MONIKA REVILLA ANTE LAS HISTORIAS
Conversamos con la guionista mexicana con motivo del estreno de Somos, el proyecto de Netflix con James Schamus y del que fue la cabeza del cuarto de escritoras.
Interior. Las oficinas de un corporativo internacional, tarde. Esta podría ser la acotación en el guion de un momento de inflexión en la historia de Monika Revilla. Ya egresada de la carrera de comunicación y con un trabajo formal en Europa, miraría el gafete entre sus manos y pensaría: “no puedo hacer esto toda mi vida.”
En la pantalla, veríamos recuerdos de infancia: una niña juega a hacer obras de teatro con sus hermanos, hace primitivos cortometrajes que edita con la misma cámara casera con la que los filma. Su mirada en el close-up de esta hipotética serie bastaría para saber que está a punto de abandonarlo todo para volver a hacer aquello que la hacía feliz: contar historias.
En esta entrevista, Monika Revilla nos cuenta que construyó una profesión a partir de un juego y se lanzó a la búsqueda de un espacio en una industria desconocida.
Su primer trabajo como guionista fue en Café, un documental reconocido en Nyon Visions du Réel en Suiza, y su primer acercamiento a la ficción se dio con Juana Inés, serie producida por Canal Once que, dice, implicó leer toda la obra de la Décima Musa y revisar cómo era la vida conventual del siglo XVII.
Fue este el trabajo que James Schamus vio en ella para confiarle el primer proyecto desarrollado en México para Netflix. Se trata de Somos, una adaptación de un texto periodístico de Ginger Thompson que reconstruye, a través de la narración oral, la masacre ocurrida en Allende, un poblado del estado de Coahuila.
“Es una respuesta necesaria a las narcoseries, que suelen glamorizar al narco y banalizar la experiencia real de vivir en un estado de violencia. Intentamos darle la vuelta y, en vez de poner el foco sobre el narcotraficante, lo ponemos sobre la gente que lo está viviendo”, relata.
Para ello, el cuarto de escritores que lideró, tomó como base la estructura narrativa que contempla las múltiples voces y que, señala, hacen que el personaje principal sea el propio pueblo de Allende el que cuenta el fenómeno de un cartel que transforma la vida de sus habitantes.
Esta aproximación a un tema con aristas sociales forma parte de las inquietudes creativas que Monika ha plasmado en proyectos como La Casa de las Flores, con Manolo Caro, y El Baile de los 41, con David Pablos. “Como guionista, estoy muy consciente con lo que arrojo al mundo, con las historias que cuento y con las ideas que plasmo en la pantalla. Me parece que va más allá del entretenimiento, de lo que se ve en la superficie”. Corte a oscuro. FIN.
“TRATAR EN UNA SERIE EL FEMINISMO O LA REPRESENTACIÓN LGBT, VA MÁS ALLÁ DEL ENTRETENIMIENTO”.