JAVIER CAMARENA: EL MEJOR CANTANTE DE ÓPERA ES MEXICANO
El tenor mexicano recibió el International Opera Awards como mejor cantante masculino. El premio, considerado la mayor distinción en el mundo de la ópera, es la joya de una corona forjada en los mejores escenarios del mundo.
Noviembre de 2004. Un joven Javier Camarena pisa el escenario del Palacio de Bellas Artes de la CDMX. En su debut, sorprende con la interpretación de Tonio, el joven campesino en La fille du régiment, la ópera del compositor italiano Gaetano Donizetti. Quince años después, y con el mismo personaje, el tenor mexicano consigue que el público asistente al Metropolitan Opera House de Nueva York lo ovacione cerca de dos minutos.
En el video de aquella noche de febrero de 2019, disponible en la plataforma Youtube, se aprecia al tenor mexicano interpretar el aria “Ah! mes amis… Pour mon âme”. Segundos antes de que Javier lleve a la frente su mano derecha en el saludo marcial, el gesto con el que termina su canto, el público reunido en el Met, uno de los teatros más simbólicos para la ópera, estalla en una ovación. La audiencia se ha rendido ante sus encantos. Camarena cierra los ojos y en ese gesto, el personaje lo abandona para dejar que el tenor disfrute de la euforia. La hazaña de conseguir las nueve notas altas que demanda la alegre partitura, es emocionante.
Parece que en ese paréntesis que se forma entre los dos Toni de Camarena (el de su debut en Bellas Artes y el de El Met) está condensada su trayectoria, forjada a través de las demandantes notas que los compositores más importantes de la historia de la ópera han encomendado a los tenores y que, en la voz del mexicano de 45 años, se han impactado en las paredes de los teatros y salas de concierto más relevantes. La joya de la corona es el reciente International Opera Award, el Oscar de los cantantes de ópera, que recibió este año por instantes como el que acabamos de describir.
“Ser reconocido así por esta institución como el mejor cantante masculino del año, me llena de muchísima satisfacción. Siendo mexicano por supuesto que me llena de mucho orgullo”, comentó el mexicano en esta entrevista desde su casa en Suiza.
Los cantantes, los directores de escena, los coros, las nuevas producciones: desde su creación en 2012, este premio reconoce a lo mejor del ámbito operístico a nivel internacional. La edición que se otorgó el pasado 10 de mayo correspondía a los trabajos ejecutados durante el 2019, ya que como el propio Camarena comenta, en 2020 a la “ópera también le dio Covid-19”. Antes de que la pandemia se esparciera por todo el mundo, obligando a los teatros y salas de concierto a cerrar sus puertas, el mexicano tuvo uno de los años más “movidos”: fue de Nueva York a CDMX, pasando por Bilbao, Londres, París, Madrid, Barcelona, Roma, Los Ángeles, Guadalajara y Ámsterdam con las partituras de Rossini, Donizetti o Vincenzo Bellini entre las manos.
Con el regreso paulatino y de aforos reducidos para las artes presenciales, Javier Camarena confiesa que no ha sido nada sencillo retomar el ritmo. Es como un fisicoculturista que se entrena todos los días para una competencia, pero que si de pronto deja de hacerlo, pierde el tono muscular. “El canto es una actividad física: estamos acostumbrados desde pequeños a usar los músculos que intervienen en la producción de sonido, pero un cantante de ópera necesariamente tiene que hacer un uso extraordinario de su cuerpo”.
Se prepara ya para el regreso a una producción completa de ópera en el mes de julio en el Teatro Liceo de Barcelona, donde cantará Lucia di Lammermoor, la que dice es su ópera favorita hoy por hoy. “La música es maravillosa. Es una de las más bellas que hay, y el argumento es muy simple, casi shakespeariano. Tiene uno de los dúos para soprano y tenor más bonitos. Toda la escena final de lo que él tiene que cantar solo hasta la conclusión de la ópera es de una belleza y de un sentimiento tan profundo que realmente te mueve”.
Esta última declaración evidencia otra de sus respuestas en las que confiesa que su momento de mayor goce es el estudio. La parte teórica. “Abrir la partitura, un libro de música y empezar a descubrir todas las cosas que están escritas, todos esos detalles, me fascina. Y luego racionalizarlos, pensarlos bien y tratarlos de llevar a la práctica.”
En prácticamente todos los casos, el tenor mexicano es el personaje principal masculino. Esto, dice, es resultado de la consolidación de 15 años de trabajo constante y de haber tomado “esto” de la manera más seria posible. “Si hay algo en una función que no me gustó, trato de hacerlo bien a la siguiente. Esa es la magia que tiene la ópera: cada representación va a ser completamente distinta de la otra, incluso tú”.
“El premio es muestra de lo que puedo hacer como mexicano. Ha sido un camino de muchísimo esfuerzo y trabajo. Para mí es mostrar que México también es esto”.