¿Covid-19 hará más caros los vehículos?
La respuesta es no. No, necesariamente, pues el precio depende de muchísimos factores, sólo que ahora se tendrá que tomar en cuenta uno que llegó para quedarse y el que ha afectado como nunca todas las partes del ciclo económico automotriz –desde la proveeduría de autopartes, la logística justo a tiempo, producción, envío de unidades y comercio en distribuidoras, hasta la confianza del consumidor, el costo de protocolos de higiene y prevención de la salud. Si bien, tradicionalmente el costo más alto en la industria es detener una planta de ensamble –hoy muchas llevan ya dos meses de paro total–, ahora es el de la salud, tomando en cuenta que puede interrumpir todo el ciclo de un día para otro. El mundo, a partir de surgir el Covid-19, ha requerido de cuantiosas inversiones y previsiones nunca pensadas que afectan al precio, pero hoy será difícil notarlo en su bolsillo como consumidor. Le puedo asegurar que será una inversión que hoy no dejará de estar presente y sale más económico hacerla que dejar de ensamblar y vender. Mire, hoy un trabajador que regresa a una planta de ensamble estará alineado a protocolos de salud en muchos sentidos, como el acceso controlado, monitoreo de temperatura, portación de equipo como cubrebocas y cubre caras, lentes, recibir constante y suficiente información de su lugar de trabajo e higiene, hasta cuestiones como la inversión en todo lo que tiene que ver con higiene de infraestructura y personal. Esta semana recibimos la gran noticia de que General Motors de México, un principal productor en nuestro país, reinició operaciones con éxito en las plantas de motores y transmisiones en Ramos Arizpe, Coahuila, y Silao, Guanajuato. Es el primer arranque del que tengo conocimiento por una armadora y uno que pone en marcha a muchas otras empresas del país.