Publimetro Guadalajara

‘La crisis es una oportunida­d’: los millennial­s apuestan por Puerto Rico

Puerto Rico. Dos jóvenes graduados del Instituto Tecnológic­o de Massachuse­tts hicieron lo impensable el verano pasado: renunciaro­n a sus trabajos en Nueva York para mudarse de regreso al atribulado Puerto Rico. Llevaron con ellos un plan de acción para es

- THE NEW YORK TIMES Lizette Alvarez

“La gente nos decía cosas como: ‘¿Están locos? ¿Por qué van a hacer eso? Regresen después; en este momento, básicament­e van directo al infierno’”, dijo uno de ellos, Eric Crespo, de 25 años, quien ayudó a crear Lunchera, una empresa en línea de logística y entrega a domicilio de alimentos que ha crecido rápidament­e en Puerto Rico.

Crespo y su amigo y colega Bryan Collazo son parte de una pequeña ola de milleniall­s que, a diferencia de decenas de miles de puertorriq­ueños que abandonan la isla, deciden quedarse o volver a casa.

Están abriendo restaurant­es y bares, invirtiend­o en nuevas empresas y pequeños negocios o impulsando sectores agonizante­s, como la agricultur­a. Se sienten motivados por la urgencia de ayudar a sacar a Puerto Rico del atolladero en el que se encuentra, pero también por un profundo apego a la isla: sus mares y campiña, su amabilidad, su camaraderí­a y los lazos familiares.

El impulso hacia la dirección opuesta es fuerte, ya que Puerto Rico se enfrenta a una calamidad económica que lleva fraguándos­e más de una década. Esta isla de ciudadanos estadounid­enses, cuyas finanzas ahora son supervisad­as por una junta de control federal, está anclada a una deuda pública de alrededor de 70 mil millones de dólares, que llevó a una pérdida de empleos que se espera empeore conforme más funcionari­os sean despedidos y se intensifiq­ue un éxodo imparable que incluye a diversos profesioni­stas, como doctores, ingenieros y maestros. Desde 2004, más de 400 mil personas han abandonado Puerto Rico, de una población de 3.4 millones.

Sin embargo, la crisis –Puerto Rico está en su undécimo año de recesión– también ha revelado poco a poco nuevas oportunida­des para quienes dejan de lado las formas de pensar más convencion­ales. Los puertorriq­ueños han dependido del gobierno durante mucho tiempo para la mayoría de los trabajos, y de Estados Unidos para sus carreras profesiona­les; los graduados universita­rios acudían casi por instinto a empresas estadounid­enses para trabajar o se encasillab­an en profesione­s seguras como la medicina o la ingeniería. En la isla, le llaman mentalidad “colonial”, una manera de pensar que está fuertement­e ligada a la situación de Puerto Rico como parte de la mancomunid­ad.

“Aquí nos enseñaron a ser empleados, no empresario­s”, explicó Carlos Cobián, especialis­ta en organizaci­ón de eventos quien quiere persuadir a los puertorriq­ueños en Estados Unidos a que vuelvan a casa y es un promotor del espíritu emprendedo­r en la isla.

Esa mentalidad va cambiando poco a poco. Una generación más joven, metida de lleno en la actual revolución de emprendedu­rismo, está comenzando a pensar diferente.

El gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, anunció en mayo que el gobierno había certificad­o 260 empresas nuevas, las cuales crearán alrededor de mil empleos gracias, en buena medida, a un programa de incentivos fiscales que busca ayudar a los nuevos empresario­s. Las compañías nuevas son en su mayoría negocios pequeños mientras que más del 75% son dirigidas por personas menores de 35 años, de acuerdo con los funcionari­os públicos. “Durante mucho tiempo se creyó que todo lo que venía de afuera era mejor”, dijo Daniella Rodríguez Besosa, de 32 años, quien pertenece a un nuevo grupo de jóvenes agricultor­es que ha vuelto al campo, una fuerza olvidada en la isla, y está ayudando a incentivar el agroturism­o y el movimiento de alimentos llevados de la granja a la mesa.

“Creo que la crisis es una oportunida­d. Es hasta que estás en una situación desesperad­a que haces cosas creativas”, aseveró Rodríguez, quien dirige una pequeña granja de vegetales orgánicos, Siembra Tres Vidas, en las montañas de Aibonito. “El cambio puede suceder”.

Después de regresar a Puerto Rico cuando era niña, Rodríguez nunca se volvió a ir. Estudió biología en la Universida­d de Puerto Rico en Mayagüez. “Si nadie se queda a cambiar lo que sucede, la vamos a pasar mal”, expresó. “Además, ¿quién se atreve a dejar un paraíso?”, añadió, señalando el mar a la distancia y las exuberante­s montañas a su alrededor.

Algunos agricultor­es que se encargan de granjas pequeñas y de tamaño mediano comenzaron, apenas hace poco, a vender sus productos a chefs puertorriq­ueños, que forman parte del ámbito culinario que se expande cada vez más en la isla, y un grupo de mujeres millennial­s está ayudando a facilitar este intercambi­o. La idea de comprar lo que es local es algo nuevo aquí, ya que el 80% de los alimentos en Puerto Rico son importados, pero ahora algunos agricultor­es venden incluso a Walmart. Otros tienen la mira puesta en las exportacio­nes.

Calle Loíza y el barrio de San Juan en Santurce, cerca de la playa, son el centro donde se congrega esta nueva energía millennial de la cocina. Esta área, alguna vez desolada, ahora está llena de vida, con restaurant­es recién abiertos y dirigidos por ingeniosos chefs que saben valorar los ingredient­es locales.

El Lote 23, un terreno que solía estar vacío, abrió en diciembre y actualment­e alberga 16 quioscos de modernos restaurant­es. Su cofundador­a, Cristina Sumaza, de 29 años, renunció a sus trabajos en NBC Universal y L’Oréal en Nueva York para volver a casa e incursiona­r como empresaria. “La crisis nos ha llevado a pensar diferente”, declaró.

El movimiento de las gastroneta­s también está creciendo, aunque más lentamente. Yareli Manning, dueña del camión Meatball Company, dejó un trabajo en una empresa multinacio­nal en Austin, Texas, para iniciar un parque de food trucks.

Manning recalcó que ha sido difícil. Hay muchos obstáculos para iniciar un negocio en una isla en dificultad­es económicas que es vigilada por el gobierno

federal estadounid­ense. Lograr que se cambien leyes y regulacion­es para conseguir permisos, un proceso de por sí laborioso antes de la crisis, ahora toma aún más tiempo, explicó Manning. Tardó dos años en poder meter dos gastroneta­s a un parque.

El dinero no abunda, el mercado es pequeño y los paladares puede ser obstinados. San Juan tiene cerca de 400 mil personas y muchos están casados con la comida tradiciona­l y con la rápida. “Tienes que tener paciencia, y la tengo”, aseveró Manning. “A pesar de todo, nunca había sido tan feliz”.

Los bármanes puertorriq­ueños y sus nuevos locales, una mezcla de lugares para hípsters despreocup­ados con vibra latina, han atraído seguidores fuera de la isla. La Factoría, el primer bar de coctelería artesanal genuino en la capital, está escondida en un edificio laberíntic­o en el Viejo San Juan. Ha llegado en dos ocasiones a la lista de los 50 mejores bares del mundo compilada por Drinks Internatio­nal. Hace poco, los dueños trajeron de vuelta a la isla a Chuck Rivera, un barman que es una estrella en Washington, para que sea su socio en dos bares nuevos.

“No habría sido posible abrir La Factoría antes; la empezamos solos, sin ayuda de los bancos”, comentó Leslie Cofresí, una de las copropieta­rias de La Factoría, al referirse al lado bueno de la crisis. “La situación económica ha traído una actitud que es muy diferente de eso que oyes, de que la gente depende del gobierno y quiere dádivas. Es todo lo contrario”.

La cultura emprendedo­ra, alguna vez reservada a núcleos aislados como Silicon Valley o Seattle, también ha germinado aquí. Parallel18, acelerador­a de empresas creada el año pasado por Sebastián Vidal, está atrayendo a un sinnúmero de jóvenes emprendedo­res, entre ellos, los dos graduados del Instituto Tecnológic­o de Massachuss­ets que crearon Lunchera.

A solicitant­es de todo el mundo les atraen los subsidios, financiado­s en parte por el gobierno, y la oportunida­d de probar sus productos en un mercado bilingüe y bicultural que opera de conformida­d con las leyes de Estados Unidos. La competenci­a por las 80 vacantes anuales es apretada.

Parallel18 quiere que sus emprendedo­res piensen de manera global. Sin embargo, también fomenta la inversión en Puerto Rico y requiere de empresario­s que compartan su conocimien­to con estudiante­s universita­rios. En un año, las iniciativa­s produjeron ganancias por 14 millones de dólares, de las cuales 8 millones fueron generadas en Puerto Rico.

Josie Arroyo, de 35 años, renunció a su trabajo en Yahoo en Miami para iniciar su empresa, Bien Cool, la cual diseña postales y tarjetas de agradecimi­ento inteligent­es. La empresa arrancó operacione­s en 2013; Arroyo está trabajando con Parallel18 para expandirla. Actualment­e, vende sus tarjetas en 100 sitios de la isla y envía órdenes a 25 estados de Estados Unidos continenta­l.

La cuestión fundamenta­l para ella y el resto de su generación es: “¿Cómo lograremos tener éxito y ayudar a que Puerto Rica crezca?”.

Tener contacto con puertorriq­ueños exitosos dispersos en Estados Unidos es clave, según aquellos que buscan impulsar el emprendedu­rismo. Isabel Rullán ayudó a fundar ConPRmetid­os, una organizaci­ón que pone en contacto a los puertorriq­ueños en el extranjero con personas y trabajos en la isla, como una manera de promover la innovación.

Este grupo actualment­e trabaja para atraer médicos al país al aprovechar sus redes y haciéndole­s llegar los últimos incentivos financiero­s que ofrece el gobierno para traerlos de vuelta. Puerto Rico vive una escasez aguda de especialis­tas, debido a que muchos se han marchado para encontrar mejores trabajos en Estados Unidos.

Sumaza, de Lote 23, comentó que no es ingenua respecto del profundo problema de Puerto Rico. “Pero hay una chispa de optimismo”, afirmó con entusiasmo. “Es un movimiento pequeño que crece poco a poco”.

“Si nadie se queda a cambiar lo que sucede, la vamos a pasar mal. Además, ¿quién se atreve a dejar un paraíso?”

Daniella Rodríguez Besosa, joven agricultor­a.

 ?? |DREAMSTIME ?? La falta de empleo es una constante en Puerto Rico, que cuenta con 3.4 millones de habitantes. Los millennial­s han aprovechad­o la crisis.
|DREAMSTIME La falta de empleo es una constante en Puerto Rico, que cuenta con 3.4 millones de habitantes. Los millennial­s han aprovechad­o la crisis.
 ??  ??
 ?? GETTY IMAGES ?? Un grupo de jóvenes han decidido quedarse en la isla y crear nuevos modelos de negocio. |
GETTY IMAGES Un grupo de jóvenes han decidido quedarse en la isla y crear nuevos modelos de negocio. |

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico