UNA RAYITA MÁS AL TIGRE
La semana anterior asistieron a la Convención Bancaria de Acapulco los seis aspirantes presidenciales que estarían en la boleta electoral de la elección del 1 de julio de este año. Desfilaron los independientes Margarita Zavala, Armando Ríos Pitter y Jaime Rodríguez, así como los aliancistas Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Anaya y José Antonio Meade.
El mensaje más esperado fue el de López Obrador, ahí llegaron sus dos versiones, el que vemos en esta elección y el de las elecciones anteriores. El primero en hablar fue AMLO 2018, un candidato mesurado, con un mensaje de reconciliación y tolerancia. Le dijo a los banqueros muchas cosas que querían escuchar; que respetará la autonomía del Banco de México, que de ganar, en sus primeros tres años no habría reformas en el sector y enfatizó su mensaje en el combate a la corrupción.
Hasta ese momento, todo estaba controlado, los asistentes y el orador hicieron match, sin embargo, en la sesión de preguntas y respuestas llegó AMLO 2006-2012. Ahí los banqueros hicieron algunos cuestionamientos, por un lado, hablaron de la posibilidad de enjuiciar al presidente Peña, a lo que contestó López Obrador que en la Constitución se señala que sólo se puede enjuiciar a un ex presidente por traición a la patria, hasta ahí, buen control de daños.
Sin embargo, en la pregunta sobre si respetará los resultados electorales, en caso de no ganar la elección, despertó su yo más antiguo, el yo de 2006 y de 2012, el que siempre ha señalado que le hacen fraude cuando pierde, el que no cree en las instituciones ni en los resultados que no le favorecen, el intolerante.
López Obrador soltó la frase: “El que suelte al tigre que lo amarre, ya no voy a estar deteniendo yo al tigre después de un fraude electoral. Así de claro”. Todo lo que había dicho antes quedó atrás, la amenaza velada de un posible estallido social en caso de no ser el próximo presidente seguramente sorprendió a los asistentes.
Andrés Manuel parece que tiene dos personalidades, juega con ellas y en esta elección ha hecho un esfuerzo por situarse en la “republica amorosa”, sin embargo, al final le gana la personalidad que siempre ha tenido, la del intolerante, la del perseguido, de quien no cree en las instituciones.
Las palabras de AMLO en la Convención Bancaria son una advertencia sobre qué pasará si no gana la elección presidencial. Es un aviso de que argumentará un fraude electoral si los resultados no le favorecen y que de haber violencia está dispuesto a omitir cualquier mensaje para controlarla.
No es menor el mensaje del nuevo López Obrador, de quien da seguridad y confianza, pero el mensaje del viejo López Obrador es alarmante y nos deja con las señales de alarma encendidas.
Últimas palabras
Margarita Zavala renunció al financiamiento público en sus campañas, no es una decisión menor, apuesta por los voluntarios. Veremos cómo le sale la ecuación.