Contra el miedo y la Incertidumbre
tal –que necesitamos hoy más que nunca–, sino también la física; indispensables ambas para recuperarnos lo más pronto posible de esta pandemia. Combatir el temor no es una tarea simple, recordemos que antes se concentraba en la inseguridad y ahora ésta tendrá que sumarse a las diferentes fases del semáforo sanitario, asumiendo que los colores cambiarán de manera progresiva y no regresemos al encierro por un aumento en la transmisión del coronavirus. Desde mi experiencia, tanto la Ciudad de México como el país, han reaccionado de manera adecuada al llamado de quedarse en casa, pero estamos lejos de cantar victoria o de asumir que la vieja normalidad regresará algún día cercano. Faltan meses y hay que vivir al día, como hemos compartido antes, sin hacer demasiados planes y buscando las diferentes maneras de transformarnos no sólo para protegernos, sino para atender las necesidades de nuestras familias y de nosotros mismos. Seguiremos observando casos de descuido o de incredulidad que mantendrán con vida al virus, lo mismo que cambios en hábitos de higiene que antes pensábamos imposibles entre ciudadanos; sin embargo, ahí radicará una de las fuentes de incertidumbre más grandes: no saber cómo, cuándo y de qué forma nos puede atacar este organismo. Para quienes han sentido ya que se han enfermado 20 veces de Covid-19 en lo que llevan aislados en casa o que evitan estornudar para evitar pensar en si han desarrollado síntomas, trasladen esta ansiedad a las calles y a otros espacios que frecuentaban. El miedo también es contagioso y se transmite igual de rápido que este virus.