“Cuitláhuac me secuestró”, afirma Del Río Virgen
Luego de permanecer 6 meses preso en un penal del estado de Veracruz, José Manuel del Río Virgen, secretario técnico de la Junta de Coordinación Política del Senado, anunció que emprenderá acciones legales contra el Gobierno de Cuitláhuac
Del Río, dijo que en su traslado de Xalapa a la CDMX, un auto lo estaba siguiendo
García y contra la Fiscalía veracruzana.
Antes de una reunión en el Senado, Manuel Del Río señaló al gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, como el responsable de su captura, al considerar que “fue secuestrado”.
Al regresar a la Cámara Alta, senadores de diversas bancadas aplaudieron y arroparon a Del Río Virgen, mientras que Ricardo Monreal, integrante de Morena, celebró que su lucha por la justicia “no ha fracasado”.
Ayer, durante su conferencia “Mañanera”, el presidente Andrés Manuel López Obrador habló sobre un escritor cuya obra es tan vasta como poco conocida: José María Vargas Vila.
¿Pero quién fue este autor colombiano que inyectó tanta literatura en su política y que, viceversa, inoculó tanta política en su literatura? Desde luego, no hay que preguntar a los opositores del primer mandatario mexicano porque lanzarán espumarajos contra el tabasqueño y contra el bogotano. Y más Enrique Krauze, el falso historiador y Cancerbero de Octavio Paz, quien, hace algún tiempo, a través de Christopher Domínguez Michael, su crítico literario de cabecera, se lanzó contra la obra de Vargas Vila.
Lo cierto es que Krauze, como tantos otros huérfanos de imaginación literaria, sintió desconcierto ante la magnitud de la obra del colombiano. Se comprende. El destacado autor de Sombras de Águilas fue un crítico radical que se lanzó a la yugular de las ideas conservadoras y el imperialismo estadounidense. Gracias a que, desde hace mucho tiempo, las grandes firmas editoriales se encuentran secuestradas por el neoliberalismo y mercado, la obra del autor de Ante los bárbaros se conoce poco. Y hay que rescatar del abandono esta obra cuya pluralidad (escribió más de cien libros) ha hecho palidecer a los amigos de la tiranía.
La obra de José María Vargas Vila, rica en aforismos e ironías lapidarias, criticó con dureza (y con razón) a los opresores que se alimentan de “cadáveres de pueblos”. Para este valeroso escritor colombiano, cuyo pensamiento ha sido continuador de las ideas de Simón Bolívar, José Martí y Benito Juárez, “la prudencia es el eufemismo del miedo”. Y justo por ello los admiradores y cómplices del injerencismo, que siempre han sentido una mórbida pasión por el brillo del hacha, se sienten aterrados ante su vasta obra esclarecedora.