Ximena Sariñana
La vida de Ximena Sariñana cambió desde que nació su hija Franca, hace casi un año. Ahora guarda un equilibrio con su nueva faceta y regresa con un disco en el que explora nuevos géneros.
Su faceta de mamá le ha traído muchos cambios a su vida. Ahora regresa con un nuevo disco en el que explora nuevos géneros.
Puede que Ximena Sariñana pase horas sobre un escenario o en el estudio componiendo canciones o grabando un nuevo material, pero en realidad es una alquimista que inventa fórmulas para equilibrar su vida y sentirse plena. Hace no mucho tiempo tuvo que poner a prueba esta habilidad, pues un nuevo elemento, el más importante, llegó a su vida: su pequeña hija Franca, quien está por un cumplir un año de nacida.
Gracias a que ha aprendido a conocerla, adaptarse e integrarla a su vida personal y artística, Ximena descubrió en la maternidad aspectos que no conocía de sí misma. “Una cosa muy bonita que tiene el ser mamá es que te das cuenta de lo aguantadoras que somos las mujeres y de lo capaces que somos para funcionar al mismo tiempo que nos desvivimos por una persona. Es increíble verte a ti misma estando ahí totalmente para tu familia o para tu hija y al mismo tiempo hacer todo lo que hacías antes”.
No ha cumplido ni un año como mamá, pero la cantante y actriz ya sabe qué es lo que más disfruta cuando está con la niña: ser testigo de cómo evoluciona y se forma como persona. “Ver qué es lo que la hace reír o enojar, lo que le da miedo, lo que la cansa o la relaja. Es bonito empezar a conocer a esa persona que te va a acompañar toda la vida”.
Los cambios han sido varios para Ximena, pues por primera vez en su vida combina su carrera con la maternidad. Pero lejos de estresarla, esta mezcla le ha dado una plenitud que no había podido alcanzar en los más de 20 años de trayectoria que tiene.
Ahora lo que le importa, asegura, son los proyectos que “se sienten bien” y no se preocupa por el qué dirán. “Me concentro mucho en lo que me hace feliz y en estar muy tranquila y cómoda con quien soy y con todo lo que es para mí ser mujer”.
Por ahora estará concentrada en la promoción de su cuarto álbum de estudio, ¿Dónde bailarán las niñas?, que viene
después de sus éxitos Mediocre (2008), Ximena Sariñana
(2011) y No todo lo puedes dar (2014).
Este nuevo material discográfico, que grabó antes de embarazarse de Franca, fue una especie de presagio que anunció al mundo el regreso de la Ximena que conocemos, esa que no tiene miedo de experimentar con nuevos ritmos, como el género urbano en su primer sencillo “Qué tiene”.
A pesar de que está cien por ciento dedicada a su música y familia, no descarta algún día volver a actuar. Después de todo, como actriz también tiene una carrera sólida que la respalda, con éxitos como Todo el poder (2000), Amar te duele (2002), o Niñas mal (2007).
La pregunta sobre su regreso al cine o la televisión es inevitable, y ella responde que le encanta actuar, aunque hasta el momento no se ha presentado la oportunidad de que lo vuelva a hacer. Por lo pronto estará concentrada en la promoción de su nuevo álbum, en su hija y en seguir festejando su primera década en la música.
“Diez años de carrera ya pesan y he aprendido un montón en este tiempo. He ido y venido, produje mi propia música, trabajé con muchísima gente y cada logro te va dando más confianza. Tengo 33 años y en ese aspecto parecería que más bien voy muy rápido, pero creo que estoy conectada con mi intuición y eso me permite estar lista para que, cuando las oportunidades se presenten, sepa que estoy en el momento adecuado para recibirlas”.
Los cambios han sido positivos para Ximena, quien dice siempre estar dispuesta a seguir creciendo en todos los sentidos, y pasarla bien en lo que hace.
“La verdad es que no le tengo tanto miedo a cambiar. En ese aspecto me siento muy cómoda con lo que soy; creo que más bien tengo muchas ganas de experimentar y de probar cosas nuevas más por un rollo de divertirme y de poder salir de mi zona de confort”.
“Con la maternidad eres capaz de ponerte en un segundo, tercero y hasta cuarto plano, y eso es muy lindo. Es un sentimiento que vas descubriendo en ti y que a lo mejor no sabías que tenías”.
“Me siento muy ilusionada de combinar estas dos etapas. Estoy muy contenta en todos los aspectos de mi vida”.