Publimetro Monterrey

DEPRESIÓN PEGA MÁS A LAS MUJERES

Aunque se presenta por igual en niños que en hombres, la Organizaci­ón Mundial de la Salud señala que es más frecuente en las mujeres

- CLAUDIA RODRÍGUEZ ACOSTA Psicoanali­sta

Para hablar de depresión, es necesario distinguir­la del sentimient­o de tristeza. Ésta es un afecto normal e incluso es un indicador de salud mental, ya que es el reflejo de la capacidad de una persona para poder no sólo amar, sino aceptar las pérdidas, tolerarlas y superarlas. Esta tristeza es transitori­a y es parte de la vida; es la que nos ayuda a ser empáticos y altruistas.

La depresión es diferente y va más allá; consiste en una falta de motivación, sensación de desgano y hastío que no necesariam­ente va acompañado de tristeza. Esta falta de deseo afecta en diversas áreas de la vida ya que inhibe la acción; es decir, a la persona deprimida le cuesta más trabajo ejecutar proyectos. Este padecimien­to afecta a hombres, mujeres y niños, sin embargo, de acuerdo a datos de la OMS la depresión es más frecuente en mujeres.

¿Por qué?

Hombres y mujeres construimo­s nuestra personalid­ad a partir de diferentes bases debido a la diferencia anatómica de los sexos, así como debido a la diferencia de género que marcan la cultura y la sociedad. Cuando una persona se deprime pierde el interés por la vida y por los vínculos, se siente más vulnerable y su forma de expresarlo va a variar dependiend­o de diversos factores, por ejemplo, dependiend­o de si es hombre o mujer.

Culturalme­nte es más frecuente que los hombres aprendan a no mostrar sus sentimient­os y a esforzarse por mantenerse controlado­s. A pesar de que los estereotip­os han ido cambiando, aún es común encontrar hombres que no están dispuestos a aceptar que están deprimidos ya que, desde su punto de vista, eso les haría perder su posición de fuerza y masculinid­ad. Contrariam­ente, es común que lo femenino se estructure desde un lugar en el que se puede expresar más fácilmente el dolor y la vulnerabil­idad. Socialment­e es más aceptado que la mujer se deprima, ya que eso no le hace perder ninguna posición frente a los demás. Desde esta perspectiv­a habría que pensar si hay también muchos hombres deprimidos que no parecen estarlo, ya que no lo muestran.

En el caso de las mujeres, el ideal de la buena madre y esposa esperado de la fémina, es un mandato difícil de cumplir que puede provocar culpa y sentimient­os de impotencia. Esto confronta a la mujer con un deseo que no siempre es suyo, o sea, no siempre eso que hace es lo que quiere hacer y por lo tanto no siempre es gratifican­te. Estos ideales que son parte de una cultura y que van desde la madre perfecta hasta la mujer delgada y bella, provocan decepción y sensación de poca valía en muchas mujeres. Los ven como mandatos que hay que cumplir y que de no hacerlo las harían perderse a sí mismas. Además de los ideales, otra causa de la depresión femenina es la falta de amor. Es más común que existan mujeres que toman como un referente para su autoestima, el amor y la valoración del otro. No necesariam­ente de su pareja, sino de otras mujeres, de sus padres, compañeros, etcétera. Es más frecuente que se edifique un ideal de lo que debe ser y hacer para ser querida y valorada por la sociedad. En el hombre es menos común que ocurra esto, ya que el hombre se confirma mediante el poder y el tener. Así, cuando la mujer se siente querida y valorada su autoestima se ve fortalecid­a, siente que gana un lugar en la sociedad y que puede con la vida porque alguien la ama, la mira y le da seguridad. Por eso es que frente a decepcione­s amorosas surja la idea de no valer o de no ser suficiente para el otro y entonces vengan crisis depresivas. Es como si al perder el amor del otro ella misma se perdiera, se dejara, se descuidara y le costara mucho trabajo volver a conectarse con sus proyectos, su belleza, sus relaciones, su trabajo. “Si el otro no me quiere, no valgo la pena”.

Con estas reflexione­s no estoy diciendo que todas las mujeres se depriman o que ningún hombre lo haga, sino que la pérdida de deseo y la inhibición caracterís­ticas de los cuadros depresivos, son más frecuentes en la mujer, ya que desde lo social, pasando por lo cultural y lo psíquico, la mujer se valida desde el amor y la valoración que los demás hacen de ella. Además la mujer muestra a los demás y a sí misma esa parte vulnerable de la cual no todos los hombres quieren saber ya que la equiparan a la debilidad.

La depresión es cada vez más frecuente y esto es preocupant­e ya que incapacita a la persona y la hace perder aspectos valiosos de su vida (trabajo, relaciones, planes). Lo indicado ante la aparición de estos cuadros es buscar ayuda profesiona­l, ya que no es algo que se quite con el tiempo, contrariam­ente se agudiza si no se trata y hace muy pesada la vida.

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