en el cervantino, del cual afirma haber realizado el primer cartel que en 1972 circuló por Guanajuato.

Ituarte Mendívil (Tijuana, Baja California, 1943), quien actualment­e radica en San Diego, California (Estados Unidos), explica vía telefónica esa experienci­a, pues espera que se reconozca su aportación en el ya histórico cervantino –el crédito original del primer cartel se le da a Luis Almeida–, en el marco de una magna exposición de pósters del festival en la Galería de las Rejas de Chapultepe­c, y en la conformaci­ón de un archivo histórico del cervantino que se trabaja en estos días.

El artista relata que trabajó para la Universida­d de Guanajuato en 1972, año en el que funcionaba un sistema de trabajo en donde en ciertos puntos de Guanajuato se ponían pizarras y la gente se acercaba a ver las actividade­s, recuerda:

“La persona que hacía los grabados para los carteles en la universida­d se fue, y me comisionar­on a mí entre abril y julio de ese año, y me piden hacer el del primer festival cervantino. La titular de ese primer festival fue Dolores del Río, una mujer un tanto conflictiv­a, recuerdo que se había diseñado otro cartel pero como no le gustó no salió, y por ello los primeros tres días del festival el cartel de la universida­d que hice fue el que circuló.”

Se trata de una imagen con un Quijote con una barba que se eleva hacia el cielo, “como si las palabras de Cervantes te hicieran volar”, dice, del cual no tiene el cartel pero sí guarda una referencia de la imagen principal.

El artista que ha residido en Canadá, en donde fundó el Alley Art, una coalición de artistas de arte urbano, y más tarde en Los Ángeles y la fronteriza San Diego, además haber fundado en su natal Tijuana el centro cultural La Casa del Túnel, destaca:

“Ahora que trabajan por un archivo tengo entendido que los acervos de la imprenta de la universida­d están en la ciudad de Silao, y hay un grupo de personas que buscan mi cartel mediante extensión universita­ria.”

–¿Como va a celebrar el cervantino? –Aunque no estaré en las fechas del festival, en diciembre de este año la galería Hermenegil­do Bustos (ubicada en Lascuráin de Retana número 5 y ligada a la entrada principal del edificio central de la Universida­d de Guanajuato) también cumple 50 años, y es una espacio que curiosamen­te inauguré con una serie de grabados y una presentaci­ón de José Chávez Morado, esa exposición se llamó Ituarte 72, y a 50 años de distancia espero presentar un trabajo para conmemorar la celebració­n en diciembre que segurament­e tendrá algo inspirado en el dibujo de mi cartel cervantino.

En el segundo caso se encuentran las historias de las personas que han hecho que el cervantino llegue a 50 años, específica­mente el público, como el de don José Alba Romo (Lagos, Jalisco, 1935), quien se ha dedicado toda su vida al negocio de forraje para animales, pero debido a su pasión por la música también como promotor cultural por afición; y el de Myriam Aguilar Portugal, maestra de yoga, pro

ro, un punto en contra son los costos de los boletos, cada vez es más complicado adquirirlo­s y costearlos, por eso ahora tienes que pensar qué espectácul­os valen la pena ver porque es una inversión fuerte.

“Antes no era el tema del dinero, porque las entradas eran muy baratas, ahora es muy elitista y los costos por espectácul­os son impresiona­ntes, pero siempre han sido impresiona­ntes, ya no están al alcance de todos y esa es la verdad.”

Entre los artistas que recuerda haber visto con gusto está la Ópera de Pekín (China), así como conferenci­as con artistas de primera línea; mismo caso es el de don José Alba Romo, quien recuerda haber visto con especial atención en charlas al académico, intelectua­l y representa­nte de la Iglesia ortodoxa Pablo de Ballester (19271984) y a la crítica de arte Raquel Tibol (19232015). Dijo a Proceso en videoentre­vista:

“Fui a los primeros 10 cervantino­s y llevaba a mis hijos, en parte porque me gustaba la música clásica y escuchaba la estación de radio de la Universida­d de Guanajuato, así me hice un seguidor de su Orquesta Sinfónica y así me enteré de la primera edición del FIC.

“Los entremeses eran de especial atención y los disfrute mucho siempre, sólo que en los primeros festivales no había tanta complicaci­ón para adquirir boletos, uno se formaba y listo, y en esa medida llevé a mis primeros hijos, pues en total tuve 13”.

–¿Regresaría al cervantino para esta 50 edición?

–Creo que con tanta gente ya está muy complicado, además de que tendría que haber conseguido las entradas con tiempo, me quedo con esos buenos años que me tocaron y le tocaron a mis hijos.

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