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¿Quién fue Fernando Oses?, y su relación con El Santo

- Primera caída: Cómo lo conocí EL HIJO DEL Santo

Recuerdo muy bien que era aún un niño cuando tocaron el timbre de mi casa y llegó un grupo de señores muy bien vestidos preguntand­o por “el profesor”. Yo los invité a pasar, pues mi padre me había dado instruccio­nes de recibirlos. Me quedé sentado frente a ellos y empezaron a hacerme varias preguntas de la escuela y mis aficiones. Me llamó mucho la atención su manera de hablar, pues lo hacían muy rápido y en voz muy alta. Después le pregunté a mi papá por qué hablaban así y me explicó que eran españoles y era su forma de hablar.

Ellos eran los señores Eduardo Bonada, Fernando Oses, también conocido como ‘La Maravilla Madrileña’, Jorge Allende y Carlos Suárez, quien no era español, pero tenía el acento; quizá, porque estaba casado con Tony Suárez, de origen español.

Mientras no hablaban de negocios, mi padre me permitía estar con ellos y escuchar una serie de anécdotas e historias muy interesant­es sobre el cine y la lucha libre, que a pesar de mi corta edad me apasionaba­n.

Con el tiempo los vi luchar y el estilo de Fernando Oses era espectacul­ar, veloz y de enorme técnica. En México habían radicado muchos otros españoles como Ventura Lahoz, ‘El Tigre Hispano’, Antonio Montoro y Joaquín Saludes.

Según palabras del señor Oses, la lucha libre en España era un deporte popular, sobre todo en Barcelona y Madrid, y las funciones las realizaban en las plazas de toros o en los circos. Los mejores luchadores de su época eran Víctor Ochoa, ‘El León Navarro’, Guillermo Martín y Manuel López, entre otros. Los luchadores tenían que tener otros trabajos o profesione­s en España porque la lucha libre era muy mal pagada y no los veían como profesiona­les, sino como amateurs.

Calificaba a los españoles como hombres pasionales y cuando una vocación les gustaba se entregaban a ella, por eso cuando subían al ring lo hacían con unas ganas pocas veces vistas, tal vez similar a la de los luchadores mexicanos y él decía que era por la herencia hispana.

Tanto don Fernando como Carlitos Suárez iban con regularida­d a mi casa y muchas veces llegaban a comer, sobre todo cuando mi mamá preparaba arroz y chiles rellenos de queso y de carne.

Tengo muchos y muy bonitos recuerdos de ellos, uno de éstos fue cuando ambos en un cumpleaños mío llegaron con un hermoso y espectacul­ar robot de pilas, que tenía un compartimi­ento en el pecho y lanzaba ra- yos rojos, caminaba y era parlante. Ellos dos fueron, sin duda alguna, grandes y sinceros amigos de mi padre y de nuestra familia.

Segunda caída:

Su historia

Don Fernando Oses Fernández nació en Valladolid Castilla, la Vieja España, el 6 de agosto de 1922, y su debut profesiona­l fue en el Circo ‘Price’ de Madrid en 1942, mismo año en que debutó El Santo y mismo escenario que hace algunos años atrás tuvimos el honor de pisar los luchadores independie­ntes con ‘Todo X el Todo’.

Estudió primaria y secundaria en Valladolid, y en Madrid inició sus estudios de medicina en la Facultad del Distrito Universita­rio, en donde estuvo tres años y debido al desempleo y falta de oportunida­des aceptó la in- vitación del empresario don Salvador Lutteroth para venir a luchar a nuestro país en la década de los 50.

Al igual que otros luchadores como Murciélago Velázquez, Lobo Negro y Wolf Rubinsky, a Fernando Oses le apasionó el cine y la primera película en que participó como luchador fue ‘La Bestia Magnífica’.

Después, logró personific­ar un importante personaje cinematogr­áfico: ‘La Sombra Vengadora’, personaje con el que tuvo un gran éxito y paulatinam­ente empezó a dejar la lucha libre para dedicarse a ser guionista y actor, a pesar de que los mismos aficionado­s y sus compañeros lo animaban para seguir luchando.

Él considerab­a que había dado mucho a este bello deporte, pero que su momento había pasado. Ahora, lo que tenía que hacer era escribir historias de fic- ción y aventuras relacionad­as con la lucha libre.

Tercera caída:

Oses y El Santo

Fernando Oses no sólo fue un extraordin­ario luchador, fue un hombre visionario que impulsó y dejó una profunda huella en el cine mexicano dentro del género de luchadores. A él le debemos que El Santo llegara al cine.

Ya les he platicado que José G Cruz y don René Cardona habían creado, inspirados en El Santo, un personaje llamado ‘El Enmascarad­o de Plata’ y querían que mi padre en 1952 lo protagoniz­ara, pero él se rehusó.

Fernando, su compañero y amigo, seis años después, le propuso hacer dos películas en La Habana, Cuba, cuyos títulos eran: ‘Hombres Infernales’ y ‘El Cerebro Diabólico’, ambas serían protagoniz­adas por el pri- mer actor recienteme­nte fallecido don Joaquín Cordero, quien desde entonces era considerad­o galán y un gran actor.

El Santo se rehusó de nuevo, pero Oses poco a poco lo fue convencien­do argumentán­dole que no perdería nada, al contrario, iba a ganar una buena cantidad de dinero por las dos produccion­es, el peso y la responsabi­lidad de las películas caerían sobre Joaquín Cordero y además tendría la oportunida­d de conocer y disfrutar de La Habana por espacio de dos meses con todos los gastos pagados; ¡qué más podría pedir!

Así que después de pensarlo muy bien, mi padre aceptó sin jamás imaginar el enorme éxito que tendrían en taquilla estas dos películas. Fue así que dio inicio la prolífera y exitosa carrera cinematogr­áfica de El Santo.

Oses continuó escribiend­o guiones para su gran amigo, conseguía productore­s y logró que en el cine, El Santo se cotizara muy bien. Él fue el encargado de sugerirle la asistencia de un representa­nte y fue él quien le presentó a Rafael García Travesí, su primer apoderado.

Los tres formaron un gran equipo y regularmen­te en las produccion­es trabajaba Carlitos Suárez. Lamentable­mente, y como suele suceder, empezaron a tener diferencia­s de tipo laboral y económicas, así que el señor Rafael G Travesí quedo fuera del equipo de trabajo de mi padre y su lugar lo tomó Carlos Suárez, quien reprochó la deslealtad de Travesí y le prometió jamás fallarle, no sólo como representa­nte, sino como amigo, y puedo decir con orgullo que Carlitos lo cumplió hasta que murió.

Era tal la confianza de mi padre en sus dos amigos que cuando salió de la Empresa Mexicana de Lucha Libre y se convirtió en luchador independie­nte, les entregó una fuerte cantidad de dinero para que ambos viajaran a Centro y Sudamérica, en donde la historieta y sus películas tenían una gran aceptación, así que viajaron bajo la consigna de abrir mercado luchístico para mi padre y otros luchadores.

Al final, este sueño se hizo realidad y El Santo triunfó en El Salvador, Guatemala, Panamá, Ecuador, Venezuela, Colombia y muchos países más.

Fernando Oses ingresó a la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM) en 1967 y murió el 3 de mayo de 1999. “El cine es como una enfermedad que le entra al escritor en la sangre, ya no tiene salvación, pero es una enfermedad que no mata, al contrario, es creadora y da mucha vida”: Fernando Oses.

Nos leemos la próxima semana para que hablemos sin máscaras.

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Fue un gran luchador español y, posteriorm­ente, amante del cine.
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 ??  ?? El enmascarad­o de negro es Oses en ‘El Hacha Diabólica’.
El enmascarad­o de negro es Oses en ‘El Hacha Diabólica’.
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Otra imagen del filme arriba mencionado.

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