Publimetro Monterrey

EL CAMBIO GENERACION­AL

- CAFÉ DE BANQUETA INDIRA KEMPIS ACTIVISTA CARTASMTY @PUBLIMETRO.COM.MX

En todos los tiempos ha existido una fuerte energía de cambio entre una generación y otra. No podemos negar que la fuerza de la juventud gana simplement­e por el “orden” natural en que el cuerpo se muestra dispuesto.

Aunque nos convenzamo­s sobre el “espíritu joven” o en mantener la “juventud eterna”, eso con el paso del tiempo sí tiene un impacto no sólo personal en términos de arrugas, sino colectivo conforme crecen las poblacione­s de adultos mayores.

México en este momento es un país de jóvenes, pero ese escenario cambiará. La población de las juventudes, dicen los expertos, está destinada a reducirse en tanto el número de miembros de la familia se reduce. Es importante tomar en cuenta esta variable, porque en términos prácticos, lo que nos quiere decir es que el tiempo cambiante es ahora.

Estos años en donde se puede aprovechar tal energía para la transforma­ción de un país o localidad en diferentes ramos. Principalm­ente aquellos que están relacionad­os con la tecnología, la política, las industrias creativas, la educación y la innovación; que, finalmente, son bastiones de la economía del futuro que a la vez está cambiando aceleradam­ente.

Sin embargo, en este momento se sabe demasiado sobre los millennial­s, sobre sus hábitos, costumbres o preferenci­as, mientras en diferentes sectores productivo­s se convierten en el sueño o la pesadilla, o son incomprend­idos en gran medida por sus abuelos o sus padres, hoy es el momento de hablar de ellos como generación en general. Con sus demandas específica­s, con los problemas a los que se enfrentan, con la grave crisis económica, ecológica, social y política por la que están pasando. Pero, sobre todo, por esa gran carga de incertidum­bre a la que nos estamos enfrentand­o en donde en este momento no sabemos cómo reaccionar.

O, quizá lo sepamos, pero vamos caminando en “arena movediza” que, a diferencia de otras generacion­es, puede provocar mayor inestabili­dad y menores certezas. Temas tan fundamenta­les para la civilizaci­ón como los asuntos familiares, los hijos, la relación entre las parejas, están en transforma­ción constante. Que eso también proyecta esos miedos e insegurida­des sobre el empleo, la vivienda o la seguridad social, que son temas tan estructura­les en nuestras comunidade­s.

No sé si realmente esto de la longevidad sea una ventaja para replantear qué haremos cuando estos jóvenes crezcan y sean más grandes que ahora o con los que vienen, cuyas diferencia­s suelen ser cada vez más abismales entre una generación y otra. Pero hay más preguntas que respuestas. Incluso los mismos estudios de quienes se encuentran concentrad­os, pueden ser diferentes entre uno de hace un año y otro de éste.

Lo que sí es que “juventud divino tesoro” es la época en donde, además, los 40 son los nuevos 30 y los 30 son los nuevos 20. En donde podemos hacer la diferencia. En nosotros cabe acelerar los cambios. No hace mucho, cuando pasó lo del sismo del 19 de septiembre en la Ciudad de México, planas enteras eran dedicadas a esas juventudes de las que nada esperábamo­s y nos dieron todo, incluyendo la esperanza de ser (no de esperar para el futuro) un mejor país en todos los sentidos.

“En este momento, se sabe demasiado sobre los millennial­s, sobre sus hábitos, costumbres o preferenci­as, mientras en diferentes sectores productivo­s se convierten en el sueño o la pesadilla”

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