CONSULTAS A MODO, UNA LESIÓN A LA DEMOCRACIA MEXICANA
Nuestro país ha transitado por un duro camino hacia la consolidación de su democracia en la que todos hemos participado. La terrible experiencia del fraude electoral de 1988 se tradujo en reformas electorales que permitieron el ingreso de visiones plurales al Congreso, la autonomía del ente organizador de las elecciones federales, la transparencia de los comicios y mecanismos de participación ciudadana directa como las consultas ciudadanas.
Sin embargo, el presidente electo –quien hizo del fraude electoral el motor de su discurso de odio los últimos 12 años– se empeña en echar a andar ‘consultas’ que carecen de todo tipo de garantías: desde el planteamiento sesgado de las preguntas, la operación de las casillas por parte de militantes de Morena, boletas sin foliar, falta de vigilancia en las urnas muchas de las cuales terminaron hasta en las casas de los afiliados a ese partido político, la falta de protección de datos personales, así como la posibilidad de votar hasta cuatro veces.
Morena está en la libertad de hacer las consultas, a título personal, que considere necesarias, pero es un engaño a los ciudadanos y una lesión a la democracia que políticas públicas que están previamente decididas, porque formaron parte del discurso de la campaña presidencial, sean sometidas a este tipo de ejercicios que distan mucho de ser democráticos.
La cancelación del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México hizo vulnerable a nuestro país hacia el exterior al dar una imagen de que las inversiones no tendrán certeza jurídica, es decir, que los acuerdos no serán respetados.
En ese sentido, miles de ciudadanos salimos a manifestarnos en las calles de la Ciudad de México, pero en un día y horario que no afectó las actividades económicas. Lo hicimos no por intereses de empresarios, sino porque queremos un gobierno que no actúe ni por ocurrencias ni que nos vea la cara: todos sabíamos que el NAIM sería cancelado porque así lo dijo “el dedito” de Andrés.
Morena nos descalificó, así como lo hizo años atrás cuando los niveles de inseguridad rebasaron al gobierno de López Obrador en la capital. En esa ocasión nos tildó de “pirrurris”, ahora nos califica de “fifís”. Lo anterior sólo denota la poca tolerancia a la crítica, una situación que parece que será constante los próximos seis años.
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