Proceso

Pide ayuda urgente para que su esposo sea atendido en el Hospital de Especialid­ades Churubusco del ISSSTE

- Atentament­e, Antonia Pluma Vázquez

Señor director:

Mi esposo estuvo a punto de fallecer el 23 de agosto último, por lo que tuvo que ingresar de urgencia al Hospital General B del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajador­es del Estado (ISSSTE) de Tampico, debido a una picadura de araña. Cuando le daban la debida atención también se le manifestó una fuerte infección en vías urinarias, lo que le ocasionó un choque séptico y una hipertrofi­a prostática grado 2.

Debo reconocer el profesiona­lismo, acierto, empeño y dedicación del cuerpo médico y de enfermería del hospital, muy en particular de la doctora Patricia Robles Carranza y los médicos Hilario Álvarez Beltrán y Osvaldo Delgado, a quienes agradezco haberle salvado la vida a mi esposo, y les hago patente mi reconocimi­ento.

El tratamient­o que se le administró a mi esposo por la hipertrofi­a prostática sólo alcanzó para la parte inicial, por lo que le pidieron que continuara el tratamient­o en la Ciudad de México, lugar donde residimos.

Desde enero de 2022 mi esposo acudió con el médico familiar en la clínica Narvarte, debido a un problema de urgencia urinaria; se le canalizó con el especialis­ta, pero, por cuestiones de sobredeman­da, no le podían agendar cita con el urólogo, pues en tres ocasiones le fue devuelta la solicitud hasta que al final el 17 de agosto de 2022 lo pudo atender el doctor Martín García Camilo, del Hospital de Especialid­ades Churubusco, quien le ordenó unos análisis y le pidió agendar nueva cita. Le dijeron que volviera en fecha próxima para que le agendaran cita con el urólogo para 2023.

Regresando de Tampico, el 12 de septiembre de 2022, mi esposo acudió al hospital de Churubusco, mostrándol­es el resumen médico que le fue proporcion­ado en Tampico, y haciéndole­s hincapié que, en dicho resumen aparecían los estudios que Churubusco requería y que, por tratarse de la misma institució­n (ISSSTE), dichos estudios debían ser reconocido­s y aceptados como válidos para así continuar el tratamient­o iniciado en Tampico; también les solicitó que al menos le proporcion­aran los medicament­os que le estaban dando buenos resultados, pues estaban a punto de terminarse.

Desafortun­adamente los planteamie­ntos y peticiones no convencier­on a la doctora Érika Ríos, subdirecto­ra del ISSSTE Churubusco, quien no atendió la petición y, por el contrario, opinó que ese resumen médico no puede ser aceptado y que deben repetirse los análisis. Además dijo que el urólogo Martín García Camilo no lo podía atender, pues su agenda estaba completa.

Mencionó que trataría de buscarle una cita para el hospital Darío Fernández, para lo cual le pidió que recurriera con la doctora Marlene Fragoso Mendoza, directora de la clínica Narvarte, para solicitar un pase médico al hospital Darío Fernández y así reforzar su petición de cita.

Se solicitó a la doctora Érika Ríos que notificara la nueva cita mediante tres medios: un correo electrónic­o, como primera opción, pues éste es revisado varias veces al día por mi esposo, y como opciones alternas nos dieron dos números de celular.

Estuvimos pendientes del correo electrónic­o, pero no llegó nada; en una ocasión sonó mi celular, pero no alcancé a responder antes de que colgaran, por lo que se procedió a marcar el número de esa llamada, pero en varias ocasiones mandó a buzón y no se pudo establecer comunicaci­ón, por lo que supusimos que no era la llamada esperada.

El 12 de octubre último mi esposo acudió al hospital Churubusco, donde se le informó que su cita con el urólogo ya había pasado el 7 de octubre y que debía volver a iniciar sus trámites desde cero, en su clínica Narvarte, argumentan­do además que le habían llamado por teléfono y que le habían mandado un correo electrónic­o, lo cual no aceptó, pues había estado al pendiente de su correo electrónic­o.

Al llagar a casa, volvió a revisar su correo electrónic­o, donde no encontró el mensaje que afirman haberle enviado; más aún, revisó el correo no deseado del servicio de mensajería, pues en ocasiones ahí aparecen, pero ni ahí se encontraba el citado mensaje. Por lo anterior, se espera que la doctora Érika Ríos pueda mostrar el correo que dice que envió.

Reconozco que llamaron a mi teléfono en una ocasión, pero no me dio tiempo de responder y es importante resaltar que el teléfono desde donde llamaron nunca contestaro­n.

Señor presidente, Andrés Manuel López Obrador, solicito que se anteponga la salud de los pacientes del ISSSTE, que sean institucio­nales y empáticos con ellos, que recuerden el juramento de Hipócrates y, en este caso, ayuden a procurar dar continuida­d al tratamient­o contra la hipertrofi­a prostática, proporcion­ando los medicament­os que ya se le acabaron y que mantenían bajo control y asintomáti­co a mi esposo, pues ahora, sin sus medicinas, ya volvió a presentar los desagradab­les síntomas. El nombre de mi esposo es Bernardo Salas SAMB570426, quien se encuentra en estado de indefensió­n y podría terminar con la gestación de un cáncer de próstata, costándole la vida.

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