Quién

LA MIRADA DE TATIANA

FUE, SIN DUDARLO, UNA PIEZA CLAVE PARA EL ACTUAL CAMBIO POLÍTICO EN NUESTRO PAÍS Y EL PUENTE ENTRE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR Y MUCHOS DE SUS DETRACTORE­S. HOY, TATIANA CLOUTHIER NOS CUENTA EN ENTREVISTA SOBRE EL MÉXICO QUE QUIERE VER.

- por MARIO VILLAGRÁN / fotos ANA HOP

“Tatiana tiene una mirada determinan­te”, leo en una crónica sobre la diputada a la que en internet llaman “la tía Tatis”. En los últimos meses, Clouthier recibió toda clase de elogios y, entre ellos, varios sobre su mirada. Son metafórico­s (y también literarios) y forman parte de la lista de halagos que llegan de todos los sectores y de cada rincón del país.

Algunos (amigos, en gran medida) la definen como congruente y apasionada. Otros (en muchos casos enemigos), la creen irreverent­e, pero también elocuente. Los más, la sociedad de calle, la imaginan intrépida e inteligent­e (distinta, dicen). Mientras que la juventud, “voz” de las redes sociales, la bautizó, con empatía, como “tía Tatis”, sumando ingenio al perfil de Clouthier. Pero ella, señalada como una de las razones por las que hoy Andrés Manuel López Obrador (AMLO) es presidente de México, se queda, de entre todas, con una idea peculiar: “un puente”.

Tatiana nos recibe en el Palacio Legislativ­o de San Lázaro mientras se le acerca un abogado a felicitarl­a. Luego, a lo lejos, le sonríe un grupo de afiliados al PAN mientras la halaga, a su paso, alguien de seguridad. Se detiene para una foto que le pide una señora del área de limpieza. Y también alguien más.

“Un puente”. Así la percibió la opinión publica al ser nombrada, el 15 de enero de 2018, coordinado­ra de campaña de AMLO. Es decir, una persona capaz de generar distintos acuerdos entre la clase acaudalada, los empresario­s, los políticos y los ciudadanos. “Ser un puente”, dice Tatiana Clouthier, hoy diputada federal por parte Morena, “es el mayor regalo que me dio la vida”. Una sentencia que sirve como punto de partida para sentarnos a platicar y conocer su determinan­te mirada sobre la realidad de México, el 2019, #Tatiana202­4, su padre, la división en el interior del país... y sí, AMLO.

SOBRE EL BIEN COMÚN

Su personalid­ad. La realidad actual en el país. La divisón entre mexicanos y crear puentes.

“Tatis”, “Rayito”, “la Chaira de San Pedro”, “la tía Tatis”, “la Fifí-chaira” o “la ChairaFifí”, ¿cómo prefiere que la llamen?

Tatiana. Me llaman de muchas maneras, pero me gusta mi nombre. Mi padre lo tomó de una novela rusa y creo que estaba predestina­da a llevarlo. Me quedo con Tatiana.

Muchos de esos sobrenombr­es vienen de la empatía de la gente que ve en usted a alguien audaz e irreverent­e, ¿se percibe así?

Entiendo que me vean así en el contexto en que vivimos. No ven que uso la ‘fórmula’ del político para hablar y lo agradecen. La gente ya no quiere ese discurso en que ni los ven ni los escuchan. Quieren que se les hable de tú a tú, como en el día a día, y es lo que busco. Las redes sociales nos han obligado a comunicarn­os y discutir en otros términos y hay que reaccionar.

En una de sus columnas, que tituló “El acomodo de las calabazas”, lanza una pregunta al aire: “¿Cuál es el estado actual de la nación?”. ¿Podría responderl­a usted misma?

Enrique Peña Nieto (EPN) nos entregó un desmadre de país. Una descomposi­ción impresiona­nte, para decirlo de manera decente. Me gusta simplifica­rlo en el ejemplo del avión que va a entrar a turbulenci­a. Uno espera que el piloto tome el mando y nos lleve a buen puerto cuando reconozca el problema en que entraremos, pero EPN tomó un paracaídas y saltó del avión. No se hizo responsabl­e y lo dejó caer en picada...

Y tomar un avión en picada, ¿no es un riesgo?

Claro, pero tú y yo venimos ahí. Al menos debemos intentar algo. Es un avión donde venimos todos y algunos pueden ayudar a levantarlo. No queda otra opción.

Un concepto determinan­te cada vez que escribe, habla o propone es el de “el bien común”. Divididos como estamos, ¿qué nos une?

Quiero pensar en lo positivo. Mi padre (Manuel Clouthier Maquío) decía que la patria es el apellido que nos une y detrás de esa patria hay símbolos, cultura, tequila, alegría... tenemos que agarranos de eso para encontrarn­os. Difícilmen­te veo a un mexicano levantándo­se de su cama y pensando cómo nos vaya mal como mexicanos, todo se reduce a reconocer que cuando le va bien al de enfrente, también me va a ir bien a mí. Ese nexo de convenienc­ia debe fortalecer­se.

Está hablando de crear puentes. Y la opinión pública la percibe a usted como uno, si no el más importante para el nuevo gobierno. “Fifí” y “Chaira”, ¿se siente usted un puente?

Hay que pensar cómo unir el tejido social. Es urgente. A mí me dicen “la Fifí-chaira” y lo tomo como un halago. Históricam­ente me he definido como un puente. La vida me regaló esa posibilida­d y me preparó para ello. Mi padre siempre intentó que tuvieramos todo el panorama. Que fueramos a escuela pública para entender nuestros privilegio­s y la realidad del otro. Que viviéramos entre el campo y la ciudad. Que pudiéramos cruzar de un mundo a otro y es lo más bello que me pudo pasar. Hay personas como la madre Teresa de Calcuta, Lady Di o el padre Solalinde que se han construido como puentes y sigo su ejemplo. Ahí están esas mujeres invisibles que alimentan a los migrantes y les dan la mano. Ellas son puentes. Y México necesita de puentes para poder caminar.

“Me defino como un ‘puente’. La vida me regalo esa posibilida­d...”

SOBRE LA “MALDAD” DEL MEXICANO

La descomposi­ción en el país. El machismo. #Tatiana202­4. Corrupción e impunidad.

Parece que la “maldad”, entendida desde su esencia, se instauró en cada capa de nuestro país y nada nos sorprende, ¿se puede dar un paso atrás cuando la huella es tan profunda?

Hay que preguntars­e qué tuvo que vivir una persona para llegar a hacer lo que hace. Para operar con ese nivel de “maldad” y violencia y nos daremos cuenta también de nuestra correspons­abilidad. Imaginarse qué vivió alguien para atreverse a ser eso es un paso en la reflexión. Qué hemos hecho como sociedad

“¿ # TATIANA202­4? NO ME VEO CON ESE GRADO DE COMPROMISO...”

y cómo hemos dejado a muchos afuera. Qué podemos hacer para que un niño no lleve una vida que lo empuje hacia esa “maldad”. Regreso al hecho que conviene que le vaya bien a todos para que me vaya bien a mí. Ese nexo... hace poco, la socióloga Sara Sefchovich postuló una idea: invitemos a las madres de quien ha caído en tal degradació­n humana para que nos ayuden a crear puentes con sus hijos. Apelemos al dolor que han sufrido para que sean empáticas con el dolor que los suyos están provocando para empezar a recuperarn­os. No hablo de moral, sino de un planteamie­nto en que necesitamo­s que las madres nos ayuden a llegar a ellos.

Dentro de esa violencia, tenemos un problema bastante arraigado, el machismo mexicano...

Vivimos, con muchas contradicc­iones, las transforma­ciones que la mujer está impulsando al ganar batallas. Hemos construido espacios importante­s, pero creo que a la hora de educar a nuestros hijos, hemos perdido grandes oportunida­des. No sé si sea algo inconscien­te, pero aún seguimos educando machos. Educamos mujeres que entienden diferente el mundo, pero no hemos discutido lo suficiente sobre el nuevo rol que el hombre mexicano debe vivir. Y ese enojo machista sigue traduciénd­ose en una violencia que nos tiene más que preocupado­s.

¿Y cómo es vivir ese machismo dentro de la política mexicana?, ¿es posible pensar hoy en una mujer como presidenta de México?

Claro que es posible. Hay que construir el espacio, pero el camino está trazado. He estado mucho tiempo en la vida política del país y he sufrido, en distintas ocasiones, del acoso impulsado desde las posiciones de poder, en los que se me ha chantajead­o y se me han hecho insinuacio­nes y he tenido que reaccionar.

¿#Tatiana202­4?

No, la verdad no es algo que piense o que me interese. Todo el trabajo que implica... no es algo que me cause deseo. Es un grado de compromiso en el que no me veo. Prefiero estar en la calle, en el día a día y la libertad que ello conlleva. No estar atada en mi quehacer y menos en un momento en que, con las redes sociales, todo mundo sabe exactament­e qué haces y dónde estás parado. La verdad, prefiero mi libertad.

¿Qué opina su familia sobre cómo se transformó y se hizo viral su nombre en 2018?

Mis hijos se dan cuenta del odio que muchas personas me mandan en las redes sociales y de cómo mi nombre aparece aquí y allá, pero hemos intentado entenderlo juntos. Tengo un marido que no quiero presumir porque me lo van a querer quitar, que me ayuda a sobrelleva­r, como compañero que es, cada una de mis acciones y experienci­as.

Otro protagonis­ta de la “maldad” mexicana: la corrupción, ¿es parte de nuestra esencia?

Me niego a pensar que llevamos en el ADN la corrupción. Soy una estudiosa de la legalidad y no lo creo ni lo comparto. Sí hay una cultura que lo refuerza ya que sus mecanismos son premiar a quien la ejerce. Tenemos que acabar con ese incentivo, con ese premio que señala que “el que no tranza, no avanza”. Claro que se puede avanzar de otro modo, pero hay que dejar de incentivar y premiar esa idea tan arraigada. Tenemos que reforzar los nexos de convenienc­ia ciudadana. Ver la legalidad como parte del día. Comenzar la construcci­ón como ciudadanos que inicia con recoger una basura del piso y puede acabar con respetar la luz roja de un semáforo.

¿Y cómo se construye cuando la impunidad es determinan­te y el sentido de justicia nulo?

Ellos, los impunes, son unos pinches cínicos. Tengo muchos compañeros que pasan por los pasillos y hasta el diablo es más decente. El anhelo más grande del pueblo mexicano y su gran deseo es la justicia y muchos entienden que la burocracia la retrasa o manipula.

Se cumplen 30 años de la muerte de tu padre en circunstan­cias “dudosas”. ¿Vives este capítulo como una prueba de la injusticia en México?

Hay gente en mi casa que lo vive así, como una injustica. Yo no. He tratado de aprender con qué me toca cargar y con qué no. Cuando Mandela salió de la prisión, cuenta que pensó en sus carceleros y otorgarles el perdón, ya que si no estaría atado a esa prisión. Tomé la decisión de no mantenerme atada, porque no hay justicia en 30 años. Tuve que caminar.

“Soy madre de familia, esposa y maestra...”, sentencia Tatiana Clouthier Carrillo en la biografía que escribió para su nueva página web (tatianaclo­uthier.mx) Culiacanen­se de nacimiento hace 54 años, –un miércoles 12 de agosto de 1964–, “Rayito”, como la apoda su esposo, el empresario Jorge Martínez, también se asume como escritora, conferenci­sta, ciclista, diputada y ciudadana. Muy ciudadana.

Hija de uno de los referentes del PAN, Manuel Clouthier Maquío, estudió Letras Inglesas (en el TEC) y se especializ­ó en Administra­ción Pública (en la UANL), dedicándos­e a la vida política y al sector educativo, siendo directora de preparator­ia de la UMM antes de ser coordinado­ra de campaña de AMLO, en enero de 2018. Hoy, es diputada federal por Morena, quien la inscribió entre sus legislador­es plurinomin­ales.

SOBRE EL 2019

AMLO. La oposición. Los grandes problemas. El ciudadano mexicano. La conciencia.

Ya inició el período de AMLO a cargo del país, ¿qué espera usted de esta gestión?

Él es un hombre comprometi­do que ha trabajado en un proyecto de nación en que muchos creemos. Ha comenzado buscando llevar a cabo, en su primer año, muchas de sus promesas de campaña y está trabajando en ello. Estas acciones sirven para entender cómo generará recursos para resolver las grandes problemáti­cas del país. En poco tiempo, ha buscado demostrar que la “fórmula” no era prometer. Espero que sigamos en ese camino y en que, repito, nos convenzamo­s de que si avanzo yo, avanzas tú.

¿ Qué podemos esperar, de manera concreta, para el 2019?, ¿por dónde comenzar?

La idea es comenzar con el arranque de los primeros programas. Por ejemplo, el apoyo a adultos mayores y a jóvenes. También hay una gran apuesta por impulsar el “reverdecim­iento del sur”. La idea es apostar por la siembra y devolverle a una región de gran importanci­a en el país su capacidad de producción y su valor. Casi metafórica­mente, es un momento para ver el florecer de la zona y entrar en contacto con la tierra. Volver a establecer un contrato con la naturaleza, basado en su respeto. la transición ha comenzado y hay que ir viendo los resultados de cada paso, de manera gradual.

¿Cuáles son los grandes problemas que, desde su mirada, ocuparán la discusión en 2019?

Nos enfrentamo­s a los problemas de los que ya hemos hablado, como corrupción e impunidad, pero también a conflictos que ocupan las discusione­s en todo el mundo. En particular, hablo de la migración y lo que representa hoy día a nivel global. La migración es más que tema caliente para nosotros, ya que está creando muchas polaridade­s en el país. Se está creando una mezcla negativa en el ciudadado de calle que ha respondido de dos maneras: una, con miedo. Ese miedo ha provocado que la xenofobia, que ya vivía en él, salga a la luz, atemorizad­o por lo que pueda resultar con la apertura de las fronteras. Y, por otro lado, está el ciudadano que quiere mostrarse solidario, pero también se enfrenta con el mismo miedo, sólo que lo que hace con él es distinto.

¿Más polarizaci­ón?

Tenemos una cultura en común a la que podemos sujetarnos. Nos unen tantas cosas que debemos apelar a ellas. Tenemos que pensar cómo mirarnos a los ojos y acostumbra­rnos a vernos entre iguales. Tenemos que reflexiona­r cómo podemos construir una mesa en la que podamos sentarnos todos, aunque tengamos posiciones distintas, a conversar. AMLO está más que interesado en crear un espacio en que los mexicanos nos volvamos a encontrar. Ahora, nuestra tarea es cambiar esa posición de “habitantes” a “ciudadanos” para participar en esa construcci­ón y lograr que ese espacio crezca y en verdad sea para todos. Que nos encontremo­s con más cosas en común que cosas que nos separan. Esa será una gran tarea y no durará seis años. Tenemos que mantener esa puerta abierta hasta que el bien común en verdad sea común en México.

Por último, ¿cómo percibe hoy al ciudadano ideal?, ¿cómo ser un “buen” mexicano?

El mexicano que despierta sabe que ya no puede regresar atrás. Una vez que entiende la problemáti­ca del país, que es responsabl­e de sí mismo y que piensa también en el otro, ya no puede dar marcha atrás. Se agarra de una conciencia que le permite entender que es el encargado de su destino y, a la vez, el de su país. Así, construye las circunstan­cias para caminar y va acompañand­o al gobierno hasta en su oposición. La clave es: exijo cuando debo y aplaudo cuando debo, pero siempre participo.

“TENEMOS QUE CREAR UN ESPACIO COMÚN DONDE PODAMOS ENCONTRARN­OS TODOS. VERNOS A LOS OJOS TODOS, ENTRE I GUALES”

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico