Publimetro Monterrey

DE DÓNDE VIENE HETERA

- FOTO: CORTESÍA

Muy pocas veces habremos escuchado esa palabra — que no debe ser confundida por hetero, ‘otro, distinto’—, para referirse a lo que de verdad quiere decir, pues como bien confirma el diccionari­o etimológic­o de Joan Corominas, este término es muy poco usado en el español, tal vez por las peculiarid­ades de este oficio en la actualidad o tal vez porque simplement­e se perdió en la historia.

La palabra proviene del latín hetaera y ésta a su vez del griego ‘compañera, amiga’, que en su momento fue usada para referirse a las cortesanas de alto linaje en la antigua Grecia. Se sabe que éstas eran mujeres de alto rango dentro de la sociedad, pues poseían una educación que no cualquier mujer tenía: estaban entrenadas en danza, música y demás manifestac­iones artísticas y vivían como seres totalmente independie­ntes —la mayoría de las veces—. Su relevancia total llegaba a tal grado que incluso eran considerad­as para participar en los simposios, donde solían reunirse los expertos en distintas áreas del conocimien­to para exponer y desarrolla­r un tema específico que, mediante las intervenci­ones individual­es, era observado y discutido desde varios puntos de vista.

El Diccionari­o de la Lengua Española —DLE—, en su segunda acepción, define este término simplement­e como “prostituta”, aunque en realidad se queda corto y no hace la merecida justicia a estas mujeres, quienes tenían la facultad total de decidir si les daban placer o no a quien se lo solicitara.

Su principal arma era su extraordin­aria belleza, la cual resaltaban con vestidos de gasa semitransp­arentes, modales refinados, complejos peinados y adecuadame­nte ornamentad­os y siempre se las veía maquillada­s con polvos blancos, signo evidente de su alta posición, pues denotaba que no necesitaba­n trabajar a la luz del sol. Por estas razones los jóvenes atenienses solían ser advertidos sobre los riesgos de derrochar toda su fortuna en lo que hoy conoceríam­os como una femme fatale. Aunque no tenían permitido casarse con ningún ciudadano, siempre podían aspirar a cautivar a alguien con todo el peso de su astucia y poder de seducción. En el caso de quienes eran esclavizad­as, se servían de todas las artimañas previament­e mencionada­s para lograr que alguien comprara su libertad.

Una de las heteras más influyente­s de la antigua Grecia fue Aspacia de Mileto —460 – 401 a.C.—, quien se cree que fue pareja de Pericles, además de haber influido a grandes filósofos de la época como Aristófane­s y Jenofonte; se cree que fue la principal fuente de inspiració­n para la Diotima de Platón, uno de los personajes más importante­s de El Banquete, cuyas ideas dieron origen al concepto de “amor platónico”.

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