LEONOR NOYOLA CERVANTES

SENADORA DE LA REPÚBLICA POR EL PRD

Dos de los principios fundamentales que rigen la vida internacional de los países es el de no intervención, que privilegia la independencia de las naciones, puesto que establece la obligación de los Estados de abstenerse de intervenir en los asuntos internos de otro con la intención de afectar su voluntad, así como el de autodeterminación de los pueblos que indica que cada país decide sus propias formas de gobierno. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció la declaración del estado de emergencia argumentando que existe una crisis de seguridad nacional en la frontera sur, que consiste –en su consideración– en “una invasión de traficantes de drogas y criminales” y que representan una amenaza. Lo anterior, para conseguir de esta forma el financiamiento del muro fronterizo que divida

a Estados Unidos de México y que evite ingresar a dicho país a migrantes que, desde América del sur, centro y norte, pretenden entrar en busca de “mejores oportunidades” de vida. La política migratoria que ha establecido el país del norte, en la administración de Donald Trump, es por demás polémica. Desde su campaña anunció medidas severas contra la inmigración y, aunque en primera instancia –en atención a los principios señalados con anterioridad– no deberíamos tener opinión alguna respecto de la implementación de alguna de esas políticas internas, lo cierto es que no somos ajenos a ellas. En efecto, se trata de una política migratoria que incumbe a México dado que muchos de nuestros compatriotas siguen pretendiendo ingresar a ese país de manera ilegal, es decir, sin documentos.