JORGE VERGARA recupera su vida
El pleito legal del empresario con Angélica se intensifica. El hombre hará lo imposible por tener a sus hijas. Entre tanto, regresa a buscar a sus amores y amigos del pasado, como Rossana Lerdo de Tejada. Como a sus empresas, los va a recuperar.
La mirada de las suegras suele ser severa. Eso quizás no es difícil de tragar. Pero cuando doña Bertha Madrigal sentenció: “¡Estoy feliz de que Jorge haya abierto los ojos y ya no esté con esa bruja!”, la cháchara extra que se daba entre los silloncitos y las secadoras de pelo del salón Beauty Bar de Guadalajara, se detuvo. Había hablado la santa madre de Jorge Vergara, y añadió, para que a todas las presentes les quedara claro, que “ella (Angélica Fuentes) lo tenía hipnotizado, ¡nos separaba mucho!” Era una tarde de abril, mes movidito en la capital de Jalisco. Entre los círculos sociales y empresariales, ya muchos se apuntaban con juicios clásicos (“¡si es que duraron más de lo que se apostaba!”, “¡hombre, claro, ya no vivían juntos desde hace medio año!”, “le habrá cachado a Angélica algo muy chueco o una… infidelidad”). Dos semanas antes, el empresario había salido a los medios para decir que la mujer que había sido todo en su vida en los pasados siete años, ya no era prácticamente nada: ni su pareja sentimental, ni la directora de Grupo Omnilife-chivas. Acaso Angélica sólo seguía siendo la madre de dos de sus hijas, y una socia a la que iba a acusar por “asuntos irregulares”. Vergara soltó su comunicado con agilidad y el tono un poquito aburrido que usaría un ex toxicómano en una reunión con su grupo de ayuda. Desengancharse de Angélica no iba a ser fácil. Llegó la pesada hora de los abogados. A finales de marzo, Vergara presentó un juicio en contra de su esposa por supuestas tretas que tuvieron el fin de ampliar su participación accionaria en el grupo; que un juez ordenó suspender cautelarmente los derechos mercantiles de Angélica; que ese mismo juez anuló su resolución anterior, sólo para ser reconfirmada por otro juez, esta vez federal; que el fraude iría por ahí de los 4 mil millones de pesos; que ya existía una demanda de divorcio. Ah, y que Angélica se fue a Estados Unidos con las niñas, Valentina y Mariaignacia. Todo un lío. Para pasar por el trance, Vergara necesita una pequeña ayuda de sus amigos. De sus viejos amigos y familiares, aquellos que, como doña Bertha apuntó, Angélica se encargó de alejar en todos estos años. Necesita de una
persona en particular: Rossana Lerdo de Tejada. La distinguida mujer con apellido de abolengo, coleccionista de arte, representante en México de Gagosian, una de las galerías de arte contemporáneo más respetadas del mundo. Rossana, quien fue su pareja y cómplice durante casi una década, le dio una hija, Uma, de 11 años de edad, y le ayudó a sacar su lado más humanitario y a descubrirse como promotor de las artes —es cosa nomás de recordar la ya desaparecida Anhelo, la casa productora de cine, el sello discográfico Suave records o La Planta, galería de arte tapatía que cerró sus puertas apenas ocho meses después de abrirlas en 2007, justo en la época de la irrupción de Angélica Fuentes.
Este es el hecho: Rossana y Jorge cenaron juntos a mediados de mayo en el restaurante Anita Li, en Guadalajara. Se sentaron en una mesa arrinconada, sí, pero todo mundo podía verlos. Nada de esconderse. Mientras en esa ciudad siguen con las especulaciones, con el sí-pero-quién-sabe (“¡ah, claro!, ahora entiendo por qué a algunos antiguos ejecutivos de Suave y Anhelo, gente de Rossana, se les vio entrar a las oficinas de Omnilife después de años de no pararse allí”, nos dijo una fuente), en México DF y otras ciudades del mundo donde radica y viaja su círculo de amigos, van directamente al grano: Rossana y Jorge han regresado. Son pareja de nuevo, afirman sin peros y con gusto. El empresario le pone un alto tajante a los ires y venires de la información. Rossana no está dispuesta a decir ni eso. Puede que no tengan necesidad. Lo suyo es fuerte, o lo fue, por sí solo.
Se conocieron hace unos 15 años, en Nueva York. Vergara todavía no se hacía con el control de Chivas, pero ya era una estrella del empresariado nacional, el modelo más reciente de selfmade man, y un millonario interesado en comprar arte. Rossana se lo vendía. Ella trabajaba en el departamento de Arte latinoamericano de Christie’s. Había estudiado Historia del arte aunque, de hecho, lo mamó desde la cuna, pues su tía, Ana Luisa Lerdo de Tejada, es una de las más eclécticas coleccionistas mexicanas de siempre, amiga de pintores y gran animadora del ambiente artístico, en general. Se enamoraron, se complementaban bien. Ella, recién divorciada de Mauricio Rossell, encontró en Vergara
¡Ah, claro! Ahora entiendo por qué a algunos antiguos ejecutivos de Suave y Anhelo se les vio de nuevo en las oficinas de Omnilife
a un hombre a quien admirar. Rossana, por su parte, agregó una nueva dimensión a ese perfil de agresivo hombre de negocios; le dio profundidad, digamos. Podía plantarse con ella en el Festival de Cannes, con todo derecho y la credencial de haber sido el productor de Amores perros. Sí, el empresario podía soltar declaraciones arrogantes y algo vulgares en los periódicos sobre algún partido inminente de Chivas, pero al mismo tiempo ponía sobre la mesa 20 millones de pesos para crear la galería La Planta, con el objetivo de apoyar a los artistas locales. El interés de Vergara por los temas de superación personal y wellness, el refuerzo perfecto a sus habilidades natas de vendedor, viene de esos años.
Quienes los vieron juntos los recuerdan como una pareja compenetrada, sin demasiadas euforias ni fiestas pero con muchos proyectos en común, aunque jamás se casaron. Vivían en un penthouse fabuloso, con vista al campo de golf, del Country Club de Guadalajara. Hasta que en 2007 Vergara le abrió las puertas de Omnilife, para sanear el negocio, a aquella ejecutiva audaz de la industria gasera, Angélica Fuentes. El empresario dejó a Rossana y fue repentino; un año después se casó con la recién llegada.
EL PASADO TAN TERCO
Hoy la foto que publicó Quién ® en 2008 resulta conmovedora, y no en el buen sentido: Jorge Vergara y Angélica Fuentes posan con el horizonte del mar detrás, en Los Cabos. Están en la fiesta de su boda civil (la
A Rossana la dejé de ver como mamá de mi hija y amiga. Ahora que terminé con Angélica pude volver a verla
“espiritual”, en la India, fue unos meses antes). Los acompaña únicamente una niña con unos ojazos negros, a la que se le pueden calcular cuatro años. Toda sonriente y tímida se apoya sobre la cadera de Angélica. Es Uma, la hija de Rossana. Le agarra la mano a su madrastra. En ese entonces Rossana ya estaba fuera de escena, aunque todavía estaba vinculada con la Fundación por los Niños del Planeta, de Omnilife (vivió en el penthouse unos pocos años más). Pero Vergara siempre ha sido un buen padre interesado en mantener unida a la familia, así que se llevó a Uma a la boda. Felicidad en la cara de adelante, desamor y drama en la de atrás.
—Sin embargo, Jorge, se les ha visto juntos recientemente, ¿qué tan cercana
a ti es Rossana ahora, desde tu separación de Angélica? ¿Qué es lo que están recuperando?, insistimos con Vergara, en entrevista. —Es una amistad, es mamá de mi hija Uma. Habíamos dejado de ser amigos mucho tiempo. La dejé de ver como mamá ( de mi hija) y amiga, y ahora que terminé con Angélica pude volver a verla. Lo que he estado haciendo es recuperar a muchos amigos que Angélica había alejado.
—¿Quisieras volverte a enamorar? ¿Estás en ello? —Esa parte es personal y no quisiera compartirla con nadie.
—Tu familia y amigos hablan de un Jorge liberado, ¿cómo te has sentido? —Estoy muy bien, estoy contento y muy emocionado con lo que estoy haciendo.
—¿Has visto a tus hijas? —No. Están en Estados Unidos y no me dejan verlas. —¿Y qué estás haciendo al respecto? —Estamos haciendo todo lo que legalmente sea necesario para recuperarlas lo más pronto posible.
—¿Tienes en mente algún momento o proceso en el que te haya caído el veinte de que tu matrimonio con Angélica era un caos? —Lo siento, pero de esto no te puedo comentar nada.
—Dicen que Rossana y tú estaban buscando casa aquí en México, que parece que ya encontraron una en Las Lomas… —Lo que ella esté haciendo es por su cuenta. Ellas ( Rossana y Uma) ya tienen casa, y si Rossana decide cambiarse es su decisión.
Bueno, es evidente que Vergara también está tomando decisiones sobre asuntos importantes, y que nada tienen que ver con juzgados y demandas penales. ¿Quiere reencontrar el equilibrio emocional perdido?