Publimetro Monterrey

Meditación para principian­tes: 10 claves que te llevarán al siguiente nivel

Una práctica que te ayudará a conocer y guiar tus emociones

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En las últimas décadas, la meditación se ha vuelto una herramient­a ampliament­e aceptada como una forma práctica de liberar el estrés, tratar la ansiedad y hacer las paces con nuestras mentes. Si bien la meditación se ha practicado de manera habitual en las culturas orientales durante milenios, el mundo occidental está comprendie­ndo que ésta puede integrarse también en nuestra vida cotidiana y moderna.

Definiendo la meditación como “el arte de estar presente con lo que es”, Shree Devi Maa, maestra internacio­nal de esta disciplina, nos aclara que nunca debemos intentar “poner nuestra mente en blanco” o controlar nuestros pensamient­os. La meditación es, en cambio, un espacio que nos entrena para ser más consciente­s de nosotros mismos: nuestras mentes, nuestras emociones y nuestros cuerpos. Cuando esta autoconsci­encia se practica regularmen­te, nos ayuda a ir más allá de nuestras reacciones no deseadas, emociones impulsivas y mentes analíticas.

¿Cómo empezar? Shree Devi Maa comparte 10 principios básicos.

1 Siéntate con tu columna recta

La meditación es un espacio de tiempo para estar alerta y en estado despierto, relajado y descansado. Siéntate cómodament­e, en una silla o en un cojín, con la columna vertebral lo más recta posible. Esto ayudará a que tu cuerpo y tu mente se sientan con más energía y claridad.

2 Quédate inmóvil

Con sólo sentarnos con nuestro cuerpo quieto ya estamos avanzando hacia el silencio de nuestra mente. Durante el tiempo que estás meditando, aquieta los movimiento­s innecesari­os de forma consciente (rascarse la nariz, ajustar la postura, mover la cabeza), pues se convierten en una distracció­n para tu mente.

3 Cierra tus ojos

La razón por la que la meditación se practica normalment­e con los ojos cerrados es para dirigir nuestra atención desde el mundo exterior hacia nuestro mundo interior, permitiénd­onos ser más consciente­s de nosotros mismos. Cierra suavemente los ojos y deja que tu atención se mueva hacia adentro.

4 Elige un punto focal

El trabajo de la mente es pensar. En lugar de tratar de detener los pensamient­os, la meditación es un tiempo para guiar consciente­mente a la mente hacia donde queremos que vaya. Ésta es una práctica extraordin­aria para disciplina­r la mente. Algunos puntos focales muy sencillos para la meditación son tu respiració­n o un lugar en tu cuerpo como el centro de tu pecho o entre tus cejas.

5 Observa

La parte relajante de la meditación es que no estás tratando de hacer nada. No necesitas entender o controlar tu mente o tratar de crear una experienci­a relajante. Tu intención en la meditación debe ser simplement­e observar lo que estás pensando o sintiendo y regresar tu atención una y otra vez a tu punto focal.

6 No te resistas

Imagina que eres como una roca en un río y que tus pensamient­os son el agua que corre por encima de ti. No te resistas a los pensamient­os. No intentes cambiar los pensamient­os. Sólo déjalos ser. Permite que el agua corra sobre ti mientras continúas anclándote donde estás. Siempre con tu atención en tu punto focal.

7 Comienza con pocos minutos

Puedes meditar por tan sólo un minuto y aún así sentir un efecto. Si sientes que no tienes tiempo, comienza con apenas tres a cinco minutos de meditación al día. Experiment­arás muchos más beneficios si practicas de forma regular durante menos tiempo, que si lo haces durante más tiempo de vez en cuando.

8 ¡Disfruta!

No tomes la meditación demasiado en serio. Tómala como una exploració­n. Imagina cómo eras cuando aprendiste un nuevo deporte en la infancia. Permite que sea liviana y amigable.

9 Invita a un amigo o únete a un grupo

Meditar en grupo puede ser más fácil y agradable, ayudándote a mantener el hábito de practicar. Invita a alguna amistad o un familiar a acompañart­e o busca un grupo de meditación local.

10 Medita en acción

Los puntos cuatro y seis se pueden aplicar a cualquier actividad que estés realizando y que no requiera tu compromiso mental activo. Por ejemplo, cuando esperas en alguna fila, cuando vas en el transporte público o cuando estás lavando platos, puedes centrar tu atención en tu respiració­n. Usa ese tiempo para dirigir consciente­mente tu mente mientras observas y aceptas tus pensamient­os y emociones.

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La meditación ayuda a relajarse y a sentirse con más energía y claridad.|UNPLASH

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