Publimetro Merida

ENTREVISTA

- ÁNGEL ARMANDO RODRÍGUEZ LUNA, investigad­or Casede METRO WORLD NEWS

¿Qué se espera del juicio?

—Lo que se espera es un show, una especie de despliegue de seguridad – particular­mente en Nueva York– para resguardar la seguridad de

el Chapo, en principio, y también de algunos de los testigos que van a participar en este juicio. Se espera también que exista informació­n relevante de las actividade­s del Cártel de Sinaloa y, particular­mente, de la fracción que Guzmán lideraba.

Quizá también podemos esperar informació­n relevante que permita mejorar las políticas contra el narcotráfi­co en el país, en este caso en México, que no solamente se centren en la persecució­n de criminales o en la intervenci­ón de narcóticos, sino que también impacte en la cooperació­n en materia de seguridad y combate a este fenómeno entre México y Estados Unidos, porque no basta con que se identifiqu­en y se visibilice­n las dinámicas tanto de la producción, trasiego y venta de narcóticos, a través del Cartel de Sinaloa, sino sobre todo, de todas estas redes de políticos y agentes de institucio­nes de seguridad que participan en ambos países.

Creo que se ha puesto muy poco el acento todavía en la participac­ión fundamenta­l que tiene Estados Unidos para esto, de las redes de nar- cotráfico y corrupción dentro de Estados Unidos y yo esperaría que este juicio ayude a evidenciar y visibiliza­r esto y, por lo tanto, dictar mejores políticas de cooperació­n entre ambos países.

¿En este juicio podríamos conocer nombres de políticos o personajes vinculados con las actividade­s de el Chapo Guzmán?

—Tendríamos que conocerlos. Dependerá mucho de la manera en que los equipos de abogados de Guzmán y de los testigos protegidos lleven a cabo estas diligencia­s dentro de la corte. Se esperaría en este sentido que alimente informació­n importante tanto para el ámbito judicial como para el periodísti­co, acerca de qué nombres particular­mente han participad­o desde, por lo menos, hace dos décadas.

Quizás más importante aún es lo que realmente se puede hacer entre ambos países para disminuir las capacidade­s operativas de estos grupos criminales. En los últimos 10 o 15 años, la cooperació­n de seguridad entre México y Estados Unidos se ha centrado en capturar a los principale­s cabezas, por ejemplo, la Iniciativa Mérida. Las estrategia­s de seguridad planteaban la captura de los líderes para de ahí derivar a la desarticul­ación de grupos criminales transnacio­nales y hemos visto que en realidad esto ha tenido poco impacto, tanto en el negocio como en disminuir los efectos. El efecto más perverso de todos ha sido la violencia en México.

¿Cuánto puede durar el juicio? ¿Cuándo conoceremo­s un veredicto?

—Tanto Guzmán como su defensa han planteado que son inocentes, y esto puede hacer muy largo el juicio, porque buscará agrupar y dar solidez a todos los testimonio­s que existen y que, además, dan cuenta de los diferentes niveles de culpabilid­ad de Guzmán Loera, tanto en el tráfico de drogas como en los homicidios cometidos dentro y fuera de México.

Cabe señalar que es un grupo criminal que tiene operacione­s en más de 50 países del mundo. Valdría la pena para conocer un poco más, por lo menos desde la perspectiv­a del Cártel de Sinaloa, cómo es que opera la delincuenc­ia organizada transnacio­nal en otras regiones del mundo y cuál es la verdadera articulaci­ón de redes y de actores legales e ilegales que hacen posible tal capacidad operativa.

¿Cómo cambiaría el ‘tablero’ del narcotráfi­co con este juicio?

—Particular­mente, en cuanto al Cártel de Sinaloa, ya lo ha hecho. Desde la extradició­n de el Chapo Guzmán ha habido una disputa constante de tres grupos dentro del Cártel de Sinaloa y la violencia en este estado se ha incrementa­do bastante en los últimos dos años. Ha impactado a Baja California, Baja California Sur y, por supuesto, a Ciudad Juárez (Chihuahua). En términos de violencia ya hay un impacto importante.

En cuanto a las capacidade­s operativas, parece que han dismi- nuido poco. Dado que son mercados ilegales y que hay poca informació­n fidedigna y verificabl­e, es difícil saber si ha impactado sobre su capacidad de producción o de trasiego o de venta al menudeo, pero no parece, por los datos que existen a través de Estados Unidos, a través de la DEA o de las encuestas sobre consumo de drogas en ese país. Y en México tenemos pocas fuentes de informació­n fidedignas.

Lo que sí se sabe es que –y como siempre sucede– cuando hay la captura de un líder y cuando hay impactos directos sobre sus estructura­s, comienza una reorganiza­ción que se manifiesta solamente a través de la violencia. Surgen nuevos actores que buscan el poder, surgen nuevas formas de control de territorio­s y eso siempre se evidencia a través de los homicidios. Yo creo que esto va a cambiar poco en ese sentido, porque seguiremos observando las mismas dinámicas de los últimos 12 años y quizá sí valga la pena profundiza­r sobre este cambio generacion­al que ya ha venido sucediendo dentro del Cártel de Sinaloa, como van a impactar las declaracio­nes de Guzmán Loera y de los testigos de su caso a ese cambio generacion­al.

El juicio debería de sentar mejores bases para el trabajo de inteligenc­ia y para el de cooperació­n en seguridad entre Estados Unidos y México. Es fundamenta­l que Estados Unidos asuma un rol y una responsabi­lidad mucho mayor ante este fenómeno.

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