Publimetro Ciudad de Mexico

Novela Bungo participa por premio Vargas Llosa

Es una novela que aborda la Guerra Civil de Angola a través de unos misioneros y es escrita por el yucateco Edgardo Arredondo El autor dice que le ilusiona la posibilida­d de ganar el premio, pero está consciente de que hay varios participan­tes El escrit

- Ignacio Campos

Bungo es la más reciente novela de Edgardo Arredondo, se basa en hechos reales para narrar la Guerra Civil en Angola y ha sido enviada a participar en la IV Bienal de Novela Mario Vargas Llosa en busca de reconocimi­ento por lo que platicó con Publimetro de éste y varios temas más.

Edgardo, seis libros en ocho años ¿de dónde sacas el tiempo y la imaginació­n para escribir?

— Todo el día ando con las ideas en la cabeza de algún capítulo, alguna escena, un diálogo o lo que sea que esté trabajando. Tengo más tiempo porque soy jubilado, pero sí, empecé en el año 2011 o 2012. Estoy contento porque ya está en la prensa la segunda parte de Médico sicario y me encuentro promociona­ndo Bungo, y ni tiempo he tenido de promover 10 consejos que saqué en este año, debido a la pandemia.

Cuéntanos de tu más reciente libro titulado Bungo ¿de qué va la historia?

— Sobre la Guerra Civil de Angola han escrito portuguese­s o angoleños y tengo la informació­n de que ningún mexicano había escrito antes sobre esto. ¿Qué tuvo que ver México con esta guerra? Resulta que a Yucatán se envió un grupo de monjas de la orden Hermanas de la Luz a hacer su apostolado y también se envió a sacerdotes yucatecos a evangeliza­r en algunas zonas del país africano en plena guerra civil. En 1990 me tocó atender a la hermana Eunice Yam Och, que es una de las protagonis­tas de la novela, en la que, mientras viajaba acompañada por otra religiosa por una carretera de Bungo, que es una aldea de por allá, pasaron por una mina la cual estalló provocando la muerte de su acompañant­e, aunque ella quedó lesionada con fractura de pierna. Después de este incidente viene a México, me tocó conocerla, le hice una cirugía y, aparte de paciente, se fue convirtien­do en mi amiga por lo que empezó a platicarme de lo que estaban viviendo en Angola y la miseria que padecía el país. Así fue que le pedí que escribiera sus memorias. Un día me trajo sus memorias escritas a mano en una libreta titulada La sierva del Señor en la que narraba su vida en las misiones y más adelante me

di a la tarea de complement­ar esto con entrevista­s personales con otros dos de los protagonis­tas, el Padre Raúl Moguel Urtecho, que ya estaba de vuelta en Yucatán y trabajando en un pueblito, y el Padre Fabio Martínez Castilla, que ya era el Arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Decidí novelarla para hacerla más interesant­e al público, aunque tenía que trabajar en un periodo que iba de 1988 hasta el 2002, entonces incrusté en la novela a un personaje ficticio de nacionalid­ad cubana que decide enrolarse en la guerra de Angola. Considero que esta es mi novela más cuidada y bien sustentada y por eso me atreví a mandarla a la Bienal de Novela Mario Vargas Llosa...¡a ver cómo nos va!

¿Consideras que esta obra tenga alguna posibilida­d de algún premio en la IV Premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa?

— Me apegué a los lineamient­os que pide, pero sé que francament­e se compite contra 70 novelas más, pero por el simple hecho de que no me las hayan regresado, me siento muy contento. Es una ilusión, pero más que nada de difundirla y que se dé a conocer.

Varias de tus novelas se basan en hechos reales ¿estás consideran­do escribir algo sobre la pandemia del Covid-19 que tanto ha afectado a la humanidad?

— Curiosamen­te, ahora que terminé la segunda parte de Médico sicario, que se llama Sin miedo al destino, y que estará lista para este primer trimestre del año, estoy trabajando en una novela sobre la fiebre amarilla, esta es una enfermedad transmitid­a por un mosquito que asoló Yucatán, a varios países y mató a mucha gente. Está basada en hechos históricos y voy hablar de la vida de tres científico­s que estuvieron involucrad­os: el cubano Carlos Finlay, el japonés Hideyo

Noguchi y el danés Harald Seidelin que estuvieron en Yucatán y es increíble que, ni con la décima parte de lo que se tiene hoy en día, se logró erradicar una enfermedad terrible, pero aún se encuentra en África y Sudamerica, por lo que representa un riesgo con los migrantes que la vuelvan a traer al país. Con relación al tema de escribir algo sobre el Covid-19, yo siempre digo que sí dan ganas de escribir algo como el amor en tiempos del coronaviru­s y de la 4T porque la combinació­n es muy sui generis por todo lo que estamos viviendo, pues no es fácil todo lo que se nos juntó. Hay que esperar un poco más, por ahora solamente tengo algunas ideas, pero antes que nada quiero ser un supervivie­nte del coronaviru­s (ríe). Esta situación tan bizarra de que la gente use el cubrebocas y el presidente no, la posible confrontac­ión que pudiera darse por las vacunas, en este momento le creo más a Marcelo Ebrard que a López-gatell, entonces sería algo muy interesant­e escribir algo ficticio, pero basado en la intimidad que debe de haber en el gabinete presidenci­al, de un Ebrard que no dice nada, pero que no ha de estar de acuerdo con lo que dice López-gatell. Cuando alguien se decida a escribir sobre el tema va ser imposible que no se toque el empecinami­ento de la 4T a no usar cubrebocas, o al “adivino” charlatán que es Hugo López-gatell, en otros países ya lo hubieran despedido. Hay una serie de situacione­s individual­es, familiares, de la sociedad, nacionales, sin meter lo que ha pasado a nivel mundial, que crean un entorno lleno de ingredient­es para lanzar una buena novela. Calculo, aunque es prematuro decirlo ahora, que en unos dos años vamos a estar inundados de novelas sobre el tema. Sí lo tengo contemplad­o, pero hay que esperar un poco más a que se asienten las aguas.

Dime tres libros que regalarías en este inicio de año a cualquier persona…

— En primer lugar El vendedor de silencio, de Enrique Serna, que describe a un columnista del siglo XX, sin escrúpulo alguno y que se hizo millonario mediante la extorsión al poder político. Los últimos días de nuestros padres, de Joël Dicker, porque a mí me gustana mucho los temas de la Segunda Guerra Mundial y, por último, Plagio, una novela, de Héctor Aguilar Camín, una historia muy entretenid­a que acaba de salir publicada hace un par de meses.

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/ FOTOS: CORTESÍA DEL AUTOR Edgardo Arredondo es médico de profesión y empezó a escribir después de los 50 años de edad.

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