ALZAS A LAS TARIFAS DE TRANSPORTE
No alcanza. Por más que queramos e intentemos ser las mejores familias administrando, lo cierto es que el salario apenas rinde para algunas cuestiones básicas.
Dependiendo de los ingresos, se puede hablar incluso de sobrevivencia ante las alzas injustificadas que laceran en los últimos años los bolsillos de los regiomontanos.
Era de esperar que ciertos grupos de interés, ante estas alzas, estuvieran a favor de un incremento escalonado. Sin embargo, el contrapeso también existe.
Diversas cámaras, asociaciones civiles, así como la ciudadanía en general, ha mostrado su franco y determinante rechazo ante el aumento de tarifas de transporte.
La lógica detrás de esto es entender que para desplazarnos en la ciudad necesitamos del transporte público, que lamentablemente en la zona metropolitana de Monterrey es deficiente, caro –el más caro del país– y, por tanto, ningún incremento anterior ha representado alguna garantía de mejorías.
Es desesperante para quienes trabajan o estudian lejos de casa, quienes deben tomar a veces más de un camión o un pasaje de Metro. Tenemos que ser considerados con los ingresos de la clase trabajadora.
Hay muchas otras estrategias para absorber los costos de mayores rutas y eficiencia. No sólo el costo del pasaje. Será proeza de la sociedad civil el ejercer presión para que el gobernador pueda hacer lo que es justo: encontrar esos otros caminos.
Porque si algo queda claro es que, a costa de la clase trabajadora, no deberían pagarse facturas que además son viejas, tan conocidas que hoy, en nombre de la “eficiencia”, no hay garantía.
“Es desesperante para quienes trabajan o estudian lejos de casa, quienes deben tomar a veces más de un camión o un pasaje de Metro”