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LA BODA DE ALE INFANTE Y PEYO CANALES

Después de quince años de noviazgo, Alejandra Infante y Juan Pablo Canales unieron sus vidas con un “sí quiero” en el altar en una celebració­n íntima y rodeada de sus familiares y amigos cercanos.

- Por Maite Cuesta Fotos Iván Rizo, Rafael Pulido y Marian Coufal

El reloj marcaba las ocho de la noche. Alejandra estaba lista para dar el paso más importante de su vida... y en esta ocasión no era precisamen­te en una pasarela. Las puertas de la iglesia se abren, las luces se prenden y, con una entrada triunfal, la modelo tapatía inicia su camino rumbo al altar.

La ceremonia religiosa se llevó a cabo en La Parroquia San Juan Macías, en Guadalajar­a. Alejandra desfiló por la iglesia luciendo un diseño custom made de Benito Santos. El vestido de encaje, manga larga y de estilo princesa, en conjunto con las joyas de Elan High Jewelry, los zapatos Dione y el makeup y peinado de César Hernández de Luis Torres Salón, hicieron que el bridal look de la modelo fuera clásico y la hiciera verse espectacul­ar. Por su parte, el novio, Juan Pablo Canales, ‘Peyo’, también optó por un chaqué a la medida de Benito Santos, quien mantiene una relación cercana con Alejandra, lo que sumó un valor adicional a los looks.

Después de una emotiva celebració­n religiosa, llegó el momento de brindar junto a la nueva familia por su unión nupcial. La fiesta se celebró en Paseo del Bosque, una de las zonas residencia­les más exclusivas de Guadalajar­a y eligieron como wedding planner a Fabiola Alférez. Todos los presentes disfrutaro­n de una deliciosa cena armonizada con música en vivo y, para brindar con los novios, el protagonis­ta fue Don Julio 1942, el tequila principal de la boda. Al terminar de cenar los invitados tomaron un aperitivo cortesía de Corajillo y se prepararon para ver el primer baile de los novios, quienes eligieron la canción: “Something I Need” de One Republic. La decoración jugó un papel indispensa­ble: las bolas estilo disco en el techo y el letrero neón justo al frente de la pista fusionado con las flores y velas crearon una atmósfera sofisticad­a y elegante, pero a la misma vez relajada.

Después, llegó el momento de divertirse y, como era de esperarse, los invitados y festejados lo dieron todo en la pista. Para ese momento la novia eligió un segundo vestido, también de Benitos Santos, esta vez strapless y de lentejuela­s en el que también se veía espectacul­ar, sumando un total de tres diferentes looks para la boda. Se bailó y se gozó cada segundo pero, sobre todo, nos quedó claro que tanto Alejandra como ‘Peyo’ recordarán esta noche por el resto de sus vidas.

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