¿La equidad en las campañas será cosa de inocentes?
Después de vivir en el México del partido único hasta 1997, la equidad en las contiendas políticas se ha convertido en uno de los principales valores de la democracia actual. Significa que todos los contendientes y los demás áctores políticos y sociales se someten a las mismas reglas establecidas para que nadie tenga una ventaja indebida, al margen de la Constitución y de la Ley.
Equidad no significa necesariamente igualdad, ya que las reglas electorales consideran para la distribución de los recursos a los partidos políticos –así como para los tiempos de radio y televisión– un criterio de proporcionalidad en donde quien haya obtenido el triunfo en las elecciones pasadas –en este caso Morena– tiene mayores recursos y mayor tiempo en los medios, así está establecido en la Constitución y así ha continuado la regla incluso después de 2018. El 70% se distribuye considerando este criterio y el 30% restante de forma igualitaria.
Estas mismas reglas se refieren también a que ningún gobierno federal o local influya con el uso de recursos públicos a favor o en contra de un partido o candidato con expresiones, imágenes, regalos o con la asistencia de servidores públicos a eventos políticos en horario laboral. Se ha considerado que la sola presencia representa una influencia en el elector.
Es decir, durante las campañas no puede haber ninguna actividad en donde se aproveche el recurso público según los artículos 41 y 134 de la Constitución. Existe también la prohibición a que ningún particular –ya sea empresa o persona física– pueda influir en la contienda. Por ejemplo, pagando spots a favor o en contra de una fuerza política, como sucedió en 2006, con el spot “Peligro para México”.
Son reglas tal vez únicas de nuestro país, complicadas de respetar, que buscan –se ha dicho– una “cancha pareja” y que cada una de ellas responde a acciones que se realizaron en las elecciones de 2006 y 2012 que afectaron a la competencia electoral y que justo fueron producto de la lucha por contiendas democráticas que encabezó, entre otros, el hoy presidente López Obrador.
En ese contexto es que, de no haber sido una broma, se hubiera reconocido la suspensión de las conferencias llamadas mañaneras. Recordemos que el Tribunal Electoral ya se ha pronunciado en el sentido de que las mañaneras son un ejercicio de propaganda gubernamental, y si bien revocó las medidas cautelares de acción preventiva del INE, nunca ha dicho que estas expresiones y estas mañaneras sean legales en el marco de las campañas.
No será fácil para el INE hacer respetar la ley y lo que puede suceder es que estas normas de equidad pasen a ser letra muerta. De ser así, estaremos en presencia de lo que han llamado “navaja libre”, es decir, todo se vale y tanto gobiernos como particulares estarán influyendo de forma indebida en el elector, algo que sucede en otras democracias sin mayor problema, pero que no tienen la misma historia que tiene la democracia mexicana, ya lo veremos. Feliz 2021.