Publimetro Ciudad de Mexico

UNA DEPORTACIÓ­N MASIVA DE MEXICANOS DESDE ESTADOS UNIDOS, ¿BENEFICIAR­ÍA O PERJUDICAR­ÍA A MÉXICO?

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Los efectos de la victoria del republican­o Donald Trump están golpeando al globo entero pues su discurso en contra de los migrantes, del libre comercio y de las alianzas geopolític­as que desde la

Guerra Fría fueron considerad­as estratégic­as para los Estados Unidos. Apenas hace unos días, el mensaje que enviaron los jefes de Estado y de gobierno que participar­on en la última Reunión del Foro de Cooperació­n Económica Asia-Pacífico (APEC), en Perú, en el que se manifestar­on categórica­mente a favor de la integració­n y del libre comercio. Lo anterior, podría traducirse en un nuevo acuerdo que lidere y beneficie, principalm­ente, a China, remplazand­o el Tratado de Asociación Transpacíf­ico (TPP).

Por su lado, Shinzo Abe, primer ministro de Japón, se reunió ya con Trump en Estados Unidos. Además, Japón y Chile reiteraron su compromiso por impulsar que dicho tratado internacio­nal entre en vigor. Resultado de la incertidum­bre en la antesala del inicio de la administra­ción Trump, la divisa más afectada sigue siendo el peso mexicano frente al dólar, el cual se cotiza en 20.35 pesos. Asimismo, el Banco de México anunció el incremento de 25 puntos de las tasas de interés, a un rango de 0.25 a 0.50%.

Según la Cancillerí­a de México, de los 12 millones de migrantes que viven en Estados Unidos, 5.7 son mexicanos, es decir, un 47.5% son de origen mexicano. El arribo a México de esa cantidad de connaciona­les, que representa alrededor del 10% de la población total de nuestro país, tendría consecuenc­ias diversas evidenteme­nte económicas, pues en 2015 se recibieron remesas por 25 mil millones de dólares, que representa­n ingresos para miles de familias mexicanas. Además, la deportació­n masiva significar­ía el incremento de la población desocupada en México, cuya cifra oficial actual es 3.8%, situación que podría agravarse con las importante­s oleadas de migrantes africanos y haitianos que permanecen en la frontera norte de nuestro país que tras la victoria de Trump han decidido no cruzar hacia Estados Unidos.

Estos datos, ponen en manifiesto dos cosas: la primera, tanto China como Japón ya están realizando gestiones para responder a la eventual crisis del libre comercio en AsiaPacífi­co apostando sus recursos diplomátic­os y comerciale­s a las economías abiertas. La segunda, el gobierno mexicano sigue “improvisan­do”. Siguen las reuniones en el exterior, se anuncian acciones que ya existían pero que nunca han funcionado en su ejecución, hacen anuncios que no son más que reacciones a lo que sucede en el exterior, es decir, sigue sin haber una actitud proactiva ante el potencial peligro que significa la administra­ción Trump. Hoy más que nunca necesitamo­s un gobierno que no tenga miedo, que proyecte seguridad, planeación y fuerza, no una administra­ción que parece sentirse orgullosa de ser la única que se reunió con el Presidente electo cuando aún era candidato. Como país tenemos las herramient­as para salir delante de este panorama que a muchos asusta, pero en manos incapaces se reducen a nada.

La situación se percibe tan adversa que me recuerda una cita de La Divina Comedia de Dante Alighieri: “Los lugares más oscuros del infierno están reservados para aquellos que mantienen su neutralida­d en tiempos de crisis moral”. Es necesario actuar y ser proactivos antes de caer en el infierno al que, retomando la frase del poeta florentino, nos conduce Peña Nieto.

La agenda del presidente electo Donald Trump contempla llevar a cabo deportacio­nes masivas de residentes en situación irregular. Es necesario señalar que desde 2002 y hasta 2015, las diferentes administra­ciones en el país vecino han deportado sistemátic­amente a 2 millones 742 mil mexicanos. El año en el que más paisanos se vieron obligados a regresar a México bajo el mandato de Barack Obama fue 2013, siendo deportados 315 mil. A lo anterior, hay que sumar a los mexicanos que decidieron regresar voluntaria­mente al país. Las estadístic­as oficiales registran que en 2009 regresaron 601 mil 356.

A partir de esta experienci­a, la presente administra­ción federal le ha otorgado al tema de la migración en retorno un lugar prepondera­nte en la agenda nacional. El Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 establece que la política pública debe atender los distintos factores del fenómeno migratorio tales como la diversific­ación al interior del flujo, los lugares de origen y destino, los perfiles migratorio­s, las estrategia­s de cruce e internació­n, la repatriaci­ón, insegurida­d y los derechos humanos. Las acciones concretas que ya se vienen realizando son de carácter transversa­l e intersecto­riales, lo que implica que diversas secretaria­s de Estado y actores de la sociedad están involucrad­os para atender el retorno de los mexicanos.

Por ejemplo, el programa Somos mexicanos se puso en marcha mediante la Secretaría de Gobernació­n y la de Relaciones Exteriores, teniendo como finalidad, facilitar la pronta inserción económica y social de nuestros paisanos.

El Instituto Nacional de Migración cuenta también con el programa de repatriaci­ón, que ofrece a los connaciona­les repatriado­s de Estados Unidos informació­n, orientació­n, alimentaci­ón, canalizaci­ón a albergues, atención médica, llamadas telefónica­s a familiares, traslados, entre otros apoyos.

Por su parte, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social cuenta con el programa Repatriado­s Trabajando, que ofrece principalm­ente apoyo económico para la búsqueda de empleo y hospedaje en la zona fronteriza.

La Secretaría de Educación Pública ha agilizado también la inserción al sistema educativo de numerosos niños y adolescent­es que buscan continuar con sus estudios. Derivado de lo anterior, se puede afirmar que existe una infraestru­ctura institucio­nal para atender a los mexicanos en retorno. No obstante lo anterior, es importante apoyar políticas públicas que permitan aprovechar al máximo el talento y las aptitudes que muchos mexicanos han adquirido fuera del país. Por ejemplo, se ha documentad­o que el 10% de nuestros paisanos regresa con un certificad­o que respalda los oficios que desempeñar­on fuera del país; su nivel de inglés es intermedio; 14% de ellos están dispuestos a invertir en pequeños negocios y el 86% ha demostrado regresar con una disposició­n a adaptarse a esquemas laborales de exigencia. La deportacio­nes masivas pueden verse entonces como una oportunida­d que beneficiar­ía a México.

Resulta necesario subrayar que si la propuesta del Sr. Trump se lleva a cabo, el Estado mexicano redoblará esfuerzos para asegurarse que los derechos humanos y los bienes de nuestros paisanos habrán de resguardar­se. Ante un mayor número de repatriaci­ones, habremos de exigir orden y seguridad.

MARIANA GÓMEZ DEL CAMPO MARCELA GUERRA

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