EL TEMPLE DE REBECCA
La actriz está libre de cáncer y, en exclusiva para Quién, demostró que la vanidad poco importa cuando se trata de la salud.
Rebecca Jones no está maquillada aún y luce muy bien. Hace sólo unas semanas la declararon en inmunoterapia; es decir, estará en tratamiento un año más para evitar que el cáncer regrese. Se ve fuerte, se le nota en la sonrisa. “Estoy muy feliz de sentirme tan bien. Así de rápido como vino la enfermedad, se fue. Impresionante”, nos dice Rebecca sobre el cáncer de ovario que padeció desde finales del año pasado. Despreocupada, la actriz decide posar sin peluca por primera vez. Nos cuenta que no lo tenía planeado, pero que el maquillista Eduardo Arias y nuestro equipo editorial la hicieron sentirse en confianza. Aunque no se considera portavoz ni guerrera, sino una sobreviviente del cáncer, dice: “Es importante que las mujeres sepan que el [pelo], del que nos cuesta mucho trabajo desprendernos, que en muchos casos es nuestra personalidad, no debe ser visto así. Hay que abrazar la vida antes que cualquier pedazo de cabello”. Mientras estuvo en quimioterapias, a Rebecca no le gustaba lo que veía en el espejo. “Sobre todo estar sin cejas. Fue la prueba más fuerte de antivanidad que he pasado en la vida y las mujeres deben saber que no es lo peor y que si te curas de un padecimiento tan espantoso como el cáncer, eso no debe preocuparte porque el cabello y las cejas vuelven a crecer o te los ponen”. Esa prueba la ayudó a apreciar que el cuerpo le funcione. “Te juro que el pelo pasa a último término, entonces estoy muy contenta de estrenarme semicalva en Quién”, dice y ríe. Los siete meses de tratamiento le dieron tiempo para corroborar lo fuerte que es, en parte por un carácter que ha mostrado en 35 años de carrera. Uno de los roles más recordados por el público y por ella es el de Antonia, la protagonista de la telenovela Para volver a amar, quien padecía cáncer de mama. “Ella tenía una vida aparentemente perfecta pero le da cáncer, ¡como me pasó a mí!” Como actriz dice que con un personaje como Antonia se puede dar un mensaje positivo a alguien con una enfermedad grave. “Ahora que ya me dio puedo transmitir de viva voz lo que siento”. Asegura que como figura pública no se cree vocera pero sí puede hablar desde su trinchera: “No puedes irte al dramatismo y decir: ‘Por qué me pasó a mí que era tan fuerte, que me cuidaba tanto’”. Rebecca cree que si te victimizas al padecer cualquier enfermedad, te vas para abajo. “Yo me sentía, aunque no me guste la palabra, guerrera. Me despertaba con malestares por el tratamiento y a veces estaba sola, otras con enfermera. Es una prueba a tu temple o si no te hundes para siempre”.
LO QUE SIGUE
El cáncer desapareció a la cuarta quimioterpia, pero tuvo que someterse a una extirpación de ovarios y continuar con otras cuatro terapias. Hoy se siente más feliz que nunca y con mucha energía. “Si algo bonito me trajo este proceso fue despertar a los detalles de la vida y a lo importante... Haber padecido esta enfermedad, me hizo sentir la plenitud más grande del amor de parte de mi hijo Max y mis mejores amigos”. La vida sigue y Rebecca tiene proyectos en teatro, con Silvia Pinal. También la invitaron a ser madrina de Fucam, institución que trata el cáncer de mama. “Lo que más me gusta es que hablamos del pensamiento positivo. Después de la operación, me pregunté: ¿Para qué seguir con esto? Pero el cuerpo es mágico, a mí ya se me olvidó lo mucho que sufrí”.
“El cuerpo es mágico, a mí ya se me olvidó lo mucho que sufrí” – REBECCA JONES / ACTRIZ