ELECCIONES
Esa palabra probablemente para algunos cause hasta escalofrío. Pronto comenzará formalmente la jornada electoral y casi siempre, como de costumbre, poco sabremos qué esperar. Pero tendríamos que al menos comenzarnos a informar.
Entiendo que nos da mucha flojera o sentimos que no tiene caso por lo que sabemos que sucede en la realidad, pero también tendríamos que tomar conciencia de que estamos dejando algunas de las decisiones más importantes de la vida pública en manos de personas que no están demostrando, al menos no hasta ahora, que mínimo les interese.
Es difícil, quizá, el peor momento de lo que llamamos democracia el entender que sí tenemos que decidir entre una gama de posibilidades. Que no debemos conformarnos con lo que nos enseñaron sobre que la política es “asquerosa” o que en este país “nada puede cambiar”.
Los procesos de la política deben estar en nuestra lista de intereses como parte del ejercicio cívico de saber que somos una sociedad que tiene que estar representada con voz y voto, pero que el voto incluso por sí mismo es insuficiente.
Tenemos tantas cosas que arreglar en México como en la ciudad, que quizá pensamos que eso es asunto de unos cuantos sin incluirnos, o que definiti- vamente más nos valdría hacernos a un lado. Por ahora, pienso que ningún ambiente de franca desconfianza puede llevarnos a ningún lado.
De ahí que en estos meses de previa información electoral son una buena oportunidad para subir el nivel del debate, para las exigencias que pueden transformarse en propuestas, para entender que más allá de buscar cierta perfección, necesitamos exaltar los perfiles de talento y ética para comenzar a identificarlos. Vaya, involucrarnos en la medida necesaria, de tal forma, que esto no sea exclusivo de unos cuantos que indolentemente dejan a la mayoría atrás una vez que ganan.
Razonar la información, cuestionarla, ser crítico, pero también con ideas, puede aportar mucho en la construcción de la democracia. Que es normal nuestra apatía por todo lo que hemos pasado históricamente, pero en un momento donde la transparencia es exigencia y, estando los problemas cómo están, más nos valdría elegir diario el involucrarnos hasta donde podamos en la medida de hacer de este próximo proceso un paso hacia adelante para la solución de lo que nos aqueja y no un paso en retroceso.
Que ese sea nuestro primer voto: el de elegir,w que sin nosotros, nadie llegará al poder.