¿QUIÉN ES SILVANO AUREOLES?
Platicamos con el nuevo gobernador de Michoacán y casi no habló de política.
Desde el 1 de octubre es gobernador de Michoacán, un estado con retos importantes; pero un poco antes, este hombre de 50 años tomó un respiro y platicó con nosotros de familia, trabajo y caballos.
Siilvano Aureoles camina con la ayuda de un bastón. Hace cuatro meses lo operaron de la rodilla y aún se recupera de la cirugía. Lo que más le dolió de esto, no fue la intervención sino dejar de montar sus caballos. De niño, pasaba horas contemplando a su tío Odilón amansando a los potros hasta que los enseñaba a hacer reverencias y bailar. Estar cerca de los caballos y cantar eran las únicas actividades que distraían a Silvano de una infancia que se campeaba entre la pobreza, la falta de una figura paterna y las discapacidades físicas de su tía y su abuela. El escenario era la Tierra Caliente —donde se juntan Guerrero, el Estado de México y Michoacán y que hoy lucha por superar la violencia del crimen organizado—, lugar que dejó a los 12 años para continuar con sus estudios de primaria.
¿Y por qué le gustan los caballos?
En un ambiente adverso y complejo dos cosas me alivianaban la vida: los caballos y cantar. Me gusta mucho cantar pero siempre lo he hecho para mí, nunca he querido ir más allá. Debo de tener unos 20 caballos, los tengo en mi rancho en Lagunillas, cerca de Morelia. Me gustan los de baile, esa es la característica de mis caballos: todos bailan.
¿Tiene un caballo consentido?
Tengo varios, pero hay uno que me dejó Joan Sebastian que se llama Villa, es de mis consentidos. Me lo dejó tres días antes de morir… él y yo nos hicimos amigos, nos unía el amor por los caballos. Otro de mis consentidos es El Palomo o El Campesino que es muy hermoso, y otro más es El Legionario que baila muy bonito.
¿Cuáles son sus lugares de Michoacán?
Sin duda la Tierra Caliente donde nací, hay un arraigo especial, una identidad, cariño y cercanía con esta zona, con la forma de ser de la gente, sus costumbres, sus paisajes y su comida. Zitácuaro que se convirtió en mi otra tierra porque me dio cobijo.
¿Cuáles son sus fortalezas?
Mi franqueza y apertura, soy abierto y sincero, creo que mi entorno y la gente que me rodea sabe que hay aprecio y lealtad.
¿Y sus debilidades?
Pues como ser humano uno tiene muchas, es uno vulnerable por muchas cosas, pero no identifico muchas como debilidades, quizá no he pensado mucho en ellas, pienso más bien en las fortalezas.
Sé que las mujeres en su vida han tenido un papel protagónico…
Sí, yo viví con mi mamá, mi abuela y mi tía, y de ellas aprendí mucho; luego me casé y volví a estar rodeado de tres mujeres: mi esposa (de la que se divorció) y mis hijas Sofía y Elizabeth, que son la parte más importante de mi vida.
¿Qué le dice a usted el año 2018?
Es un momento importante pero falta mucho todavía, estamos a la mitad del sexenio de la administración en turno, pero yo quisiera que al país le fuera bien, que haya buenas candidatas y candidatos que ofrezcan alternativas viables. Será un momento para replantearnos muchas cosas que no le han salido bien al país.
Como dice Jaime Rodríguez el Bronco, ¿usted se encarta o se descarta?
No, yo más bien he decidido dedicarme al tema de Michoacán y no tengo en mi agenda el tema de 2018, ese asunto lo resolverá el PRD, donde yo milito, para construir una alternativa, eso sí me interesa y voto porque las fuerzas de izquierda logren ponerse de acuerdo para que sean una alternativa unificada.
En un ambiente adverso y complejo dos cosas me alivianaban la vida cuando era niño: los caballos y cantar