ENTREVISTA
¿Qué se espera del juicio?
—En primer lugar, hay una expectativa muy amplia por las pruebas que vayan a ser presentadas, principalmente, por la Fiscalía. De acuerdo con el sistema procesal estadounidense, los testigos son una pieza clave para convencer al jurado de la responsabilidad de los cargos que la Fiscalía le ha imputado. Luego entonces, esta situación del inicio de un juicio de tal envergadura, como no se ha tenido en Estados Unidos en los últimos años, genera la posibilidad de que al conocerse los nombres de quienes atestigüen, haya consecuencias desafortunadas en cuanto a violencia en México y en algunas partes de Estados Unidos.
Si se llega a confirmar que algunos de los testigos contra
El Chapo forman parte de su círculo (es decir, traiciones) la violencia se hará presente en una especie de ajuste de cuentas de quienes todavía le pudieran tener lealtad, tanto en Estados Unidos como en México. Si se tratase de testigos que pertenecen a organizaciones rivales, su testimonio estaría matizado por un cierto interés en perjudicar a su antiguo adversario. Esto puede motivar también, en menor medida, reacciones violentas. En concreto, lo que pase a partir del 5 de noviembre en la corte de Brooklyn tendrá –más allá de los efectos procesales– una implicación de carácter violento al interior de las organizaciones criminales que están ahí enfrentadas.
¿Cuánto puede durar el juicio?
—Uno o dos meses. Por el número de testigos, que debe ser bastante amplio, tanto los testimonios y documentos periciales, puede durar hasta tres meses. Es decir, noviembre, diciembre y hasta enero. Luego vendría el veredicto, que podría demorarse un par de semanas.
¿Cómo cambiaría el ‘tablero’ del narcotráfico con este juicio?
—De manera significativa, porque desde el momento en que Joaquín Guzmán Loera no se declaró culpable, significa que no ha delatado a nadie, le puede generar lealtad sumamente elevada. Y que al momento en que haya miembros de otras organizaciones o de la suya propia, promoverá una escalada de violencia.
Un caso similar es el de Osiel Cárdenas Guillén, él era líder de una organización criminal también poderosa en Tamaulipas, al momento de ser enjuiciado admitió su responsabilidad y fue condenado a 25 años de cárcel. A partir de ese momento se desató la guerra entre sus organizaciones, Los Zetas y el Cártel del Golfo, que aún hoy seguimos padeciendo.
El juicio de el Chapo Guzmán, ¿con cuáles otros se puede comparar?
—En cuanto a mafia, con el de John Guti, de los líderes de la mafia italoamericana, y en cuanto a interés mediático al de O.J. Simpson.
¿Cuáles son los puntos más críticos del juicio que usted destacaría?
—El tiempo que ha pasado entre los hechos que le atribuyen y la fecha del juzgamiento. La mayor complejidad para la Fiscalía es encontrar testigos de algo que pasó hace más de 10 o 20 años.