CORRUPCIÓN Y NEGLIGENCIA EN EL PASO EXPRÉS
El pasado 5 de abril, el presidente Peña Nieto, junto con su secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruíz Esparza, inauguraron el Paso Exprés. Ahí, el secretario Ruíz Esparza aseguró que sería una obra que tendría una durabilidad de 40 años, de acuerdo con el material usado en ella. La obra colapsó en tres meses.
Corrupción
Desde el inicio de la licitación la obra fue cuestionada. La Secretaría de Comunicaciones y Transportes dio apenas siete días a las empresas que concursaron para elaborar sus propuestas técnicas y económicas, algunas de ellas se quejaron de la premura, la SCT respondió que se debían apegar a los tiempos establecidos. Pareciera que las empresas ganadoras –Aldesa y Epccor- tenían información privilegiada para presentar una propuesta competitiva con esa premura y ganar el fallo.
La licitación para hacer la obra no la ganó la empresa que tenía más puntos de calificación, sino la más económica (al menos hasta ese momento), por ello, Aldesa y Epccor resultaron ganadoras. La obra en un principio costaría mil 104 millones de pesos, al final fue falso, pues costó 2 mil 213 millones de pesos, es decir, el doble. Tuvo 9 meses de retraso y uno de los argumentos para elevar el costo al doble fue que se tuvieron que reinstalar drenajes y líneas de agua potable. Lo que también resultó falso, al menos inexacto.
La Auditoría Superior de la Federación, de acuerdo con la cuenta pública 2015, señaló que se registraron pagos no justificados por 257 millones de pesos. Le preguntamos a la SCT, ¿por qué se hicieron esos pagos y dónde quedó ese dinero?
El delegado de la SCT en el estado de Morelos, José Luis Alarcón, no era un funcionario experto, estaba en ese cargo sólo por ser amigo del hermano del secretario de Gobernación. Su mayor experiencia laboral fue ser director de una escuela de inglés por 9 años, un Harmon Hall. Poner a personas en cargos que requieren rigor técnico sólo por amistad también es corrupción.
Negligencia
Desde su inauguración habitantes de la zona manifestaron su preocupación por las obras. El 30 de junio en una carta que el municipio de Chipatlan le envió al delegado de SCT le advirtió sobre el posible colapso justo de la zona en donde se produjo el socavón, “tomen cartas en el asunto urgentemente y así evitar una desgracia mayor”, concluía el texto. La dependencia hizo caso omiso, no hubo respuesta. Esa omisión en particular cobró dos vidas, la desgracia pudo ser peor.
Por si fuera poco, el nulo tacto del secretario Ruiz Esparza, hombre cercano al Presidente desde que era gobernador, quien señaló que se indemnizaría a la familia por haber pasado “un mal rato”. Y comentó que él está a las órdenes de su jefe, quien lo designó y debe decidir si le sirve o no. Cuando el que debiera poner la renuncia en la mesa es él, situación que hasta el momento no ha pasado y posiblemente no pasará.
Las autoridades tienen muchas responsabilidades, entre ellas servir, atender demandas ciudadanas, hacer buen uso del gasto público y realizar obras de manera adecuada.