Quién

DÍA DEL PADRE

-

Héroes, estrictos, consejeros, guías y hasta “súper barco”. Así eran (o son) los padres de estos famosos.

Cuando le preguntamo­s al cantante sobre lo que más admira de Benny Ibarra Garza, no dudó en responder que su energía, ligereza y su desenfadad­o trato con la gente. “Él me enseñó a tratar a las personas como quieres que te traten: siempre con respeto y de forma accesible”, dice el ex Timbiriche.

Aunque sus padres se separaron cuando tenía tres años, sintió que su familia seguía intacta, pues ambos decidieron que la educación de sus hijos sería prioridad, al igual que el legado artístico. “Me daba orgullo que pasara por mí a la escuela o cuando me dirigía en el papel de Danny Zuko en Vaselina, mismo que él interpretó años atrás”.

El rockero siempre estuvo presente, “incluso fue súper ‘barco’, pero firme de conviccion­es”, como lo describe su hijo, quien recuerda con alivio cómo su papá lo sacó de un apuro cuando a los 17 chocó su coche y puso en peligro su vida y la de otras siete personas. “Sabía que vendría a apoyarme y así fue”.

“Hoy tengo que decirte, papá, amado Benito Raúl Ibarra Garza, genio y figura, buen hombre y amigo: gracias por siempre estar y por tanto amor. Seguiré tus pasos siempre. Te amo más que nunca”.

“¡Es mi héroe! Se esfuerza a diario para darnos lo mejor; él es lo máximo y lo amo muchísimo”, dice orgullosa la joven actriz, quien en más de una ocasión ha declarado que fue el mismo Juan Carlos Peralta quien inspiró la ternura de su papel en No se aceptan devolucion­es. “Mi papá es un poco más formal que el personaje de Eugenio Derbez, pero creo que es igual de necio y amoroso que mi pa’ de la película”, nos cuenta Loreto.

“Mi papá es el hermano menor de 11 y desde muy chico tuvo que aprender a trabajar. Se casó muy joven y poco después nací yo”, así resume el actor parte de su historia, en la que el papel de su padre como hombre responsabl­e y proveedor fue siempre la constante. “Él ha trabajado mucho para darnos todo lo que necesitamo­s. En nuestra casa nunca faltó nada”.

El suyo fue uno de esos casos en el que el orgulloso en las gradas era el hijo. Aarón amaba acompañarl­o a sus partidos de futbol, donde su héroe dejaba todo en la cancha y goleaba. “Era el mejor y todo el equipo lo amaba por su carisma, corazón y amabilidad”, recuerda orgulloso.

Dice Aarón que a su padre le gustaba corregir de forma un tanto fuerte, pero que siempre había un motivo. Lo describe como “alivianado”, como cuando lo ayudó a entrar a una discoteca sin ser mayor de edad. “Hoy tengo que decirte, papá, que te amo. Gracias por el ser el padre que eres, por darme el ejemplo que siempre me has dado”.

Otra caracterís­tica de su papá es que mantiene el equilibrio perfecto entre un padre “barco” y uno estricto, porque, dice, es alguien que siempre está ahí para echar la mano y apoyar de forma incondicio­nal, sobre todo en tareas o proyectos que tengan que ver con el arte.

“Hoy tengo que decirte, papá: gracias por todo lo que haces por mí y por nuestra familia. Gracias también por el ejemplo de trabajo y responsabi­lidad que nos has dado. Mis hermanos y yo te vamos a amar para siempre”.

No, la actriz no es hija de Ernesto Zedillo ni pasó su infancia en Los Pinos, como bromean sus seguidores en Instagram cada que sube una foto con él. “Siempre lo admiré. Es mi mayor ejemplo a seguir porque pasó de no tener nada y vivir las circunstan­cias más difíciles a crearse la vida que siempre soñó”, nos dice Ana.

Con tres carreras universita­rias y largas jornadas de trabajo, su padre tenía poco tiempo para jugar con sus hijas, pero la futura actriz se las ingeniaba para convivir con su héroe de la vida real: reprobaba matemática­s a propósito para pasar más tiempo juntos. Cuenta Ana que le tenía mucho respeto, incluso algo de miedo, pero entendía que sólo la estaba educando y que su padre quería lo mejor para ella.

“Hoy tengo que decirte, papá, que si volviera a nacer, te volvería a escoger como mi padre. Eres el mejor”

Le gustaba llamarlo “don Luis”. Lo hacía desde niño a pesar de que era una época en la que el respeto a los mayores era casi una ley. Sus padres se divorciaro­n cuando Luis era un niño, así que los paseos dominicale­s en el Centro Histórico eran lo máximo para este futuro productor de tele. “Él era un ejecutivo, pero también le gustaba dirigir cámaras y producir teatro, así que siempre dije que de grande quería ser como él porque siempre lo admiré”.

Empezaron a trabajar juntos cuando regresó de estudiar de Estados Unidos. Su padre lo puso a aprender desde abajo, como él lo hiciera en los inicios de la televisión mexicana con don Emilio Azcárraga Vidaurreta. “Desde entonces ya no me separé de él, hasta su muerte, a los 97 años”.

Admiraba su carácter y fortaleza, además de su porte español y galanura de caballero. “Hoy tengo que decirte, papá, que sería el hombre más feliz del mundo si te tuviera a mi lado en estos momentos. Te extraño y te tengo presente.”

El gran héroe de la cantante y compositor­a es su padre, quien de no tener nada y vender seguros logró ser maestro, director y fundador de una escuela de inglés. Es, dice Paty, un ejemplo perfecto de superación.

Su familia siempre estuvo primero, presume su orgullosa hija, quien desde niña amaba las emociones fuertes como las montañas rusas. “Mi papá se subía a todas conmigo, me hacía sentir y me trató siempre como una persona inteligent­e a la que incluía en sus conversaci­ones y gustos”. Dice Paty que su papá ha sido siempre un hombre de equipo y su mamá es su pareja en todos los sentidos, aunque de los dos fue siempre el “preocupón”. “Cuando me vine a vivir a la Ciudad de México estaba muy chica, así que tuvimos una conversaci­ón difícil, pero al final me dejó venir por lo mío”.

Él siempre buscó la independen­cia de su hija a pesar de su falta de organizaci­ón, incluso le ayudó a conseguir su primer departamen­to y la asesoró en aspectos financiero­s y hasta sentimenta­les. “Hoy tengo que decirte, papá Armando, “Charmando”, porque sí que eres encantador, que te amo. Gracias por darlo todo por tu familia”.

Dice Olivia que gran parte de su personalid­ad libre y curiosa se la debe a su padre, el empresario Carlos Peralta, quien crió a sus hijos sin ataduras, pero siempre bajo su protección incondicio­nal. “Amaba esos días en Tequesquit­engo, donde pasábamos horas en la lancha para que yo esquiara más y más”, recuerda Oli.

Desde entonces, enfatiza, era ya el típico papá “barco”, pero siempre con una personalid­ad que se imponía y equilibrab­a ese aparente exceso de libertad que le daba a sus hijos. Hoy las cosas son similares, Oli es todavía su pequeña hija, pero es consciente de que es ya una mujer adulta que toma sus propias decisiones. “En mi relación con Justin ha sido de mis mayores cómplices, sin emitir juicios sobre la forma en la que hemos decidido llevar nuestro amor”, dice orgullosa.

Lo describe como un hombre generoso, cuyos chistes y alegría son los ingredient­es perfectos para tener una hija plena. “Hoy tengo que decirte, papá, que la relación que tenemos es muy especial porque las almas libres nos entendemos muy bien”.

Después de 11 años de divorciado­s, Brad le llamó a Jenn al enterarse de la muerte de su madre. En septiembre de ese mismo año el actor anunció su separación de Angelina Jolie.

La actriz celebró sus 50 años con una fiesta en el hotel Sunset Tower de Los Ángeles con algunos de sus mejores amigos ¡y Brad! como el invitado sorpresa.

Al parecer el acercamien­to entre los actores fue cada vez más frecuente y reforzaron sus lazos de... ¿amor o amistad? Brad fue invitado a la tradiciona­l fiesta navideña que organiza Jennifer para sus mejores amigos en su casa.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico