PRISCILLA VISTA POR SOFIA
Platicamos con Sofia Coppola, escritora, directora y productora de Priscilla, película que muestra la historia real y honesta de la mujer que se casó con Elvis Presley.
Es directora, guionista y productora. Tiene varias películas en su trayectoria, incluida Las vírgenes suicidas (2013) y Lost in Translation (2003), por la que ganó el Oscar a mejor Guion Original. Está casada con el cantante de la banda Phoenix, Thomas Mars, quien también es padre de sus dos hijas adolescentes, y hablamos con ella porque está estrenando una película sobre la historia de la mujer que se casó con Elvis Presley y que podremos ver en cines y en la plataforma de streaming MUBI.
Hablamos de Sofia Coppola y de su gran habilidad y perspicacia para contar historias y hacer películas que podemos reconocer por su estética femenina y la manera en que nos hace identificarnos con sus personajes, generalmente mujeres que pasan una importante transformación.
La idea para hacer esta última película sobre la historia de Priscilla y cómo conoció a Elvis le llegó cuando estaba releyendo la autobiografía Priscilla Presley, Elvis and Me (1985). Ya la había leído antes, años atrás, pero en ese momento sintió un ligero parecido con la película de María Antonieta. En cambio, esta vez se dio cuenta que era el momento correcto para contar esta historia, la de una mujer que creció muy rápido, que se convirtió en la pareja de la estrella más importante de la época y que revela todas sus preocupaciones y sus experiencias sobre ser la esposa del rey de rock and roll.
Para Sofia era muy importante contar la historia sin juzgarla y, claro, sin modificar nada, así que trabajó de la mano con la misma Priscilla, quien hoy tiene 78 años y también es productora ejecutiva del filme. Hace un par de años veíamos el estreno de Elvis del director Baz Luhrmann, y aunque podría parecer que hablamos del mismo tema, esta versión no tiene nada que ver: es todo lo opuesto y la protagonista es ella. Esta es la perspectiva de Priscilla contada por la mirada de una directora que es mamá de una adolescente (Romy Mars, hija de Sofia tiene 17 años), igual que lo era Priscilla cuando conoció a Elvis. “Fue la primera vez que trabajé con una historia en la que pude ver las dos perspectivas: la de ser una adolescente y la de ser madre
de esa adolescente”, nos dice Sofia mientras pensaba en cómo retratar las escenas para transmitir ese coming of age.
En la película, es evidente el cambio de niña a mujer del personaje principal, interpretado por una Cailee Spaeny que en ese momento tenía 24 años, pero gracias al trabajo de maquillaje y vestuario, y sin dejar de lado su excelente actuación y su actitud, aparentaba los 15 de su personaje. “Cuando la conocí, me impactó cómo hablaba y cómo se movía, sentí que tenía todas las cualidades para este papel. Cailee tiene una delicadeza femenina, pero al mismo tiempo una fuerza interna”, dice Sofia, recordando el momento del casting. En cuanto a Jacob, no sabía cómo encontraría a alguien tan específico y un amigo suyo se lo sugirió; cuando lo conoció pensó que era tan carismático que esa debía ser la misma cualidad que Elvis tenía, y se dio cuenta de que era perfecto para el papel.
“EN LA HISTORIA PUDE VER DOS PERSPECTIVAS: LA DE SER UNA ADOLESCENTE (POR PRISCILLA) Y LA DE SER MADRE DE ESA ADOLESCENTE (POR MI HIJA ROMY, DE 17 AÑOS)”.
Desde las primeras escenas, Cailee aparece como una niña, pero poco a poco va usando más maquillaje –su delineado siempre es perfecto–, sus peinados se vuelven más voluminosos y la ropa que usa es más compleja y elegante. Esas escenas, como es costumbre en el trabajo de Coppola, están retratadas de manera que tienen un toque de glam, pero también hay en ellas una cierta nostalgia. Sentimos a Priscilla cerca y vemos cómo vive una realidad aislada de la de todos los demás. No queremos revelar de más pero, spoiler alert: ésta es una película sobre una historia de amor con todos sus matices, los momentos alegres y los más oscuros o tormentosos de una relación, una historia compleja pero honesta que nos recuerda nuestro lado humano.