FUNDAMENTAL, MANTENER LA AUTONOMÍA DE LA CNDH
La 4T no lleva la democracia en su ADN, prueba de ello es el caos que generó la renovación de la dirigencia nacional de Morena al punto de ser anulada por la Sala Superior del Tribunal Electoral Federal porque no hay un padrón confiable y se ha desvirtuado el proceso. Están acostumbrados a que su líder les dicte línea; tan sólo miremos el comportamiento de las fracciones oficialistas en las Cámaras del Congreso para percatarse de que la voluntad presidencial impera por encima de todo. Es por ello que Morena no dimensiona la importancia de la independencia de las instituciones autónomas que nos permite caminar hacia la construcción de una nación con un sistema democrático fuerte con contrapesos para que nadie, sin importar sus buenas intenciones, concentre en sí mismo demasiado poder. Bajo la premisa de que López es un presidente honesto, Morena se ha encargado de elaborar leyes a su medida bajo el discurso populista de que la voluntad del pueblo está por encima incluso de la democracia misma. Entre esas instituciones –que costó años construir– se encuentra la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), organismo que tiene como objetivo promover y proteger el ejercicio de las libertades fundamentales en México, por lo que entre sus atribuciones puede resolver quejas y formular recomendaciones a los gobiernos a nivel federal y estatal. Además, tiene la facultad de presentar acciones de inconstitucionalidad ante la Suprema Corte de Justicia cuando considere que alguna ley federal o local lesiona los derechos humanos. Lo anterior toma relevancia de cara al proceso de renovación del titular de la CNDH, el cual está en su fase final en el Senado de la República, en el cual se privilegió la transparencia gracias al trabajo de la senadora Kenia López Rabadán, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara alta.