MÓNICA FERNÁNDEZ BALBOA
SENADORA DE LA REPÚBLICA POR MORENA
La política exterior del gobierno del presidente López Obrador se caracteriza por ser respetuosa de los procesos internos de otros países. La declaratoria de emergencia que realizó el presidente Trump se inscribe en ese contexto. Es un asunto que corresponde a los estadounidenses resolver, ya que se trata de una cuestión de equilibrios políticos del vecino del norte. En ese sentido, el gobierno mexicano ha sido cuidadoso de no intervenir en las decisiones de la administración de Trump. Respecto al muro fronterizo –por nuestra parte– se ha insistido, en primer lugar, en que se respeten los derechos humanos de todos los migrantes, ya sean nacionales o provenientes de otros países. De igual forma, es muy importante que las relaciones con Estados Unidos se mantengan en un clima de diálogo en la búsqueda de entendimientos que permitan fortalecer el intercambio económico, social y cultural cotidiano que se da entre ambas naciones. México tiene una intensa y compleja relación bilateral con Estados Unidos y por eso se debe actuar con prudencia. Es muy importante evitar caer en provocaciones y, en su caso, desplegar una política proactiva, para que mediante la diplomacia se logre sensibilizar a los gobernantes norteamericanos de las aportaciones que hacen millones de mexicanos y hacer a un lado los adjetivos que descalifican y ofenden a nuestros paisanos. La postura mexicana en torno al muro fronterizo debe ser firme, como lo ha hecho el presidente López Obrador, pero eso no significa que se asuma una actitud de confrontación estéril que sólo llevaría a empeorar la situación. Por el contrario, se deben utilizar todas las herramientas de la diplomacia y del derecho internacional para que se respeten los derechos humanos y que las relaciones entre los dos países se fortalezcan en todos los aspectos, mediante el diálogo y la negociación, para resolver los problemas comunes como lo es, entre muchos otros, el intenso flujo migratorio en la frontera.