Se abrió paso a contracorriente
El racismo, la marginación y los insultos no detuvieron a Serena Williams, número uno del mundo y poseedora de 23 trofeos de Grand Slam, la mayor cifra de Majors en la Era Abierta.
A contracorriente, la tenista oriunda de Saginaw, Michigan, se abrió camino en el llamado deporte blanco.
Su padre, Richard, denunció en varias ocasiones la discriminación y ofensas de las que fue objeto Serena y su hermana Venus, por el color de su piel.
Sin embargo, esto no frenó a Serena, quien con sólo 17 años de edad, en 1999, ganó su primer Grand Slam, el Abierto de EU. Dos años más tarde, Serena vivió uno de los pasajes más dolorosos de su carrera al recibir insultos al salir a la cancha a disputar la Final de Indian Wells, que ganó.
En ese momento la afroamericana había perdido la lucha por la igualdad de derechos y oportunidades, que la han caracterizado. Tras el incidente no regresó al torneo hasta 2015.
La poseedora de 72 títulos también ha sido objeto de burlas y descalificaciones al ser comparada con un hombre por sus musculosos brazos y su corpulenta figura. Pero ella lo toma con filosofía y humor.
Serena rompió barreras y se convirtió en la máxima figura del tenis femenil en la Era Abierta y además se perfila para seguir rompiendo e imponiendo récords.