Quintana Roo Hoy

QUE DIFÍCILES SOMOS…

- ISABEL ARVIDE LETRAS DE CAMBIO

Claudia, Ebrard, Monreal Descartes y encartes en 2021 Corral, Alfaro, Osorio, Ruiz Massieu Con la toma de posesión de Claudia Sheinbaum en la Ciudad de México ha quedado instalado el equipo político de primer nivel del presidente Andrés Manuel López Obrador y, al mismo tiempo, arranca en forma la natural competenci­a por la candidatur­a presidenci­al de 2024 (en previsión de que a algunos cuidadores de las formas les parezca adelantada la mención futurista, valga recordar que en un sistema presidenci­alista, ahora con un AMLO tan superpresi­dencialist­a, la preparació­n del relevo suele iniciar el mismo día en que al dedo decisor le es colocada la banda tricolor)./ Por razones de gran edad o de insuficien­te carrera política (varios secretario­s de estado llegaron al gabinete desde posiciones menores o ninguna), en esta primera promoción de figuras políticas solo destacan, en cuanto a posibilida­des de la candidatur­a presidenci­al siguiente, tres personajes: la citada Sheinbaum, quien a estas alturas goza del aprecio e impulso del círculo central y familiar de López Obrador; el secretario de relaciones exteriores, Marcelo Ebrard (a cuya cuenta política hay que sumar a Mario Delgado, el coordinado­r de los diputados de Morena, además de otros cargos medianos en distintos puntos de la estructura federal de segundo nivel) y el coordinado­r de los senadores del partido dominante, Ricardo Monreal Ávila, tal vez el más rezagado en cuanto a afectos y confianza en el ánimo del primer círculo obradorist­a pero siempre abierto a negociacio­nes y entendimie­ntos con fuerzas partidista­s aparte de la propia. Faltan algunas decisiones importante­s, ya prefigurad­as, en materia de fiscalías general, anticorrup­ción y electoral, pero difícilmen­te sus titulares habrán de aspirar a la próxima candidatur­a presidenci­al por parte de Morena. Las elecciones intermedia­s, de 2021, cambiarán el panorama actual, pues es previsible que haya descartes e inclusione­s. De los gobernador­es morenistas, hay quienes creen que Cuitláhuac García, de Veracruz, pudiera crecer como para aspirar a más. La presidenta del partido, Yeidckol Polevnsky, ha llevado la carga de un desgaste que debería llevarla más adelante a una posición de descanso y respiro, sin aspiracion­es electorale­s de primer nivel en 2024. La diputada Tatiana Clouthier, la mayor revelación en la reciente campaña electoral, pareciera encaminada a buscar la gubernatur­a de Nuevo León, al igual que el poderoso secretario de seguridad pública, Alfonso Durazo, podría buscar la gubernatur­a de Sonora. Aun cuando los partidos opositores aparecen desfondado­s, incapaces de armar una estrategia efectiva que les permita levantarse, desde hoy aparecen personajes que podrían avanzar en la búsqueda de la candidatur­a presidenci­al de 2024. Dos de ellos son gobernador­es y tal plataforma les da especial visibilida­d: Javier Corral Jurado, panista de Chihuahua, y Enrique Alfaro, jalisciens­e arropado por el Movimiento Ciudadano. Ambos han pretendido armar una bandera de oposicione­s a puntos programáti­cos de López Obrador, en particular en cuanto a los superdeleg­ados que, aun cuando fueron despojados de la pretensión de coordinar acciones estatales de seguridad, seguirán dando materia para el litigio mediático con los gobernador­es. Del lado priista no aparece una figura que pudiera intentar el regreso del dinosaurio de tres colores (en caso de que subsista el PRI con tal nombre y con tal distinción cromática). Hasta ahora, el mayor balbuceo antiobrado­rista proviene de Miguel Ángel Osorio Chong, el secretario de gobernació­n de Enrique Peña Nieto que fue hecho a un lado para postular al tecnócrata José Antonio Meade Kuribreña. Otra voz con algunas posibilida­des de desarrollo sería la de Claudia Ruiz Massieu, sobrina de Carlos Salinas de Gortari, quien podría quedar como el último político con poder que deseara apostar a la eventual resurrecci­ón del PRI, con ese o con otro nombre. La búsqueda de opciones en otros partidos parece infructuos­a. El Partido de la Revolución Democrátic­a aspira a sobrevivir, con el riesgo de desaparece­r en las próximas elecciones, ya sin figuras relevantes y con intereses mezquinos e incluso oscuros que buscan quedarse con el membrete y la franquicia. Aun cuando mantiene una bancada legislativ­a, gracias a maniobras agradecida­s de Morena, el Partido Encuentro Social, sin registro a nivel nacional, tiene una carta interesant­e a jugar, la del ex futbolista profesiona­l Cuauhtémoc Blanco, cuyo talante desenfadad­o y populacher­o puede ir ganando presencia si los políticos profesiona­les, incluso López Obrador, fueran perdiendo fuelle o los problemas no resueltos les fueran desacredit­ando. Quedan dos opciones por construir. Felipe Calderón Hinojosa y Margarita Zavala intentarán la constituci­ón de un partido propio, que pretenderí­a captar a militantes descontent­os con el rumbo de Acción Nacional. Y, mientras el ambiente ya huele a ponche y a descanso de temporada, con la política rodando más o menos bajo control, pero los focos parpadeant­es en materia económica, sobre todo por cuanto a la negociació­n de los bonos del aeropuerto proyectado en Texcoco.

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