ANDREA BELLUSO, EL FOTÓGRAFO QUE HABLA
El fotógrafo de moda y publicidad se encuentra en la Ciudad de México sondeando la posibilidad de desarrollar la segunda etapa de su proyecto Arts for future en nuestro país. Aprovechamos su visita para descubrir que, en su proceso, hablar y escuchar son
Ala pregunta: “¿de dónde eres?” el fotógrafo Andrea Belluso responde “de muchos lugares; soy casi indefinible”. Nació en Eritrea, que hasta 1993 formó parte de Etiopía. Su padre era italiano; su madre, mitad etíope, mitad italiana. En 1974, al principio de la revolución en el país africano y tras la caída del emperador Haile Selassie, Andrea, de dos años, fue llevado junto a su hermana mayor al sur de Francia. Después, la familia se trasladó a Londres, donde el padre desempeñó labores en la embajada italiana. Ya en la capital británica, creció y vivió su adolescencia en medio del efervescente movimiento punk.
De esa época, Belluso recuerda que no le gustaba la escuela. Prefería la música, tocar la batería y hacer fotografías con su primera cámara: una Hasselblad analógica que había sido de su padre. A los 15, por la desesperación por tener un hijo punk y desentendido del colegio, su padre mandó a Andrea al estudio de Bardo Fabiani, un fotógrafo de moda italiano que, en la década de los ochenta, se instaló en Glebe Place, Londres, donde trabajó para Ritz Magazine y realizó fotografía publicitaria para las tiendas de moda más prestigiosas del momento.
“Me arreglé para ir a la entrevista porque me interesaba ese trabajo. Bardo observó mis fotos y dijo: puedo ver que no sabes nada de fotografía, pero tienes buen ojo”, recuerda. Así arrancó su carrera como tercer asistente: trayendo la comida y todo lo necesario para un día de sesión, tocando las luces solo cuando el segundo asistente se lo pedía, sin poner ni un dedo sobre la cámara y sin poder hablar con las modelos.
Hablar. Casi cuatro décadas después de ese punto de partida, Andrea Belluso lo que más hace es hablar. Lo hace en inglés y en italiano. También intenta, con aparente fluidez, hacerlo en español. En la casa en la que nos encontramos con él, en la colonia Roma de la Ciudad de México, montó un estudio en un breve pasillo para poder hacer unos retratos con la modelo Dryka Kiister. Frente a ella, Belluso comienza a hablar. Habla de la esencia, de la energía, de ser ella. “La imagen que creamos”, dice, “es una cosa muy definida que no es nosotros. Es una energía de separación. Si podemos ver a las personas sin juzgar, podemos ver a la persona. El ser y no el cuerpo. Cuando el ser va a mostrarse, el cuerpo será de una belleza increíble”.
Admite que la suya, es una forma muy “loca”. Si está trabajando con un coche, por ejemplo, intenta preguntarle al vehículo cómo quiere ser iluminado, fotografiado y presentado al mundo. “No voy de cabeza. No lo pienso. Es el coche el que va a hablar conmigo”.
Andrea Belluso ha sido, a excepción de los cinco años que mantuvo sus manos alejadas de una cámara, fotógrafo de moda y publicidad. Ha retratado a figuras icónicas como Linda Evangelista, Christy Turlington y Naomi Campbell. Ahora ha lanzado un proyecto al que califica como
el más personal de su carrera: Arts For Future, una colaboración con bailarines de The Royal Swedish Opera, a quienes retrató y luego reemplazó, en postproducción, algunas partes de su cuerpo por elementos de la naturaleza. “Es una invitación a crear cambios a través de la belleza, que es una herramienta mucho más poderosa de lo que reconocemos”. Esta iniciativa consiste en adquirir impresiones de gran formato de las capturas de Belluso, y lo recaudado se destina a la Fundación Príncipe Alberto II de Mónaco. Ésta es la razón por la que se encuentra en México y desea que la segunda parte de esta iniciativa se desarrolle en nuestro país.
“PARA MÍ NO EXISTEN REGLAS EN LA FOTOGRAFÍA: ES UN ARTE CREATIVO, Y SI FUNCIONAMOS CON REGLAS NO PODEMOS CONSTRUIR”.