LAS OCURRENCIAS DE AMLO NOS CUESTAN A TODOS
Parece que esta administración se caracterizará por mentirle a la cara al pueblo mexicano. Cuando inició el desabasto de combustibles, el presidente insistió en que no había un desabasto sino una “falta de abasto”, posteriormente culpó a los medios y a los ciudadanos que compran “de más”; tuvo que ser un medio internacional, The Wall Street Journal, el que revelara que nuestro país dejó de importar 45% menos gasolina a Estados Unidos, respecto a los datos de enero de 2018.
Para nadie es nuevo que el problema de la proliferación de la toma clandestina en los ductos de Pemex, conocido como huachicoleo, es un tema que se agravó durante el sexenio de Peña Nieto. Los
huachicoleros utilizan válvulas para desviar los combustibles de los ductos para posteriormente venderlos en el mercado negro a precios mucho menores que los oficiales, obteniendo así ganancias superiores al 95%. Según datos de la empresa productiva del Estado, el volumen de gasolina robada es de 9 millones de litros al día, lo que significa poco más de lo consumido en las gasolineras de la Ciudad de México en una jornada. Tan sólo en 2018, Petróleos Mexicanos perdió más de 60 mil millones de pesos.
Es importante señalar que la ordeña de ductos de gasolina no es una actividad propia de estados gobernados por algún partido político en lo particular, como erróneamente lo han hecho creer en últimos días, considerando que en la Ciudad de México –hoy gobernada por Morena– se extrajeron alrededor de 400 mil barriles el año pasado.
Sin embargo, las acciones tomadas por parte del gobierno federal en contra del
huachicoleo resultaron ser, por decir lo menos, una ocurrencia. Definieron una estrategia que consistió en cerrar los ductos de gasolina y colocar a soldados para custodiar la infraestructura de Pemex, resultando en ambos casos como algo insostenible.
Esto significó la interrupción del suministro de combustible a estados como Aguascalientes, Guanajuato, Jalisco, Estado de México, Michoacán, Querétaro y Tamaulipas, provocando así el desabastecimiento. El problema se agravó el pasado 27 de diciembre de 2018, cuando el gobierno decidió cerrar el flujo de hidrocarburos, durante las vacaciones de fin de año y justo cuando mayor demanda de gasolina se registra a nivel nacional. Lo anterior provocó largas filas en las gasolineras y horas de espera que culminó en la preocupación y molestia de los ciudadanos.
Además de eso, las pérdidas generadas por esta pésima estrategia tendrán una inevitable consecuencia en los ingresos del Estado mexicano.